Dos pantallas menos en Chamberí: «cada vez es más difícil ir al cine»

No era un misterio para vecinos y comerciantes del barrio que los pasados meses —o incluso años— la actividad en las salas había disminuido de manera enorme: «Se nota mucho que ya no es como antes, que se formaban colas en medio de la calle. Ahora solo se ve a algún abuelo los miércoles y a veces ni eso», comentaba un camarero del bar contiguo al cine de Santa Engracia. «Ha habido un bajón tremendo de gente. Conozco a los dueños y me han dicho que han tenido días de tres personas en sus salas», mencionaba también un trabajador de un restaurante cercano a Alberto Aguilera.

No cabe duda de que la dolorosa decisión de los organizadores ha venido justificada por una actividad casi nula en sus salas. La situación de los cines en Madrid vive una lenta pero crítica decadencia, donde Alberto Aguilera y Santa Engracia son solo dos de los numerosos casos de salas que han dicho adiós a la capital.

«Los clientes llevan años disminuyendo, luego la pandemia nos dio la estocada, y ya la pospandemia ha sido la puntilla», aseguraba una trabajadora de los Conde Duque en Alberto Aguilera. «Estos cines siempre han sido de gente mayor, que ha cogido miedo por la pandemia y ha dejado de venir. La gente joven aparece poco por aquí, nunca han frecuentado estos cines».

La primera sesión de las salas de Alberto Aguilera se ha encontrado este lunes con un vacío total de clientes: ninguna persona ha acudido a la proyección de la tarde. Pero el problema no es de los cines, ni de los trabajadores, ni mucho menos de las películas —«Tenemos un catálogo bastante bueno hoy», afirmaba otro trabajador—, el problema es de la situación de la industria.

Las personas paseaban deteniéndose como mucho unos segundos a mirar la cartelera, pasando de largo de las salas. Los trabajadores se tenían que poner a fumar en la puerta «para que la gente se diese cuenta» de que los cines aún estaban ayer abiertos.

Los llamados 'blockbusters' o grandes estrenos toman parte importante en esta problemática situación. Para muchos han sido los salvadores del séptimo arte tras la pandemia, ya que gracias a sus ingresos han podido reactivar la industria en los pasados meses, pero lo cierto es que las salas a nivel local siguen cerrando y la gente va cada vez menos al cine: «El sector no ha levantado cabeza, simplemente sale de vez en cuando alguna película que atrae algo más de gente, pero eso no significa que haya remontado», comentaba otra de las trabajadoras.

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