La Policía solicita buscar en el vertedero de Toledo al otro niño desaparecido y descarta una venganza
Los investigadores insisten en la muerte accidental de ambos primos, a la espera del análisis toxicológico, tras fugarse en busca de una chica
Carlos Hidalgo y Manuel Moreno
Madrid
La Policía Nacional ha solicitado al juzgado de Toledo que entiende del caso la paralización de los trabajos en el vertedero provincial, en la capital de Castilla-La Mancha, para localizar al menor de los dos primos cuya marcha tuvo lugar el 10 de diciembre ... en Carabanchel. Fuentes del caso han indicado a ABC que ahora es ese partido judicial el que tiene potestad al hallarse allí el cadáver del mayor, Fernando, que tenía 17 años, y también sobre la búsqueda del más joven, Ángel, de apenas 11, en el ecoparque.
A este vertedero provincial llega la basura de 196 municipios de Toledo y el cuerpo sin vida fue encontrado por un operario en la cinta de cribado. Era el 15 de diciembre, cinco días después de que comenzara lo que parece una fuga voluntaria de los dos chiquillos. Llevaba fallecido entre dos y tres días, a falta de un análisis detallado de las vísceras de Fernando. Es más, se está a la espera de esos resultados del Instituto Nacional de Toxicología (que, en caso de no acelerarse por orden judicial, pueden tardar semanas) para descartar la etiología homicida o autolesiva de la muerte. El examen preliminar no ha hallado signos que apunten en esa dirección, como informó ayer este periódico.
Los agentes que llevan el caso, tanto en Toledo como en Madrid, se decantan por una causa accidental y que los menores acabaran en un contenedor, resguardándose del frío, al no tener dinero ni edad para hospedarse en una pensión tras su viaje furtivo a la Ciudad de las Tres Culturas. Descartan, por tanto, una venganza contra la familia o algún tipo de ajuste que se le fuera de las manos a terceras personas.
Dolor sin límites por Fernando, hallado muerto tras 11 días desaparecido: «Alguien lo tuvo retenido y luego lo tiró a la basura»
Carlota BarcalaAunque la principal hipótesis de la Policía Nacional es que la muerte del menor de Villa de Vallecas fue accidental, la familia cree que alguien le tendió una trampa y está detrás del fallecimiento
Toneladas inmovilizadas
Desmienten que se trate de un asunto por deudas de drogas de las familias, residentes en Villa de Vallecas, ni por nada turbio. Los padres y su entorno no han recibido, en los once días transcurridos desde la desaparición hasta la fatal noticia, más allá de llamadas impertinentes pidiéndoles dinero (hasta 20.000 euros) y ofreciendo pistas falsas.
Ahora lo primero será inmovilizar los residuos que puedan pertenecer al municipio de Toledo y a las fechas inmediatamente previas y posteriores a la data de la muerte. Es el protocolo habitual, para lo cual se ha informado a la empresa gestora y se están realizando reuniones a nivel policial para diseñar el operativo. Los agentes, como ocurrió en el caso del niño de Morón desaparecido hace 15 meses, trabajarán con los operarios para encontrar a Ángel. Son conscientes de que existe el riesgo de que su cuerpo pasara antes por la planta de cribado y nadie se percatara.
Los investigadores, de cualquier modo, no descartan otras hipótesis, aunque desde un principio se han decantado por una desaparición voluntaria. Fernando y Ángel funcionaban, como se dice en el argot policial, como un binomio. «Iban siempre juntos a todos lados», indican fuentes del caso, que señalan a que «lo tenían preparado». El mayor, que había roto su relación con una chica de la zona de Toledo, convenció a su primito para aprovechar que su padre iba a una tintorería por la calle del General Ricardos para decirle al hombre, Nicanor Fernández, que se iban al supermercado Híper Usera, a solo 50 metros, a comprar algo que tomar. Apenas llevaban 2 euros encima.
Muerte por asfixia
Entonces, y así lo recogen las cámaras del negocio, salieron voluntariamente a la calle, tomaron el Metro de Oporto y se bajaron dos paradas más hacia el centro, en Marqués de Vadillo. Se los captó luego en la estación de autobuses de la capital castellanomanchega, a quince kilómetros del centro de tratamiento de residuos sólidos urbanos.
La Policía cree que esa noche de finales de otoño, tan desapacible, la pasaron a la intemperie y que intentaron resguardarse en un contenedor y pudieron quedarse dormidos dentro o atrapados. Es una de las hipótesis más sostenidas, pero los investigadores están a la espera de poder localizar el recipiente, pues los hay que tienen un cierre que impiden abrirlos desde dentro. Lo más probable es que murieran por asfixia no mecánica (es decir, no por estrangulamiento), por la falta de oxígeno o la inhalación de algún tipo de gas.
La amplia familia de los dos menores está rota por el dolor desde que conocieron la noticia, que recibieron a través de los medios de comunicación, pues se filtró la identificación de Fernando por su huella dactilar. En su barrio mantienen que han sido víctimas de un homicidio.
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