Ramón Arangüena: «El Madrid que conocí con 'El Caso' era muy divertido, con mucho jaleo»

COLONOS

El periodista vive en un ático, pero se pierde por las colonias que le evocan las construcciones californianas

Marta Flich: «Madrid te da el anonimato, pero también produce mucha soledad»

El periodista en su ático TANIA SIEIRA

Ramón Arangüena es un renacentista a su manera: una manera que mezcla Historia, Arquitectura, humor, y una querencia por lo absurdo que quizá sea la mejor brújula moral. Toda España estaba al tanto de las agrias polémicas mantenidas con Iñaki Gabilondo que, en esta sección, ... trasladamos a la propia ciudad o al Marqués de Salamanca, que parece que no tiene derecho de réplica.

Arangüena, ante todo es periodista, surgido en aquel Madrid de finales de los 80 que el conoció hasta en los puñales, pues se desempeñó como reportero de 'El Caso', aquel periódico que compraban las reporteras y leían las señoras. Y ese Madrid, si no fue su primera escuela, fue mi divertido. A quién se le ocurre tener como objetivo, viniendo de Palencia, acabar viviendo en Madrid cuando su sueño primero era vivir en una ciudad con mar.

Pero le cogió el punto a Madrid, la Villa no le abrasó y por eso pasea los fines de semana por las colonias que hay en la ciudad que son, en mitad del páramo, un paraíso constructivo que a él le evoca a California, las villas floreadas de los ricos de Beverly Hills pero adaptadas a nuestras circunstancias. En su ático, los vencejos comen y abrevan en su jardín, un oasis en verano de literatura, pájaros, sol y sonrisas.

—Rompamos el hielo: ¿Qué es de aquella 'agria polémica' con Madrid?.

—¿Con Madrid? (Ríe). Al principio tuve una agria polémica porque yo estudié aquí la carrera, me acogió maravillosamente, pero yo quería vivir en una ciudad con mar, que es una cosa que les digo a mis hijos, tenéis que ir a una ciudad con mar y tal. Y me fui a vivir a La Coruña recién licenciado. Pero me tuve que volver, y, además, a la ciudad de España más alejada del mar. Ya ves.

—¿Cómo arreglamos esa nostalgia marítima, oceánica?

—Al final haces un esfuerzo intelectual, y ves que es una ciudad realmente bonita. Me dicen que soy un enamorado de Madrid.

—Dicen que una de las cosas que más le apasionan de esta ciudad es ir de colonias. De colonias urbanas, claro...

—Sí, sí, me encanta... A ver, yo los fines de semana puedo ir al campo, pero suelo ir muchas veces de colonias, conocer las colonias de Madrid, que hay como unas 30 o 40 colonias en Madrid, interesantísimas todas. Bueno, yo vivo no muy lejos del Viso, que es una colonia fantástica, y me gusta mucho. Y es que yo quería estudiar Arquitectura. Es como ir a California, a Beverly Hills, a dar un paseo. Maravilloso.

—Ya que estamos en la Arquitectura, ¿qué es de su 'agria polémica' con el Marqués de Salamanca?

—El Marqués de Salamanca dijo «vamos a hacer una urbanización del copón saltando el riachuelo de la Castellana». Y lo consiguió, porque logró sacar a gente del casco viejo, a la zona nueva. Y tiene un palacete, que es de un banco, donde hay una glicinia que me encanta verla florecer.

—Dejemos las flores por el oficio un momento. ¿Cómo era aquel Madrid de 'El caso'?

— Pues era un Madrid del año 87. Y era un Madrid, bueno, pues... el final casi de la movida madrileña. Era un Madrid muy divertido, con mucho jaleo. Recuerdo que yo vivía en Cardenal Cisneros, o en la glorieta de Bilbao, y a lo mejor venías de copas con los amigos y te encontrabas que había habido un crimen. Y la policía, sabiendo que eras de 'El Caso', te decía «pues, venga, sube, mira, está el cadáver aún».

—Conciliación pura.

—Cosas raras que hoy en día son impensables. Era una ciudad realmente muy movida y muy vivida.

—Brevemente, ¿qué le ha dado Madrid?

—Madrid lo ha sido todo. Yo en Madrid he trabajado en todo menos en prensa diaria. Nunca pensé en la televisión, porque yo lo que quería ser era fotógrafo, estudié la carrera de imagen y sonido, comunicación audiovisual, que se diría ahora, porque quería ser fotógrafo y estaba siempre con una cámara colgando. Lo que ocurrió es que me dediqué al periodismo y he trabajado en 20.000 sitios. Y para mí ha sido pleno; he conocido a muchísima gente. He tenido la suerte de conocer a muchísima gente, entrevistar a gente fantástica de todo tipo. Desde Tom Jones hasta, yo qué sé, Mark Knopfler. Y es que Madrid no deja de tener un aeropuerto con mucho movimiento.

—¿Tomarse Madrid demasiado en serio es una estupidez?

—No, Madrid es muy seria. O sea, Madrid, si no te acoplas a ella, no es fácil vivir en Madrid, pero como te acoples, es fantástica. Yo creo que me acoplé desde el primer día, siempre me pareció muy interesante.

—Entonces, esta ciudad es...

—Es la ciudad que me ha cogido, donde tengo mis amigos, y no es la ciudad donde veraneo, porque en Madrid ocurre una cosa, que todo el mundo ama Madrid, diciendo, «Madrid, lo mejor del mundo». Ahora, cuando pillan cuatro días seguidos, se van corriendo. Ya en serio, creo que es tan acogedora que no tiene ni murallas. Napoleón lo sabía, que en 1892 lo que había es un muro.

—Una regla de tres de un pucelano apócrifo a palentino de nacencia. El Cristo del Otero es a Palencia lo que a Madrid es 'X'...

—Al cerro de los Ángeles de Getafe, que es el centro geográfico de España. O al edificio del Círculo de Bellas Artes con sus esculturas.

—Invite a alguien a estas páginas.

—Muchos. Un ejemplo, el actor Nancho Novo. Novo es el típico que ha estado en la Gran Vía, o en la calle al lado de la Gran Vía, haciendo una obra de teatro, 'El Cavernícola', durante siete años. Es de Coruña, le conozco. Y si le preguntas que qué le ha aportado Madrid, igual te responde que Madrid le ha aportado el poder tener una casa de vacaciones en Galicia. Yo qué sé.

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