Sánchez crea su 'No a la guerra' de Gaza para agitar a la izquierda
Busca emular desde el poder la movilización que el PSOE lideró en la oposición al ejecutivo de Aznar
Le cede a Felipe VI la intervención ante la ONU para desacreditar la posición del PP sobre los dos estados
Moncloa utiliza Gaza para asfixiar a Sumar y agitar la calle
Madrid
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Iniciar sesiónPunto por punto. Ya lo avanzó José Luis Rodríguez Zapatero el pasado mes de abril. Durante la presentación de su último libro, el expresidente del Gobierno marcó el paso, trasladando su preocupación por la ausencia de protesta social ante el actual contexto bélico mundial, ... pero, especialmente, en lo que respecta al «genocidio» que el Gobierno de Israel está cometiendo en Gaza. Entonces, la palabra «genocidio» estaba proscrita en el argumentario gubernamental y bien lo sabe Margarita Robles, que sufrió una campaña de críticas internas y externas por pronunciarse en estos mismos términos en mayo de 2024.
Zapatero se lamentaba hace apenas cinco meses de que no hubiera en España «una reacción cívica como la que hubo con la guerra de Irak», recordando las masivas manifestaciones del 'No a la guerra' que llenaron las calles de España en 2003 y que permitieron sentar las bases de un malestar destituyente. «No me preocupa tanto el momento bélico como una reacción que hay que emprender», jaleó, para mostrarse confiado de que la sociedad internacional «volverá a pedir con fuerza» detener el proceso actual.
Dicho y hecho. Con su habitual ascendencia sobre la estrategia monclovita, la encomienda del expresidente, que entonces se espoleó desde la oposición –que él representaba al ejecutivo de José María Aznar– hoy se utiliza desde el Gobierno como un elemento de agitación de la izquierda desmovilizada. Tras las protestas que acabaron por boicotear el final de la Vuelta, en Moncloa vieron una ventana de oportunidad para crear su propia bandera, la patrimonialización de su movimiento antibelicista para tratar de compactar un espacio en horas bajas que requiere de un elemento aglutinador. De hecho, Pedro Sánchez dio un paso más allá este domingo desde Gavá, invocando también el 11-M para tratar de debilitar la posición del PP. «¿Os acordáis de José María Aznar? No esperamos ninguna lección, lo que esperamos son disculpas por su guerra de Irak y las mentiras del 11 de marzo», dijo en su intervención en la Fiesta de la Rosa del PSC.
Sánchez recupera el 11-M para atacar al PP por Gaza
Daniel TerceroLa baza propalestina ha permitido que el Gobierno recupere un bien muy preciado en política: el control de la agenda. Cercado por los casos judiciales y la debilidad parlamentaria, que hoy volverá a tomar cuerpo en forma de una nueva derrota, la defensa de la paz en Gaza se antojaba el trampantojo perfecto para enfocar la atención en una causa amable y en la que Sánchez reivindica, además, su liderazgo internacional. «España salva el honor de Europa», sostiene. El presidente tiene, además, el calendario de su parte. Este lunes el presidente desplegó los platos fuertes de su agenda en Nueva York, en el marco de la 80º Asamblea de la ONU. Sánchez pronunció un discurso en la Universidad de Columbia, con motivo del Foro de Líderes, con el objetivo de confrontar su apuesta progresista frente a la ola reaccionaria y, posteriormente intervino en la Conferencia Internacional de alto nivel para la solución pacífica de la cuestión Palestina y la implementación de la solución biestatal. Su gran puesta de largo en la cumbre, dado que se ha cedido el protagonismo a Felipe VI en el discurso ante la Asamblea de la ONU.
Protagonismo del Rey
Por primera vez desde que Sánchez llegara a Moncloa será el Rey quien intervenga en nombre de España. Oficialmente, se esgrime el 80º aniversario de la creación de la Carta de Naciones Unidas y también el 70 aniversario de la entrada de nuestro país en la organización internacional para reservarle este papel principal. Un argumento que no oculta la idoneidad de que sea el Monarca y no Sánchez quien lidere la delegación española en la recepción que ofrecerá el presidente de EE UU, Donald Trump, a los líderes presentes en Nueva York. La presencia de Felipe VI le permitirá esquivar la foto con Trump y su discurso –que está perfilado en connivencia con La Moncloa, al tratarse de política exterior– tendrá también un efecto en la arena nacional. Se espera que el Rey se pronuncie en unos términos similares a los que lo hizo durante su viaje de Estado a Egipto la semana pasada, en el que denunció «la crisis humanitaria insoportable» y la «total devastación» que está sufriendo Gaza. Felipe VI calificó de «brutal e inaceptable el sufrimiento» de la población gazatí y defendió abiertamente «un Estado palestino viable» que pueda convivir en paz con Israel.
Esta apelación a la solución de los dos estados, que también abandera el Gobierno, tiene un impacto directo en la convulsa escena nacional. El Gobierno trata de achicar el espacio al líder del principal partido de la oposición, obligándole a salir de una pretendida ambigüedad en los términos y confrontando con otros posicionamientos más duros, los que abandera el PP de Madrid, en clara alineación con Israel. La solución de los dos estados era una postura en la que la dirección nacional se encontraba cómoda hasta que se produjeron los atentados del 7 de octubre de Hamás y Sánchez avanzó en el reconocimiento de Palestina como solución al conflicto con Israel. En Moncloa esperarán a escuchar el discurso del Monarca, pero creen que una intervención contundente en este sentido podría servirles para parapetarse –tras las palabras del Rey– y repeler, así, algunos de los ataques que le llegan del sector conservador.
De hecho, el PP consciente del clima de opinión que se está generando a nivel internacional, con una cascada de reconocimientos del Estado palestino por parte de varios países de primer nivel como Reino Unido, Francia, Canadá o Australia, entre otros, ha comenzado a virar el rumbo y volvió a recuperar ayer el posicionamiento de 2014 en el que abrazó esta solución. Cuestión diferente es la crudeza en los términos en cuanto al «genocidio».
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