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La tierna historia de Agustín (50 años); si se porta bien tiene permiso para visitar a su madre

La discapacidad intelectual de él y la demencia de ella cada vez les aleja más, pero cada día, a las 11 de la mañana, mantienen vivos su lazos afectivos. Ambos viven en la Residencia San Juan de Dios de Ciempozuelos

«Cuando de repente debes cuidar de un familiar tienes que organizar de golpe toda tu vida»

Tania Sieira
Laura Peraita

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Son las once de la mañana. Una hora mágica y esperada cada día con gran ilusión por Agustín. No es para menos. «¡Voy a ver a mi madre!», confiesa a ABC con gran entusiasmo mientras camina con paso acelerado y mirada al frente ... apoyado sobre su andador. Se sabe muy bien el camino, unos pocos metros son los que separan su edificio del de su madre. Al llegar, pulsa a tiro fijo el timbre para que le abran la puerta. Al entrar se escucha un altavoz que dice «¡Soledad!».

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