Sánchez descarta por ahora hablar con Puigdemont
Sánchez remarca que la relación del PSOE con Esquerra Republicana es distinta a la que mantiene con Junts
Abucheos a Sánchez en el primer baño de masas militar de la Princesa Leonor en el 12 de octubre
Sánchez rehabilita a Junqueras a la espera de si llama también a Otegi y Puigdemont
Los tradicionales corrillos entre periodistas y políticos en los salones del Palacio Real de Madrid durante la recepción de la Fiesta Nacional estuvieron atravesados este jueves por una sensación que nadie explicitó abiertamente, pero que se notaba en el ambiente: las ... conversaciones entre el PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez no van bien, o al menos no tan bien como le hubiera gustado al Gobierno a estas alturas del mes de octubre. De primeras, el presidente en funciones se negó a poner una fecha a su investidura, y dio por bueno todo lo que sea conseguirlo antes del limite legal, fijado para el 27 de noviembre. Hace no tantas semanas el PSOE filtraba interesadamente que la investidura sería pronto, e incluso Patxi López llegó a explicitar el 17 de octubre. Todo eso caducó.
Al día siguiente de haber conversado telefónicamente con Oriol Junqueras y haberse sentado con su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, el presidente en funciones Sánchez se dedicó a despejar las decenas de preguntas en torno a su siguiente paso: ¿llamará a Carles Puigdemont? ¿se reunirá con él? ¿el siguiente es Arnaldo Otegi, líder de Bildu? La prensa pregunta porque este viernes Sánchez tiene previsto reunirse por primera vez personalmente con los portavoces parlamentarios de Bildu (nunca antes un presidente del Gobierno se ha sentado con esta formación y hace cuatro años el propio Sánchez los excluyó) y con Junts. Pero Sánchez descartó por ahora hablar con Puigdemont e insistió «por activa, por pasiva y por perifrástica» en que sus reuniones serán con los líderes parlamentarios.
La siguiente pregunta la dictó la lógica: ¿por qué entonces habló este miércoles telefónicamente con Oriol Junqueras, en el mismo día que se reunió con Rufián? Sánchez se justificó en la relación que el PSOE mantiene con Esquerra Republicana, socio desde hace cinco años, es distinta a la que mantiene con Junts. Finalmente, el presidente reconoció que la «negociación es complicada», pero indicó que «va en la dirección adecuada» y se está avanzando «paso a paso» con el objetivo de evitar una repetición electoral.
El otro 12-O. Valientes, curiosos, y el público en los tanques
Jesús Nieto JuradoA pesar de las pitadas al presidente en funciones, Pedro Sánchez, el público ha felicitado, e incluso ha abrazado, a los militares, muy cercanos con los civiles
Excluyendo al presidente, de las más de dos mil personas presentes en la recepción, la mejor informada sobre las negociaciones de amnistía se llama Félix Bolaños, ministro de la Presidencia en funciones y hombre fuerte de Sánchez en esta cuestión. «El acuerdo es posible, pero es difícil», explicó antes de precisar que las conversaciones van mejor con ERC que con Junts, porque con los primeros todo está «más normalizado». La siguiente en comparecer fue la ministra de Hacienda en funciones y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, miembro también junto a Santos Cerdán del equipo negociador del partido para la investidura. Montero reconoció que hacen falta «gestos» por parte de los independentistas, a los que dijo que había que seguir «ablandando». En este sentido, admitió que entre los socialistas hay «desconfianza».
Contra la oposición
De modo que, transcurridas ya dos semanas del plazo de dos meses del que dispone Sánchez para ser investido de nuevo, la cosa está atascada. Eso sí, el presidente insistió en que «lo que hagamos será constitucional».
Tras atender las preguntas de los periodistas sobre la amnistía y la investidura, y como es habitual en él, Sánchez aprovechó la conversación con la prensa para arremeter contra el PP, a quien culpó de los abucheos recibidos por la mañana en el desfile: «El problema lo tiene el PP, que no entiende que España es de todos. Echaron el resto y el 23 de julio le dijeron que no. Entiendo que es frustrante pero los símbolos, la bandera, la Fiesta Nacional somos todos, no solo ellos. Este es el problema del PP y Vox. No aceptan que España es más amplia que lo que ellos demuestran».
En esta ocasión, Zarzuela introdujo cambios en el formato de la recepción, aunque no avisó de ellos más que a posteriori. Esto propició que los invitados se distribuyeran por muchos más salones, lo que por una parte permitió que no hubiera las masificaciones a otros años, pero a su vez limitó sensiblemente el intercambio entre prensa y autoridades. Tanto fue así que gran parte de los ministros y de los presidentes autonómicos pudieron burlar a los periodistas. Zarzuela lamentó el despiste generado y lo explicó así: «Dado el número de invitados, superior a otras ocasiones, y por necesidades de respeto a las normas sobre aforos que tiene Patrimonio Nacional sobre el Palacio Real, en esta ocasión ha sido necesario habilitar tres salones, (Alabarderos, Columnas y Comedor de invitados) para el desarrollo de la recepción. De esta manera, al llegar al palacio los invitados y tras el saludo a los Reyes y a la Princesa, se han distribuido en esos tres salones, con la intención de que la recepción se desarrollara como en anteriores ocasiones y con libertad de movimientos entre salones. Los Reyes, después del saludo, han ido saludando nuevamente a los invitados por los tres salones».
El PP, como ausente
Mientras Sánchez hablaba a un nutrido grupo de periodistas en uno de los salones contiguos al comedor de gala de la primera planta del Palacio Real, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, bajaba la escalera de piedra de la residencia oficial de los Reyes. «Me iba a comer con Isabel Díaz Ayuso», comentó cuando fue interceptado por ABC. «Nos vamos de boda», bromeó la presidenta de la Comunidad de Madrid, que iba vestida de blanco. Feijóo entendía que en un día como el de ayer no era momento de hablar con periodistas y por eso se iba discretamente de la recepción y sin hacer ruido. «¡Será una broma!», exclamó en respuesta a lo que había dicho Sánchez sobre la derecha española. Respecto a los abucheos al presidente en funciones, dijo que «son un clásico en este acto»: «Quizá esta vez han sido un poco más. Habla de respeto a las instituciones y luego no es capaz de respetar al primer partido de España». «No hay un solo dirigente del PP que haya organizado ni mandado» una protesta ni abucheos contra Sánchez, aclaró Feijóo.
El presidente del PP explicó que «la España plural y diversa está gobernada con el Partido Popular, que gobernamos en doce comunidades autónomas y Ceuta y Melilla. Desde Madrid hasta Ceuta, desde Melilla a Cantabria», apuntó.
La recepción en el Palacio Real de Madrid por la Fiesta Nacional de España concluyó con las mismas incertidumbres sobre la gobernabilidad de España, aunque con la impresión de que al candidato socialista se le está atragantando más de lo que imaginaba. Esta mañana también se consolidó algo que empieza a ser constumbre: los dos partidos principales de España siguen dándose la espalda.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete