Sánchez diseña los Presupuestos como «el primer acto de la campaña electoral»
El Gobierno asume que debe «salir del búnker» y pasar al ataque: «El contexto obliga»
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Ainhoa Martínez
Madrid
Pedro Sánchez arranca el curso con un cambio de estrategia política. En Moncloa asumen que hace falta dar un giro, desactivar la percepción generalizada de un Gobierno «de resistencia», incapaz de llevar la iniciativa y que vive aferrado al poder. «Hay que salir del ... búnker», resume nítidamente un alto cargo en conversación con este diario. El Ejecutivo busca proyectar la ficción de una legislatura viable y sus primeros pasos –tras el parón estival– van orientados a ello. Tres son las piezas que ensamblan ya la estrenada hoja de ruta: la vocación de presentar los Presupuestos a riesgo de fracasar, la aprobación de la quita de la deuda pactada con ERC y la reunión entre Salvador Illa y Carles Puigdemont en Bruselas. En varios planos simultáneos, Sánchez hace guiños a sus socios –cumple viejos compromisos y teje nuevos afectos– al tiempo que trata de marcar la agenda política para demostrar que «hay partido» y, sobre todo, campo para que el balón siga rondando unos meses más, en contraposición a la imagen de proyecto liquidado que trata de instalar la oposición
Fuentes consultadas por ABC reconocen que «el contexto obliga» a salir a la ofensiva, después de varios meses en posición de defensa técnica. De naturalizar la prórroga presupuestaria y esquivar el riesgo de perecer políticamente en una votación adversa en el Congreso, a presentar los Presupuestos Generales del Estado «con o sin apoyos».
En Moncloa reconocen que tras el «caso Cerdán» los socios exigieron proactividad al Gobierno: que empezara a legislar y saliera de la parálisis. «Hay que avanzar lo máximo posible en el tiempo que a esto le quede», exhortó Gabriel Rufián tras su última reunión en Moncloa con Sánchez, tras el informe de la UCO que sentenció al exsecretario de Organización socialista. Además de la presión de sus aliados, el presidente también considera que ha llegado el momento de «poner las cartas sobre la mesa», entendidas éstas como las prioridades políticas del Ejecutivo.
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En este sentido, las citadas fuentes anticipan que las cuentas se diseñarán como si de un programa electoral se tratase. «Si las tumban, será el inicio de la campaña», advierten desde el Gobierno. Aunque oficialmente tanto el presidente del Gobierno como todos los interlocutores aseguran que el naufragio de los Presupuestos no tendrá ningún efecto sobre la gobernabilidad y que Sánchez seguirá gobernando, en sus reflexiones en privado sí trasluce que un golpe político de este calibre supondría un punto de inflexión para el Ejecutivo.
«Pura estrategia»
«Esto será pura estrategia», reconocen, sin esconder que, llegado el momento, si el proyecto presupuestario no sale adelante, «seremos egoístas, tiraremos de tacticismo y elegiremos la opción que más nos convenga». En Moncloa barajan todos los escenarios. Si las cuentas prosperan, Sánchez encarrilará la legislatura, a expensas de los sobresaltos judiciales. Creen que si consiguen atraer a Puigdemont, la presión sobre Podemos será tal que no podrán permanecer inmunes, pues tendrán que cargar con la responsabilidad de haber frustrado notables partidas sociales. Si fracasan y sus socios infligen al Gobierno tan cruenta derrota, el PSOE ya anticipa el argumentario que pondrá a circular. «Tendrán que explicarlo» y puede que esas explicaciones tengan que ser en plena contienda electoral.
En esta tesitura, Sánchez utilizará las cuentas como estandarte de las medidas que el Gobierno podría aplicar si tuviera un apoyo suficiente en las urnas para llevarlo adelante. «El primer acto de campaña», insisten. En el Ejecutivo asumen que la estrategia de no llegar a presentar las cuentas fue equivocada, porque colocó toda la carga de la responsabilidad sobre sus hombros, mientras que sus socios quedaron a salvo del desgaste con unas posiciones maximalistas que no llegaron ni siquiera a ser objeto de negociación o descalificación. Además, la insistencia –que también se mantiene ahora– de que el naufragio de las cuentas en el Congreso no tendrá ninguna consecuencia en el devenir de la legislatura sigue restando incentivos a los aliados para asumir el coste de decir que no. Nadie quiere ser acusado de tumbar al Gobierno y dar entrada a PP y Vox en la Moncloa. «Vamos a negociar en serio», sostienen en el Ejecutivo.
En este contexto, Moncloa no pierde el tiempo y ya ha puesto en marcha la maquinaria. El BOE publicará hoy la orden ministerial de elaboración de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) para este año. Este trámite es el paso formal para iniciar el proceso y establecer las líneas que guiarán el proyecto. Desde Hacienda reconocen que ya han mantenido en los meses previos «contactos de manera un poco más informal» con los grupos parlamentarios. El objetivo de María Jesús Montero es que la senda de estabilidad pueda aprobarse este mismo mes de septiembre en el Consejo de Ministros para que pueda llegar al Congreso «en breve». Este paso previo, su aprobación parlamentaria, ya se tumbó por parte de Junts en julio del año pasado. Tras el varapalo, el Gobierno volvió a aprobarlo en Consejo de Ministros en septiembre sin cambios en sus cifras, pero acabó renunciando a llevarla de nuevo al Congreso ante la falta de apoyo de Junts. Ahora, en Moncloa aseguran que formularán los Presupuestos independientemente de la senda de déficit y recuerdan que su ausencia a quien perjudica es a las comunidades y ayuntamientos. Desde el entorno de Montero revelan que todavía no se ha negociado con los de Puigdemont.
No obstante, fuentes de Hacienda prefieren ser discretas sobre el avance de las negociaciones, confirman que están «en marcha», pero no quieren hacer nada que pueda contaminar las conversaciones. En este sentido, Montero recela de las formaciones que incluyen en estas conversaciones elementos que nada tienen que ver con las cuentas y avanza que se «dejará la piel». No obstante, también imponen ciertas salvaguardas y el argumentario que opera ahora es que los Presupuestos constituyen un «instrumento» para una mayor equidad entre los ciudadanos y «no un fin en sí mismo», tal y como dijo el propio Sánchez en su entrevista en RTVE. Montero aseveró que el presidente no anunció una «derrota parlamentaria» por el hecho de que no tiene los apoyos, sino que «reafirmó» que se va a presentar el proyecto de nuevas cuentas en cualquier caso, y quitó hierro a este aspecto al señalar que «es mucho más importante todo aquello que está promoviendo este Gobierno» con las cuentas prorrogadas.
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