El Tribunal Constitucional suspende el plan judicial de Sánchez

En un debate largo, complejo y por momentos tenso, los seis magistrados que conforman la mayoría conservadora del tribunal se imponían a los cinco progresistas y frenaban la reforma que afecta a mayorías y nombramientos tanto en el Consejo General del Poder Judicial como en el propio Tribunal Constitucional. Las presiones desde los partidos que sustentan al Ejecutivo, pero también desde el propio Gabinete, no hicieron mella en los miembros del tribunal, que ven necesario estudiar al menos la vulneración de derechos que denuncia el PP en su recurso.

La división de los bloques ya se había evidenciado desde la semana anterior, cuando el presidente, Pedro González-Trevijano, se vio obligado a posponer cuatro días el Pleno ante la amenaza del bloque progresista de ausentarse del debate y votación sobre el recurso de amparo del PP si no se le daba más tiempo para estudiar esta causa, jurídicamente «compleja» y «sin precedentes» en la historia del tribunal.

Y esa fractura se ha reproducido este lunes desde el minuto uno del Pleno, donde los magistrados dedicaron las primeras cuatro horas y media sólo a debatir dos aspectos: la decisión del presidente de avocar a Pleno el recurso de amparo del PP –por vulneración de derechos parlamentarios de sus diputados, ninguneados en el trámite de enmiendas– y en la propia admisión a trámite del recurso, que no se ha votado hasta primera hora de la tarde y que ha salido adelante gracias a los votos de los conservadores y con la oposición de sus compañeros.

La urgencia en la adopción de la medida cautelar que pedía el PP estaba justificada en la necesidad de evitar la aprobación definitiva de esta reforma el jueves en el Senado por las consecuencias irreparables que su entrada en vigor acarrearía: la renovación inmediata del TC y su control por parte de la mayoría progresista a través de una reforma cuya inconstitucionalidad se cuestiona. Y ello porque las enmiendas contemplan como claves la posibilidad de rebajar la mayoría de tres quintos a absoluta en el CGPJ para la elección de sus dos candidatos al TC –ahora bloqueada al requerirse el voto de once de los dieciocho vocales– y la posibilidad de que, pese a que la Constitución habla de renovación del TC por tercios, los dos magistrados propuestos por el Gobierno puedan tomar posesión si los otros dos no han sido elegidos por el CGPJ.

El intento de PSOE y Unidas Podemos de apartar a dos de los cuatro magistrados cuyo mandato venció el pasado junio fue baldío. Y ello pese a que la formación morada había redoblado la presión contra los miembros del Tribunal con la amenaza de llevar el caso a Europa. A la batería de escritos registrados desde el pasado jueves se unió uno nuevo a primera hora en la que instaban al TC a que llevara al Tribunal de Justicia de la UE una cuestión prejudicial sobre la medida cautelarísima pedida por el PP. En una clara estrategia dilatoria, UP intentaba meter a Europa como «árbitro» de un «choque institucional» sin precedentes. Consideraba que Trevijano y Narváez debían abstenerse de modo automático «por falta de imparcialidad», y que incumplirlo sitúa al procedimiento afectado «en un cauce de nulidad de las actuaciones».

Fuentes del TC ya habían manifestado a ABC que no se entendía por qué motivo se recusaba a los dos magistrados nombrados en su momento por el Gobierno de Mariano Rajoy y no se hacía lo mismo con los otros dos cuyo mandato también está caducado y cuya elección dependen del CGPJ: el progresista Juan Antonio Xiol y el conservador Santiago Martínez-Vares. Lo cierto es que haber recusado a los cuatro habría implicado dejar el Pleno sin quórum para tomar ninguna decisión y que, para conseguir esa ansiada mayoría progresista a la izquierda le basta con sustituir a los dos magistrados nombrados por el PP por los dos que acaba de elegir Sánchez.

La decisión del TC implica la suspensión del trámite parlamentario de las enmiendas que acompañan a la reforma de la sedición y que no sean ya debatidas ni votadas este mismo martes en la Comisión de Justicia del Senado. Tampoco serán aprobadas por tanto en el Pleno de la Cámara Alta previsto para el jueves. Su entrada en vigor al día siguiente habría implicado la renovación del TC en apenas unos días.

Los magistrados del bloque progresista acudieron al cónclave de ayer con toda una artillería jurídica contraria a la suspensión del trámite parlamentario, algo en lo que los letrados de varios miembros del TC estuvieron trabajando todo el fin de semana. No en vano que el TC invierta en este momento sus mayorías es un asunto de vital importancia para el Gobierno de Pedro Sánchez, no solo por la mayor sensibilidad que se presupone de una mayoría progresista hacia la política legislativa del Ejecutivo, sino también a las relaciones del Ejecutivo con los líderes del 'procés'.

Precisamente este martes está prevista la celebración del pleno extraordinario solicitado por nueve vocales del bloque conservador del Consejo General del Poder Judicial para intentar nombrar a los dos magistrados que le corresponden en esta renovación del TC que debió hacerse el pasado junio. Se trata del último intento del bloque conservador para elegir a dos candidatos que entienden que serían de consenso: el presidente de la Sala Tercera César Tolosa y Pablo Lucas. Pese a ser este último progresista no es el candidato favorito para ese grupo, que pretende nombrar al también magistrado José Manuel Bandrés, afín al ex fiscal general del Estado y miembro del TC Cándido Conde-Pumpido.

El bloque conservador acude a este pleno sin ninguna garantía de poder obtener los once votos que requieren estos nombramientos, pues incluso con la abstención de Enrique Lucas –hermano del magistrado propuesto– esa mayoría reforzada se sigue situando en once. Los vocales necesitarían que algún miembro del sector progresista, además el vocal propuesto por el PP Vicente Guilarte, dieran su apoyo a los dos candidatos. No obstante, el presidente del CGPJ dejó claro en la convocatoria de este pleno que cualquier vocal podía presentar candidatos hasta el mismo inicio de la reunión, con lo que no se descarta ninguna sorpresa de última hora.