La mayoría progresista del Constitucional rompe la tradición y deja a los conservadores sin vicepresidencia

Aunque en sus primeras palabras ante sus compañeros Conde-Pumpido quiso dejar claro que la unidad de España es una línea roja que en su mandato no se va a traspasar, lo cierto es que sobre el TC planea la amenaza de un nuevo andamiaje jurídico para los socios del Gobierno de Sánchez. Y también la sospecha de que el ex fiscal general va a jugar un papel fundamental en esta nueva etapa de concesiones del Ejecutivo a sus aliados parlamentarios.

De momento, la mayoría progresista que ostenta ahora el Constitucional dio este miércoles al traste con la tradición –y el compromiso reeditado en el Pleno que eligió a González Trevijano en noviembre de 2021– de que presidencia y vicepresidencia del órgano abarcarían ambas sensibilidades, y eligieron a la progresista Inmaculada Montalbán como número dos de Pumpido.

Que este miércoles la presidencia del TC recayera en el ex fiscal general o en la otra candidata, María Luisa Balaguer, próxima a Carmen Calvo, dependía de un solo voto: el de la magistrada María Luisa Segoviano, que no reveló sus cartas hasta el momento del Pleno. Dio al nuevo presidente el sexto aval con el que consiguió imponerse a su rival, apoyada a su vez por los cuatro magistrados conservadores y su propio voto.

Segoviano fue la candidata que el sector conservador del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) presentó en diciembre como alternativa al progresista José Manuel Bandrés, el favorito de sus colegas, ante la certeza de que este último sí que iba a apoyar con toda seguridad a Pumpido. Con Segoviano no tenían, sin embargo, la seguridad. Este miércoles todos salieron de dudas. Hasta la propia Balaguer, que fio su victoria a ese voto. Que Segoviano la hubiera apoyado habría supuesto otra grieta en el sector progresista del TC, que ya llegó tocado al Pleno ante su incapacidad para consensuar un solo candidato a la presidencia.

Composición del Tribunal Constitucional

Sensibilidad conservadora

Sensibilidad progresista

Ricardo

Enríquez

(Senado)

César

Tolosa

(CGPJ)

Puesto

vacante

(Senado)

Enrique

Arnaldo

(Congreso)

Concepción

Espejel

(Congreso)

Presidente

Juan

Carlos

Campo

(Gobierno)

Cándido

Conde-

Pumpido

(propuesto

por el

Senado)

María

Luisa

Segoviano

(CGPJ)

María Luisa

Balaguer

(Senado)

Laura

Díez

(Gobierno)

Ramón

Sáez

Valcárcel

(Congreso)

Inmaculada

Montalbán

(Congreso)

Vicepresidenta

ABC

Composición del

Tribunal Constitucional

Sensibilidad progresista

Sensibilidad conservadora

Presidente

Cándido Conde-Pumpido

(propuesto por el Senado)

Vicepresidenta

Inmaculada

Montalbán

(Congreso)

Ricardo

Enríquez

(Senado)

Ramón

Sáez Valcárcel

(Congreso)

César Tolosa

(CGPJ)

Concepción

Espejel

(Congreso)

Laura Díez

(Gobierno)

María Luisa

Segoviano

(CGPJ)

Enrique

Arnaldo

(Congreso)

Juan Carlos

Campo

(Gobierno)

Puesto

vacante

(Senado)

María Luisa

Balaguer

(Senado)

ABC

Fue precisamente esa ostentación de mayoría (siete-cuatro a falta de que el Senado renueve la plaza del magistrado Alfredo Montoya, propuesto en su momento por el PP) la que concluyó con la elección de Inmaculada Montalbán como vicepresidenta del Tribunal, algo que rompió una doble tradición respetada hasta ahora.

Esa vicepresidencia siempre ha sido asumida por un magistrado de la minoría –para dar cabida a todas las sensibilidades en el TC–. Y además, quien la ostenta normalmente ha salido, al igual que el presidente, del tercio más antiguo del órgano, el que renovó el Senado en 2017 y por el que aterrizaron en el TC, además de Conde-Pumpido y Balaguer, los conservadores Montoya y Ricardo Enríquez. A falta de Montoya, era por tanto Enríquez quien debería haber asumido ese puesto. Sin embargo, se quedó con cinco votos frente a los seis de Montalbán, nombrada el pasado noviembre por el Congreso a propuesta del TC y a quien el sector progresista encumbra, sin ocultarlo, ante la necesidad de visibilizar la presencia femenina en el Tribunal.

Montalbán, exvocal del CGPJ, ha sido presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género además de magistrada de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Andalucía hasta 2021, cuando aterrizó en el TC.

Durante las últimos mandatos del TC siempre se habían venido respetando las dos sensibilidades del tribunal. Con Francisco Pérez de los Cobos al frente del órgano, la vicepresidenta fue la progresista Adela Asúa; con González Rivas, la también progresista Encarnación Roca; y con González Trevijano, Juan Antonio Xiol.

Fuentes de la dirección del PP ven detrás de esta maniobra al Gobierno, al que acusan de «saltarse consensos respetados hasta ahora por ejecutivos de distinto signo». Esas mismas fuentes manifiestan su esperanza en que el TC pueda blindar su actuación ordinaria de la «voracidad institucional» demostrada por el Gobierno a lo largo de la legislatura.

Una vez elegido presidente, Conde-Pumpido dirigió este miércoles unas palabras a los miembros del Tribunal. Tras destacar la trayectoria profesional de los nuevos magistrados que desde el lunes forman parte del tribunal, el ex fiscal general quiso dejar claro, en un mensaje que se ha interpretado como un aviso al independentismo y una «defensa de su cuestionado sentido de Estado», que «la Constitución prohíbe la autodeterminación» y que la unidad de España que proclama la Carta Magna es una línea roja que no se atravesará durante su mandato. Sí está dispuesto a acoger visiones y sensibilidades acordes con el Estado de las autonomías. Para entonces, una Balaguer contrariada por el resultado de la votación había abandonado ya el Pleno ante la sorpresa de todos los presentes.

El nuevo TC de mayoría progresista tiene ahora por delante, además del reto personal de Pumpido de ponerlo al día y modernizarlo, el estudio de todos los recursos presentados contra las leyes del Gobierno de Pedro Sánchez. Se intuye que esa mayoría progresista será más comprensiva que la anterior, que tumbó, entre otros, el estado de alarma de Sánchez, le recriminó el cierre del Congreso, anuló varios decretos leyes por abusivos y frenó la última maniobra del Ejecutivo para reformar CGPJ y TC por la puerta de atrás.

El papel de Conde-Pumpido, quien proclama que el TC no puede ser una tercera cámara legislativa, será clave en la revisión de las leyes de Sánchez recurridas por la oposición, entre ellas la eutanasia, la 'ley Celaá', el 25 por ciento del castellano en las aulas catalanas o la reforma que recortó las atribuciones del Consejo General del Poder Judicial al impedirle hacer nombramientos estando en funciones. Es el presidente el que manejará asuntos y tiempos pues es él el que fija los órdenes del día de los plenos. Este miércoles anunció que el primero será dentro de dos semanas. Lo que sí está previsto el próximo martes es un pleno gubernativo en el que los magistrados que acaban de aterrizar en el TC heredarán las ponencias de los salientes.