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Por qué la 'barra libre' de melatonina con los niños puede no ser tan buena idea

Las asociaciones de pediatría se unen para denunciar el abuso de esta sustancia entre la población infantil

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La melatonina no debería usarse más allá de cuatro semanas, advierten los expertos ABC
Carlota Fominaya

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Niños que no duermen las horas recomendadas y padres desesperados que recurren a administrar melatonina a sus hijos como primera solución a su problema. La situación, generalizada, se debe, según advierten los pediatras, a la libre comercialización de los preparados de esta sustancia como complemento dietético, un hecho que ha facilitado su adquisición y uso por la población general sin necesidad de indicación ni control médico y, por tanto, de su abuso en población infantil sana.

Además, «el uso de melatoninas comercializadas como complemento dietético puede ser menos segura y menos eficaz», denuncia el doctor Fernando Martín del Valle, miembro del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española del Sueño (SES) y neuropediatra del Hospital Universitario Severo Ochoa de Leganés.

Martín del Valle reconoce que la melatonina «presenta un amplio perfil de seguridad», pero también que «tiene efectos a múltiples niveles y se desconoce cuál puede ser el efecto a largo plazo, por lo que su uso debería estar limitado a cuatro semanas en niños y siempre bajo control médico». Este doctor recuerda que «es una hormona y como tal actúa sobre muchos niveles, desde el sueño, hasta el sistema inmunológico y endocrino, como antioxidante, onco-estático… No queremos transmitir miedo, es un medicamento muy seguro. No obstante, todavía se están estudiando sus múltiples funciones».

Si el niño tiene problemas para dormir, a su juicio los padres deberían intentar antes «la puesta en marcha de otras medidas de higiene del sueño, que incluyen un horario regular, realizar actividades relajantes al final del día, evitar la exposición a pantallas, especialmente la luz de móviles y tabletas, que va directamente a los ojos, lo que dificulta precisamente la producción de melatonina. Lo ideal sería retirarlas dos horas antes de acostarse».

Además, sugiere este doctor, «sería recomendable la práctica de ejercicio físico, llevar una alimentación adecuada, evitar bebidas excitantes (cosa que se observa en muchos adolescentes) y, si todo esto no funciona, nos podríamos plantear la ayuda de un tratamiento farmacológico como es la melatonina».

Pero, en cualquier caso, esta solo serviría, insiste, «en la ayuda a la conciliación del sueño. Lo que hay que hacer es utilizarla para enseñar al niño a descansar de manera autónoma, a ser posible, de una forma que cuando se despierte por la noche, sea capaz de dormirse solo».

Si el menor cierra los ojos en brazos y se despierta solo, prosigue este experto, «es indudable que va a querer brazos otra vez. Lo que hay que conseguir es que el niño sea capaz de dormirse de forma autónoma y sin ningún tipo de distrés. Hay que hacer una reeducación poco a poco hasta que se consiga de forma agradable para todos y, de la manera más autónoma posible, y en esto la melatonina poco puede hacer».

Trastornos del neurodesarrollo

La situación actual, insiste, «flaco favor hace a los pacientes diagnosticados de trastornos del neurodesarrollo, tipo autismo, TEA, TDAH…». Se estima que hasta un 80 por ciento de estos pacientes pueden presentar trastornos del sueño (por una secreción anormal de melatonina o por la propia sintomatología) por lo que el tratamiento de los problemas vinculados con el descanso es una parte fundamental del abordaje de los trastornos del neurodesarrollo.

Esto, explica este neuropediatra, «al igual que en los niños sanos, incluye medidas de higiene del sueño, psicoeducación, tratamiento conductual y farmacológico… donde la melatonina se convierte en la primera elección. A este tipo de menores, el sueño les repercute todavía más en su desempeño del día a día».

«El problema es que la falta de financiación de los preparados farmacológicos de melatonina para estos pacientes hace que el tratamiento pueda ser inasumible para algunas familias», mantiene Martín del Valle.

 

La situación de abuso ha hecho que unan fuerzas el grupo de trabajo de la SES, junto a cuatro de las principales sociedades científicas pediátricas (entre las que se encuentran la Asociación Española de Pediatría (AEP), la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP), la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) para alzar la voz y manifestar su profunda preocupación por el uso y abuso de los preparados de melatonina en la población infantil. También denuncian la falta de financiación de estos preparados cuando son comercializados como fármacos para niños con problemas neurológicos.

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