Los primeros ministros de Hungría y Polonia secundan a Meloni y piden el voto a Vox ante el 23J

Ambos coinciden en las críticas a la Unión Europea y a la «inmigración ilegal»

Abascal tensiones en Cataluña «peores» que en 2017 si gobiernan junto al PP

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, y su homólogo húngaro, Viktor Orbán, en una comparecencia conjunta en 2020 Efe

Nuevamente Santiago Abascal exhibe músculo en sus apoyos internacionales. Después de cosechar el pasado jueves el respaldo expreso de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, este martes se ha granjeado los de sus homólogos en Hungría y Polonia, Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki, respectivamente. ... Ellos tres son los principales espejos en los que se mira Vox en Europa y con ellos, junto a otros líderes como la francesa Marine Le Pen, comparte una estrategia euroescéptica que pone en duda el actual funcionamiento de la Unión Europea (UE) y arremete contra «la inmigración ilegal».

Vox coincide en una alianza de un grupo de partidos que se autodenominan «patriotas» y reivindican la primacía de los Estados sobre «las élites» de Bruselas. Según ellos, la UE cuenta que un exceso de «burócratas» que se entrometen en la soberanía nacional de los distintos países que la componen. No es la primera vez que el partido derechista saca pecho de sus lazos con sus formaciones homólogas, pero sí en plena campaña electoral. De hecho, desde Bambú remarcan que Abascal es el único candidato al 23J que ha cosechado el apoyo explícito de tres líderes de Estado europeos.

Meloni ya participó en un mitin junto a Macarena Olona —que ahora se presenta a las generales con su propio partido, Caminando Juntos— en las elecciones andaluzas del año pasado, aunque entonces todavía no era la primera ministra italiana. Morawiecki, que ha intercambiado visitas con Abascal, estuvo presente en el Viva22 de Vox, un acto festivo del partido celebrado el pasado octubre, y Meloni y Orbán mandaron sendos vídeos de respaldo. Pero en esa cita, sin duda, la sorpresa fue la aparición de Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, con un mensaje grabado.

Por ahora, de cara a los comicios del domingo, Abascal esta vez solo ha exhibido el espaldarazo de dirigentes europeos, pero no es algo menor. Son tres primeros ministros. En sus mensajes, Morawiecki y Orbán coinciden en señalar «la inmigración ilegal» como un problema para Europa. El mandatario polaco subraya el sistema común de valores que comparte con Vox, como pueden ser «la familia, las tradiciones, la cultura y la fe».

Morawiecki desea lo mejor a Vox y a sus votantes en las elecciones, y llama a reformar «juntos» la Unión Europea. Para ello, pide a los españoles que el 23J «elijan a aquellos partidos que respetan el pasado, la tradición, cuidan sabiamente el presente, como Vox, y, al mismo tiempo, tiene el coraje de mirar al futuro». Orbán, por su parte, en un mensaje repetido sistemáticamente por Abascal y los suyos en España, señala que Europa está «en apuros» por «los burócratas de Bruselas».

«Solo unos gobiernos nacionales fuertes pueden salvar a Europa», advierte el primer ministro húngaro, que insta a defender «la soberanía de los Estados nacionales». «Tenemos que proteger nuestras fronteras y nuestra cultura de los cientos de inmigrantes ilegales que inundan Europa. Debemos proteger a nuestros hijos y familias de la ideología de género progresista», incide Orbán en su mensaje.

Para ello, avisa Orbán, los aliados de Vox en Europa necesitan «una España fuerte, un nuevo compañero de armas europeo». «Levanten bien alto las banderas, luchen por la victoria y demuestren que el futuro pertenece a los patriotas. ¡Viva Santiago! ¡Viva Vox! ¡Viva España!», concluye Orbán. Si bien es cierto que Meloni ha moderado sus críticas a la UE desde su llegada al poder, también lo es que Hungría y Polonia han tenido sus más y sus menos con la UE.

La Comisión Europea suspendió los fondos europeos a Hungría por el deterioro en el país centroeuropeo del Estado de derecho y por su posición sobre la guerra en Ucrania —los húngaros mantienen buenas relaciones con la Rusia de Vladímir Putin—. Una preocupación que se extiende a Polonia en lo relativo a la calidad democrática. A la larga sombra de la supuesta falta de independencia del Poder Judicial, que ya ha provocado sanciones económicas de la UE, se une una ley que, según entienden Bruselas y Estados Unidos, está hecha a medida para perseguir al opositor Donald Tusk, bajo el pretexto de investigar la supuesta influencia rusa entre 2007 y 2008.

Vox, que rechaza frontalmente «la demonización» que supuestamente hacen de él la izquierda y los medios de comunicación, nunca ha censurado el presunto debilitamiento del Estado de derecho bajo el mandato de sus socios húngaros y polacos. Es más, la formación se limita a reivindicar, normalmente, la soberanía nacional de sus Estados frente a la imposición de una moral de la UE. En su programa electoral, Abascal promete impulsar un nuevo tratado europeo que devuelva a los Estados miembros «el protagonismo» frente a la burocracia de una Comisión Europea «que nadie elige y a la que nadie puede fiscalizar».

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