Vox aún no ha decidido si será Abascal quien presente a Tamames en la moción de censura

Sus señorías comenzaron a posicionarse este jueves ante la que será la sexta moción de censura de la democracia. Es la segunda que registra Vox, ambas contra Sánchez, pero es la primera vez que el candidato a sustituir al presidente en ejercicio es una persona ajena al partido que la promueve. A sus 89 años, Tamames pedirá su confianza a la Cámara Baja para formar un nuevo gobierno.

Los comentarios oscilan desde el respeto escrupuloso a un mecanismo recogido en la Constitución, hasta la burla indisimulada de diputados que tachan de «broma» la segunda tentativa de Vox de expulsar a Sánchez de La Moncloa en lo que va de la legislatura. No en vano, a izquierda y derecha recuerdan que no hay visos de que prospere, habida cuenta de que el PSOE y Unidas Podemos mantienen una mayoría sólida en la Cámara Baja para salir indemnes del debate.

En octubre del 2020, Vox ya encabezó una moción de censura contra el Gobierno de coalición, aunque en aquella ocasión el candidato a la Presidencia del Ejecutivo era el propio Abascal. Salió mal parado, en una disputa muy bronca, y el resto del hemiciclo se posicionó en contra de su investidura en sustitución de Sánchez.

La mayor incógnita a día de hoy es cómo afrontará Vox su propia moción de censura tras haber elegido un candidato independiente para medirse contra Sánchez. El debate lo empieza uno de los diputados firmantes de la iniciativa y después el presidenciable realiza un discurso en el que expone el programa de su hipotético gobierno. En la anterior, Ignacio Garriga presentó la moción y Abascal abordó su hoja de ruta. El jefe del Ejecutivo puede responder en cualquier momento, y los demás grupos tienen una primera intervención de media hora y una réplica de diez minutos.

Por ahora, Vox esconde sus cartas y ni siquiera ha decidido aún si será Abascal quien preceda a Tamames –en esa intervención no hay límite de tiempo, como tampoco en los discursos del candidato y del presidente– u otro diputado. El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, le restó este jueves importancia a la fecha que elija la presidenta de la Cámara Baja, la socialista Meritxell Batet, para el debate de la moción de censura.

Pedro Sánchez conoce bien el mecanismo constitucional de la moción de censura, el que le permitió en 2018 –pronto se cumplirá un lustro– suceder en La Moncloa a Mariano Rajoy. Y quizá por ello el Gobierno puso este jueves buen cuidado en no menospreciar en público la iniciativa de Vox y Tamames. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, manifestó en Gerona que se trata de «un instrumento constitucional, y por lo tanto un trámite serio».

Fuentes gubernamentales subrayan esa «seriedad» con la que el presidente afrontará el debate, lejos de cualquier intención de menospreciarlo o boicotearlo, como le permitiría el reglamento del Congreso, que ni siquiera le obliga a intervenir en el mismo, aunque en caso de hacerlo no tiene límite de tiempo ni de intervenciones.

Sánchez llevará por tanto un discurso muy trabajado para confrontar con Tamames y, sobre todo, con Vox. Pero sin perder de vista al PP y a Feijóo, al que este jueves los portavoces socialistas acusaron de haber dado, como dijo la propia Rodríguez, «un paso hacia adelante y otro hacia atrás» con respecto a la moción.

Por el contrario, el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, implicó directamente al líder de la oposición en la preparación de la moción, por haber comido hace semanas con Tamames, si bien el líder popular trató en vano de persuadir al candidato, diciéndole: «Si fueras mi padre, no te dejaría hacer esto».

En Génova la moción de censura de Vox provoca más indignación que otra cosa. Su posición, de entrada, es la abstención cuando llegue el momento de votar, porque Feijóo no tiene ninguna intención de votar con Sánchez, pero tampoco de respaldar una iniciativa que ve «inoportuna» y poco seria. El líder del PP cree que la moción de censura solo puede beneficiar a Sánchez en este momento, al brindarle una victoria justo cuando su Gobierno se muestra «convulso, dividido y en implosión».

Si se persigue un cambio de Gobierno en España, lo mejor, según Feijóo, es aprovechar las próximas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, que el PP afronta en clave nacional. El presidente del PP acusó a Vox de querer aumentar el «'show' parlamentario» con esta moción y pidió que se tome la política y a España más en serio. En el Grupo Popular prefieren que la moción se celebre cuanto antes, para pasar página y volver a «estar en lo importante y dejar de lado las chorradas que solo benefician a Sánchez».

En Podemos explican que no están centrados en estos momentos en la moción de censura de Tamames porque ni les preocupa ni la consideran seria. Fuentes de Podemos reducen la iniciativa de Vox a una instrumentalización de la Constitución en forma de burda «maniobra electoral contra el Partido Popular» de cara a las elecciones, informa Gregoria Caro. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, por su parte, se limitó a mostrar su «respeto» a que Tamames haya pasado de militar en el Partido Comunista a identificarse con Vox.

La portavoz política de Ciudadanos, Patricia Guasp, defendió este jueves el «no» de su partido a la moción de censura de Vox, «inútil», a pesar de que Inés Arrimadas llegó a llamar a Abascal para consensuar una posición común, en un intento de presionar al PP para que liderase él la iniciativa. «En noviembre la situación era diferente», dijo, aunque ahora se ha consumado lo que CS quería frenar: el fin de la sedición y la rebaja de la malversación.