Illa se pliega ante Puigdemont y allana la reunión con Sánchez
Moncloa lleva meses gestando la cita de hoy en Bruselas que supone el despliegue de la «amnistía política»
El 'president' se reúne mañana con el fugado líder de Junts este martes en Bruselas
Ainhoa Martínez
l Gobierno inicia el curso político con la pretensión de marcar la agenda política, alejándola de la escena judicial, y cultivando la expectativa de que la legislatura tiene recorrido, pese a que esté cimentada sobre terreno baldío. En este contexto se encuadra la reunión que ... hoy se producirá en Bruselas entre Salvador Illa y Carles Puigdemont. Fuentes conocedoras de los pormenores de la misma aseguran a ABC que Moncloa lleva trabajando en ella desde principios de año y se concibe como el preludio de la que será la gran foto, la que retrate a Pedro Sánchez con el expresident amnistiado. Esto es, pese a que formalmente haya sido Illa quien se haya dirigido al líder de Junts para concretarla, su iniciativa trasciende a la Generalitat y se encuadra en una estrategia articulada desde el Ejecutivo para reconstruir los afectos con los postconvergentes de cara al futuro.
La reunión se lleva reclamando por el entorno de Junts y del dirigente fugado desde hace meses, pero en el Gobierno han medido al máximo el calendario. Se han cuidado de activarla cuando han considerado que podía ser beneficiosa para sus intereses, con la negociación presupuestaria en el horizonte inmediato. Fuentes gubernamentales reconocen que la cita con Illa puede ayudar a allanar las conversaciones con los juntaires para la aprobación de unas nuevas cuentas públicas. Más allá del argumentario oficial de la «normalización» en Cataluña, la rehabilitación política de Puigdemont responde al despliegue de la llamada «amnistía política».
Esto es, mientras su aplicación efectiva –con efectos jurídicos– sigue varada en el Tribunal Supremo, a nivel político –con la ley ya aprobada por el Parlamento– se busca paliar este vacío, otorgando al expresidente el estatus de amnistiado, relacionándose con él en base a esta condición. Reconociéndole, por tanto, como interlocutor válido. «El PSOE ya ha entendido que con Puigdemont hay que hacer esta política de gestos», señalan desde la pata minoritaria de la coalición. De hecho, Yolanda Díaz ya se reunió en 2023 con él, generando una airada reacción de la parte socialista, y no descarta hacerlo de nuevo ahora para tratar de desatascar la aprobación de la reducción de la jornada laboral. La ley estrella de la vicepresidenta segunda depende de los votos de Junts.
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La relación entre Moncloa y los postconvergentes ha sido zigzagueante durante toda la legislatura, con momentos muy críticos, pero sin llegar a la ruptura. Tras el encarcelamiento de Santos Cerdán, la delegación socialista que se reúne mensualmente en Suiza ha quedado descabezada, con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ejerciendo de puente de manera temporal. Sin capacidad para materializar compromisos concretos, el Gobierno se ha entregado a la gestualidad. En el horizonte está, a la espera de que se concrete, la reunión entre Sánchez y Puigdemont. El presidente ha reconocido en numerosas ocasiones, en público y en privado, su disposición a hacerse esa foto, pero fuentes gubernamentales no la agendan en el corto plazo, «no hay fecha», y sí deslizan que se reservará para un momento culmen de la relación con Junts. Por ejemplo, la certificación de un pacto presupuestario. Puigdemont garantizó la investidura, pero nunca la legislatura y durante esta etapa ha infligido dolorosas derrotas al Ejecutivo, entre ellas, la referente al techo de gasto de las cuentas para 2025.
Para la reunión con el presidente del Gobierno «no hay fecha» todavía, se reserva para un momento clave en la relación
Más allá de que todo obedezca a una estrategia diseñada por Moncloa, con Illa como interlocutor interpuesto, el momento también se ha medido para evitar dejar expuesto al presidente de la Generalitat. A día de hoy, el principal pilar del poder territorial socialista. Se ha esperado al momento oportuno para evitar un desgaste gratuito al también líder del PSC, que en noviembre de 2024 visitó Bruselas y esquivó el encuentro con Puigdemont. Esto molestó sobremanera al líder de Junts, que exigía un trato equiparable al resto de expresidentes catalanes con los que Illa sí realizó una ronda de reuniones en la Generalitat. Desde entonces, el president ha hecho una encendida defensa de la aplicación de la ley de amnistía y en el PSC creen que el momento ahora viene salvaguardado por el reciente respaldo del Tribunal Constitucional a la norma.
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