El Ruedo se vende: una isla de precios bajos en el último gueto del realojo

El edificio enseguida llama la atención: una mole de ladrillo visto al exterior, con diferentes alturas de manera escalonada y una forma circular que recuerda a un caracol o a un coso taurino, que da nombre al complejo de viviendas. Dentro del Ruedo, en cambio, el ladrillo gana color. Las paredes están pintadas con tonalidades cálidas y con formas geométricas. Todas las viviendas parecen tener aire acondicionado y a través de sus ventanas se dejan entrever pisos confortables.

Ese símbolo de la reubicación social, que acogió a centenares de moradores de un extinto poblado chabolista, se pone en venta. Tras cumplirse el periodo de tres décadas de protección oficial, la Comunidad de Madrid ofreció a los habitantes quedarse con los que eran sus hogares. Algunos de los que lo hicieron, buscan desprenderse ahora de ellos. Y por precios irrisorios para encontrarse en un distrito capitalino.

En Idealista, los tres inmuebles que aparecen a la venta superan los 100 metros cuadrados (dos son dúplex de 140 m2), pero a precios muy por debajo del valor de mercado: piden por ellos menos de la mitad que por viviendas vecinas, a solo 300 o 400 metros de allí.

El patio es el centro del Ruedo pero el bar, el epicentro. Allí se reúnen los moradores de una zona de Moratalaz, en el barrio de Media Legua, que tiene fama de peligrosa. «Aquí conflictos no hay. Es un barrio súper tranquilo, todos nos llevamos bien, somos familia» cuenta una residente mientras pasea con un carrito. Al instante, apostilla: «Entre nosotros no tenemos conflictos, pero si eres un 'gamboso' y vienes de fuera, la encuentras».

«Aquí nos conocemos todos». Esa premisa se confirma pasados solo unos minutos de pisar El Ruedo. Los moradores identifican rápido a los forasteros, y más pronto aún a los periodistas, a los que algunos miran con ojeriza:

-Como os vea echando fotos, os rompo la cámara.

Un individuo rompe de golpe la tranquilidad que, hasta ese momento, reinaba entre los vecinos del bloque, que habían respondido sin problemas a las preguntas de ABC y que insistían en dejar atrás el sambenito que todavía pesa sobre el enclave. «Como en cualquier barrio, a veces que se pelean los chicos, pero más allá de eso, nada. Ha ido mejorando con los años», explica Angelita, que llegó del poblado chabolista del Pozo del Huevo hace ya más de 30 años.

El complejo de viviendas tiene un pasado convulso a sus espaldas. A finales de los años 80, la Comunidad de Madrid presentó su plan para reubicar en un solar junto a la M-30 a unas de 350 familias procedentes del asentamiento de Villa de Vallecas. Las crónicas dan muestra del descontento que aquello provocó entre los vecinos de Moratalaz: manifestaciones y caceroladas se sucedieron durante meses, cada jueves, con cortes de tráfico que colapsaban la zona. El antiguo Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) no cedió y, a principios de los 90, el proyecto del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza, responsable, entre otros, del edificio Torres Blancas, se erigía al margen exterior de la autovía de circunvalación.

Familias como la de Angelita no fueron bienvenidas al último gueto del realojo en Madrid. No hubo más proyectos de este estilo. «Los primeros años, no nos querían aquí porque veníamos de un barrio muy obrero», cuenta, «pero ahora ya bien, somos gente trabajadora». Muchos de los que ocuparon el edificio en aquel momento residen aún residen en alguna de las 346 viviendas que componen este complejo urbanístico.

La protección oficial finalizó en 2020 y, desde ese momento, podían salir a la venta a precios de mercado libre. Sin embargo, El Ruedo ha resistido a la especulación inmobiliaria. De acuerdo a los datos de la Agencia de Vivienda Social (AVS), la actual denominación del antiguo Ivima, del total de inmuebles, 172 continúan siendo del organismo dependiente de la Comunidad de Madrid y 174 se han vendido a los antiguos inquilinos. Solo tres de estas viviendas están actualmente a la venta a través de internet y ninguno en alquiler.

«Hay casas con una planta y dos habitaciones, otras con tres habitaciones y dos cuartos de baño y dúplex de cuatro habitaciones, para familias con muchos hijos», aclara una de las residentes, que tenía 6 años cuando llegó al Ruedo, hace ya más de tres décadas. «Mucha gente sigue de alquiler social», señala, «por precios que van desde 150 euros a 350 el que más, en función del sueldo que tengan y de las casas».

«Ahora está empezando a entrar gente nueva que ha comprado la vivienda o que la ha comprado para alquilar», continúa explicando la vecina. Dos de los dúplex que están a la venta en Idealista han salido por precios realmente atractivos. Uno cuenta con 145 m2, distribuidos en cuatro habitaciones, exterior y amueblado, y puede adquirirse por solo 150.000 euros, una tercera parte de lo que se pagaría por una vivienda similar en Moratalaz. Una ganga.

El otro dúplex, de similares características, se publicita con un precio de 155.000 euros. El metro cuadrado sale a poco más de mil euros en ambos casos, cuando el promedio en Media Legua se sitúa en 2.917 euros (3.143 euros si contamos la media de la capital). A menos de 100 metros, al otro lado de la calle, el importe asciende 270.000 euros y, a solo 250 metros, inmuebles con superficies cercanas a los 190 m2 se ofertan por precios superiores a los 450.000 euros, casi el triple que los ubicados en El Ruedo.

La sombra de conflictividad, que niegan los vecinos, planea aún sobre el lugar. El pasado mes de abril, la Policía Nacional detuvo en una vivienda a un hombre condenado a 24 años de prisión por la triple violación a una mujer en 2011. El individuo permanecía en paradero desconocido desde que se dictó su sentencia; finalmente se descubrió que llevaba ocho años escondido en el complejo. La pasada semana, un feminicidio en el número 81 de la calle de Félix Rodríguez de la Fuente, fuera de la espiral, hizo que El Ruedo saltara a los titulares:

-Aquí no pasan esas cosas.

Un morador, a las puertas del bar del bloque, recrimina a los periodistas y los 'invita' a salir de allí:

-Aquí tenéis que venir con la Policía.

Aunque la mala fama del complejo de viviendas tiene la 'culpa' de los precios bajos, El Ruedo padece algunos problemas que, bien por su construcción, bien por el paso del tiempo o su mantenimiento, provocan grietas o desprendimientos en algunas viviendas o zonas comunes. «En las fachadas, algunos cachos se caen y toda la parte de abajo se abre. Hemos avisado al Ivima [ahora AVS] y no ha venido nadie a arreglarlo. Las grietas ahí siguen y salen unas ratas muy gordas», dice con tono jocoso una vecina.

Ya sea por el estigma, la suciedad que también se puede ver en el patio o los desperfectos, El Ruedo es una isla de precios reducidos en el mar de abusos inmobiliarios que es Madrid.