«Hay hombres con menos ganas de sexo cuando sus mujeres se quedan embarazadas»

La sexóloga Sonia Encinas aclara en esta entrevista algunos de los punto clave a tener en cuenta en la sexualidad de las parejas que esperan un hijo

«En el sexo, los jóvenes deben saber el anticonceptivo más eficaz, y no es el condón»

Sonia Encinas, reconocida sexóloga especializada en la etapa de la maternidad y la crianza y autora de «El sexo de las madres», lamenta que se dé por hecho que la vida sexual de la mujer se resiente con el paso de los años, ... pero más aún después de tener hijos. «Esta es una de las creencias que más condicionan y dañan las relaciones de pareja. Anticipamos, incluso antes de ser madres, que nuestra sexualidad va a ser un problema porque nos han dicho hasta la saciedad que las mujeres tienen poco deseo y que cuando somos madres ya no tenemos ojos para nada más que para los hijos».

Cuando una mujer se queda embarazada, ¿qué pensamientos suelen rondarle la cabeza la primera vez que mantiene relaciones sexuales?

Uno de los más recurrentes es el de si se hará daño al bebé. Especialmente, cuando son relaciones sexuales con penetración. Aunque no solo. También hay mujeres a las que les cuesta masturbarse o directamente no lo hacen, porque temen que las contracciones que tienen lugar durante el orgasmo puedan ser contraproducentes. Sin embargo, salvo casos excepcionales de embarazos de riesgo indicados por la profesional sanitaria de referencia, el sexo no solo no es perjudicial, sino que como explico y referencio en el libro, tiene múltiples beneficios. También hay mujeres a quienes les cuesta pensar en el sexo o practicarlo por creencias limitantes, herencia de una cultura sexual muy estrecha, como que el sexo es algo sucio o vergonzoso, en contraste con la mirada hacia la maternidad como una experiencia desexualizada y de supuesta «pureza».

¿Es habitual pensar que es mejor tener sexo durante los primeros tres meses porque después va a tener barriguita y ya no será lo mismo?

Todo lo contrario. Lo más habitual es que sea justo durante el primer trimestre cuando hay menos libido debido a las nauseas, vómitos, el cansancio extremo, etc. que experimentan muchas embarazadas. Lo que pasa es que esto choca con que es cuando más invisible resulta el embarazo, por un lado porque tenemos la costumbre de no compartirlo por el miedo a una pérdida gestacional —como si, de ocurrir, tuviéramos que vivir este duelo solas— y, por otro, porque físicamente no se nota tanto aún. En todos mis años de profesión, no me he encontrado con esa idea de «practicar más sexo» al principio, porque después «con la tripa no será lo mismo». Creo que, en general, como no es algo que suela hablarse, las mujeres se encuentran con sus propios cambios, emociones y vivencias durante el embarazo. De hecho, es en el segundo trimestre cuando más mujeres experimentan una subida de la libido que, por supuesto, no siempre se traduce en sexo compartido coital. Se habla poco de que muchísimas mujeres se masturban más en esta etapa, lo que es maravilloso.

¿Cambia la intensidad del orgasmo durante el embarazo?

Puede cambiar por un aumento de la sensibilidad debido a la mayor congestión sanguínea. Algunas mujeres cuentan que les es más fácil alcanzar el orgasmo, incluso por primera vez, debido a ello. También, por ese aumento de la capacidad excitatoria, pueden experimentarse orgasmos de mayor intensidad. Cada mujer y cada embarazo, por supuesto, son distintos.

¿Se siente menos deseada por el avance de su gestación?

Algunas mujeres sí y otras no. Es un tema complejo en que hay que tener en cuenta distintos factores. Por una parte, la propia relación de pareja y, por otra, la relación de la mujeres con su propio cuerpo, ahora gestante —cómo se mira, cómo se siente...—. Pero también hay que tener en cuenta la mirada que tiene la pareja hacia la maternidad, el propio proceso de embarazo o lo que entiende o no cómo erótico/deseable cada persona y por qué. Algunos hombres (mujeres no gestantes, no tanto) ven disminuido su deseo de prácticas sexuales por miedo o porque tienen una idea desexualizada de la maternidad. Como si por llevar dentro a sus bebés no pudieran verlas sexuales. Todo producto de mitos y mala educación sexual.

¿De qué manera ha evolucionado la imagen de la mujer embarazada y actualmente se puede sentir sexy en este periodo?

Cuento en el libro que en mis formaciones de sexología, siempre planteo un ejercicio. Observamos las primeras imágenes que aparecen cuando ponemos en un buscador de internet «mujer embarazada» y lo analizamos. Lo que vemos son, en resumen, imágenes de vientres de unas 20 semanas sin rostro, sin poros en la piel, sin estrías... Como si no hubiera una mujer y toda la diversidad detrás. Recibimos una imagen aséptica y médica del embarazo. Y luego contrastamos estas imágenes con las de fotógrafas como Esther Kiras, que muestran diversidad corporal, luz, color... y que resultan poderosas y llenas de vida. Esto habla de esas dos miradas hacia el embarazo que existen a la vez. Según la idea que protagonice tu imaginario, estarás más cerca de sentirte soberana y sexy o lo contrario. Pero también va a depender de cómo esté siendo el embarazo. No es lo mismo sentirse llena de energía, que con malestar.

¿Cuáles son los beneficios del sexo en el embarazo?

Son muchos los beneficios, y enumero algunos de ellos en el capítulo sobre el sexo durante el embarazo. Todos son importantes, pero por rescatar algunos, por ejemplo, podría decir practicar sexo ayuda a disminuir el cortisol (la hormona del estrés) o que el placer y bienestar que sentimos relajan al bebé al liberarse endorfinas que le llegan a través de la placenta. También facilita el sueño y el descanso, contrarresta el dolor de las contracciones o favorece un ambiente químico óptimos para el desarrollo embrionario y fetal. Como dice mi compañera Sandra Gómez, fisioterapeuta de suelo pélvico especializada en esta etapa, «lo que no hay son perjuicios, siempre que nos apetezca a nosotras».

¿Por qué invitas en tu libro a repensar el mapa erótico?

Porque aprender a hacerlo es un recurso que nos conectará con el disfrute sexual a lo largo de todas las etapas de la vida. Si esperamos que el sexo siempre sea igual, la frustración está asegurada. Además, cada momento de la vida que se sale del guion sexual normativo nos pone delante una oportunidad de oro para descubrirnos. Es lo que ocurre con la maternidad, pero, por ejemplo, también con la llegada de la menopausia. Se trata de preguntarnos genuinamente qué nos satisface y despierta a nosotras.

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¿Cuál es la razón por la que se habla poco de este asunto?

Por un lado, porque como en ese guion sexual normativo se piensa en sexualidad como sinónimo de coito, se invisibilidad e invalidan todas las experiencias sexuales que atraviesan las mujeres, como el embarazo, el parto o la lactancia, que son parte de nuestra sexualidad. Eso lleva a muchas a creer que es posible no ser sexuales o no tener sexualidad en esta etapa. Lo que no es posible es no tener sexualidad. Porque ser sexuales es inherente a ser humanas y la sexualidad no la definen las prácticas que tengamos. Si me han hecho creer que no tengo sexualidad, ¿de qué voy a hablar? Hay que romper con esto.

Por otro lado, por el tabú sexual. Si creemos que el sexo es sucio o vergonzoso, y a la vez que la maternidad es pura, limpia... pues parece incompatible. Otro mito a romper. Las madres somos sexuales, disfrutamos, gozamos... aunque lo que nos provoque ese goce no sea lo que el sistema patriarcal espera de nosotras. ¡Una gran oportunidad para reescribir nuestra relación con lo sexual!

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Sobre el autor Laura Peraita

En ABC desde 1994 como periodista de formación, empresa, motor. Desde 2011 al frente de ABC Familia, donde escribo y modero debates de lo más importante en la vida: nuestros peques, parejas y mayores.

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