Así será la moción de censura: dos días de duelo cruzado entre rivales y socios

Ese papel de 'telonero' del debate correspondió en la moción de Vox en 2020 a Ignacio Garriga, hoy secretario general de ese partido. En el caso de la moción de Sánchez contra Rajoy de 2018 fue José Luis Ábalos el que argumentó en favor de la moción y del candidato, mientras que un año antes correspondió a Irene Montero hacer la intervención inicial en defensa del entonces candidato, Pablo Iglesias.

El debate, al contrario que la mayoría de los plenos, se ordena de menor a mayor según el tamaño de los grupos. La mañana del martes estará copada por la mentada intervención de Abascal, la previsible réplica de Sánchez y luego el discurso inicial de Tamames, cuyo contenido ya se ha conocido esta semana tras la filtración del mismo a la prensa, si bien él mismo, en la entrevista que publicó el domingo ABC, afirmó que se trata de un «borrador» antiguo, de febrero, y que habrá modificaciones tanto de contenido como de forma literaria del discurso, algo siempre importante en el escenario que desde hace siglos ha sido testigo de debates protagonizados por excelsos oradores.

Según el reglamento, el Gobierno puede intervenir en cualquier momento del debate. En La Moncloa han guardado con celo la estrategia a seguir. Pero sí han trasladado que por supuesto el presidente del Gobierno va a intervenir, aunque no existe obligación de hacerlo. La opción de no contestar y que fuesen los ministros los que replicasen es la que utilizó Adolfo Suárez en la moción del PSOE en 1980. La historia la recuerda como un episodio determinante para ejemplificar el cambio de época entre Suárez y Felipe González.

En 2017 el Gobierno del PP jugó al despiste sobre en qué momento intervendría Mariano Rajoy, que decidió responder a Montero. Lo que devino en un primer intercambio que hizo que la intervención del candidato Iglesias tardase en llegar. Lo mismo sucedió en 2018 y sucederá mañana con Tamames, que presentará su programa después de ese primer duelo. Dado el margen de respuesta ilimitada que el Reglamento concede al Gobierno es muy complejo hacer una previsión de los tiempos del debate. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que pasó la jornada preparando la moción, será quien conteste a Tamames.

Aunque en La Moncloa consideran al histórico comunista un candidato «instrumental» también quieren mostrar su «máximo respeto» por su figura y Sánchez también podría contestarle. Aunque el objetivo gubernamental es aprovechar el foco para «confrontar modelos y propuestas». El Gobierno va a utilizar el debate para atacar duramente al PP por no votar en contra: «Son las capitulaciones matrimoniales» entre Feijóo y Abascal, dijo ayer la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. La incógnita es qué hacen Irene Montero e Ione Belarra, que querían intervenir. No está en los planes del Gobierno. Pero al ser diputadas podrían intervenir en el turno de su grupo parlamentario. La propuesta de Podemos buscaba el protagonismo de sus líderes, no fue consensuada y denota también el clima de competición en la izquierda.

A partir de ahí, será ya en la tarde del martes cuando empiecen a desfilar los distintos portavoces de las fuerzas del arco parlamentario. Ellos sí tendrán que tener en cuenta el cronómetro. En su primera intervención tendrán 30 minutos y en la réplica 10 minutos. El candidato siempre les podrá contestar sin límite de tiempo. Y será él mismo quien decida si les va replicando uno por uno o si acumula las intervenciones. La intervención de la portavoz del PP, Cuca Gamarra, no se producirá hasta el miércoles. Ayer ella misma definió la moción como «un show político que erosionará la democracia». La finalización del debate no se puede anticipar. Pero la votación, que corresponde por llamamiento, se producirá seguro el miércoles.

Una de las imágenes que hará distinta esta moción de censura tiene que ver con la ubicación del candidato. Vox llegó a solicitar un asiento «que no comprometa su movilidad». Inicialmente se planteó que dispusiese de una mesa y un asiento en una zona por determinar del centro del hemiciclo. Pero en Vox no terminó de convencer y salvo cambio de última hora Tamames pronunciará su discurso desde un escaño ubicado en la bancada de Vox.