Cecilia Morel y Sebastián Piñera, un matrimonio en jaque

Cecilia siempre ha estado lejos de ser el prototipo de mujer rica que acude a actos sociales. En una ocasión confesó que cuando su marido -dueño de una de las mayores fortunas del país- comenzó en política en los 90, no se sentía cómoda entre mujeres de derecha. «Yo pertenecía a otro grupo, otra sensibilidad», recordaba. Aun así, le apoyó. Y con 33 años comenzó a tener un marido y un padre ausente. Ella se encargó de criar a sus cuatro hijos y recuperó su faceta profesional trabajando con jóvenes drogadictos y montando una Fundación para apoyar a mujeres vulnerables. Cuando cumplió los 50 años, en 2004, el matrimonio se dio un tiempo. Cecilia se fue a París a vivir con su hermana mayor y se matriculó en La Soborna. Allí disfrutó de su libertad y marcó distancia entre la agenda de su marido y su vida familiar y personal. Algo que a día de hoy sigue haciendo, empezando porque no le gusta que la llamen primera dama.

Por eso cuando su marido se presentó a la reelección en 2018 ella se desvivió por acompañarle para que consiguiese la victoria a pesar de los desplantes públicos que dejaron en evidencia el desgaste de la pareja.

Cecilia nunca ha ocultado la descortesía de su marido, aunque tampoco la ha criticado, más bien la ha justificado hasta hoy. En una entrevista para su biografía no autorizada reconoció que en la primera cita Sebastián ya no le abrió la puerta del coche al bajarse, como se estilaba en la época. También relató como en su primera Navidad en Boston, cuando su marido estudiaba en Estados Unidos. Él viajó a Chile a pasar las fiestas de fin de año. Ella no podía subirse a un avión por su embarazo ya de siete meses de su primer hijo y cuando le recriminó que se quedaría sola, él dijo: «Celebraremos la Pascua después cuando vuelva». Y se fue.

Pero los desplantes públicos en plena etapa presidencial no han pasado inadvertidos convirtiéndose en virales y dando pie a todo tipo de especulaciones que apuntan a que ya solo son un matrimonio de cara a la galería. Recién elegido presidente cuando saludaban en el balcón del Palacio de la Moneda, Piñera corrigió a su mujer para que lo hiciera con la otra mano. Un gesto que desató una campaña en redes sociales con el hashtag #FreeCecilia, como le pasó a Melania Trump. O en marzo de 2019 cuando recibieron a los reyes de Noruega en el Palacio de la Moneda y él le apartó la mano porque no quería desfilar cogido a ella.

Algunos medios chilenos apuntan a que la primera dama hace su vida por libre y que de separarse lo hará cuando finalice este segundo mandato de su marido. Y es que ahora no es buen momento, ya que Cecilia no goza de la popularidad de antaño tras haber protagonizado dos sonados escándalos. El primero la filtración de un audio polémico en el que decía frases como: «Esto esuna invasión extranjera y alienígena. Vamos a mantener la calma y vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás». Un mensaje que había compartido con un grupo de amigas en plena revuelta social del país. Y en diciembre de 2020 en medio de las restricciones sanitarias por la pandemia fue criticada por haber viajado diez días de compras a Miami con sus hijas. Morel es muy coqueta y si hay algo a lo que no piensa renunciar es a ir a los mall. Su reaparición pública oficial puede que coincida con la celebración de la Fiestas Patrias, el próximo 18 y 19 de septiembre en Chile.