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La valentía de los nuevos cines Embajadores: «La mejor recompensa es que los vecinos digan que somos necesarios»

La sala Cinema Paradiso es la última en abrir en un barrio: llegaron en 2020 a Arganzuela

Uno de los coloquios que organiza Cinema Paradiso, dos años después de su apertura GUILLERMO NAVARRO
Carlota Barcala

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Cara y cruz. Luces y sombras. Mientras en gran parte de los distritos de Madrid los cines se convierten en fantasmas, en otros resurgen con valentía, y se erigen sobre el esqueleto de lo que fue una entidad bancaria. Eso es lo que pasó con ... cines Embajadores, que llegaron en 2020 para dotar de (más) cultura al distrito de Arganzuela. Fueron la primera apertura en décadas en la capital —siguiendo la estela de los Morasol, que regresaron al distrito de Chamartín en 2016—, una heroicidad en tiempos grises para el séptimo arte. Dos años después, y solo unos días tras la comunicación del cierre definitivo de los Conde Duque en Santa Engracia y Alberto Aguilera, Fernando Lobo resume su gesta. «La mejor recompensa es que los vecinos digan que somos necesarios», cuenta uno de los responsables y programador del negocio.

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