El valor de los diez de Leiza, que plantaron cara a la amnistía en un feudo de Bildu

Zubitur explica a ABC que, en realidad, la iniciativa tuvo más de improvisación que de heroicidad. El grupo tenía pensado desplazarse ese domingo a la concentración convocada por el Partido Popular en la Plaza del Castillo de Pamplona. Sin embargo, el repentino fallecimiento de un amigo muy cercano les hizo cambiar de planes. El funeral coincidía con la hora de la convocatoria y llegar a tiempo se antojaba prácticamente imposible.

«Teníamos claro que queríamos hacer algo», relata todavía emocionado por la repercusión que tuvo su modesta concentración. Descartada la posibilidad de desplazarse a la capital navarra, la víspera se les ocurrió que una buena forma de expresar su rechazo a la amnistía, sin renunciar a presentar sus condolencias a los allegados del fallecido, podía ser organizar su propia protesta sin salir del pueblo. Ninguno de ellos había fabricado antes ninguna pancarta, pero se las ingeniaron para construir un cartel «sencillo» en las formas, pero rotundo en el mensaje en contra de la ley pactada con el independentismo catalán.

Así, cuando el domingo salieron de misa, se colocaron bajo la pancarta y colocaron también la bandera constitucional de Navarra junto a ellos. «Rezamos un padrenuestro y tres avemarías», rememora. Todo ello lo realizaron coincidiendo con la celebración de un mercado agrícola en el municipio, por lo que su mensaje en contra de la amnistía se produjo cuando la plaza estaba «llena de gente».

Lo que desde fuera pudiera parecer una concentración modesta, en realidad en el contexto del municipio navarro adquiere tintes heroicos. Y es que, en la localidad los simpatizantes abertzales son mayoría y Bildu gobierna con nueve de los once concejales. Leiza es, además, uno de los municipios más castigados por el terrorismo de ETA. En sus calles empedradas rodeadas por el verde frondoso del Prepirineo navarro se perpetraron tres atentados mortales.

El 15 de octubre de 1982 los terroristas ametrallaron a Gregorio Hernández Corchete cuando salía del cuartel de la Guardia Civil después de revisar el arma que utilizaba para cazar. En el año 2001 ETA asesinó a José Javier Múgica Astibia, concejal de UPN, con una bomba lapa que colocó en los bajos de su vehículo. Un año después los terroristas asesinaron por tercera vez, esta vez a Juan Carlos Biero, agente de la Guardia Civil, con una bomba oculta en una pancarta con eslóganes a favor de los terroristas.

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A pesar del ambiente hostil que en una época tenían las concentraciones de condena, que en su día también lideró Zubitur, en esta ocasión el edil de UPN destaca el «respeto absoluto» que mostraron el resto de vecinos, a pesar de no simpatizar con su causa. Su presencia llamó la atención, pero quienes miraban no pasaron de sacar una foto y compartirla en redes sociales. No recibieron ni reproches ni insultos, certifica.

Eso sí, la imagen ha corrido como la pólvora, se ha hecho viral, y ya hay quien se refiere a ellos como los 'héroes de Leiza'. Todo ello, explica Zubitur, les da alas para seguir adelante con sus reivindicaciones, porque el mismo grupo que no se calló contra ETA y ha mantenido viva la memoria de las víctimas del pueblo está ahora decidido a plantar cara a la amnistía. De hecho, el lunes volvió a colocar la pancarta, ya sin concentración, para que su reivindicación siguiera visible y así piensa seguir toda esta semana. «A ver si así despertamos del letargo, que si no, nos van a comer», sentencia.