Natalia, de 'Operación Triunfo': «Lo peor de Madrid es el mal humor por el tráfico»
COLONOS: MADRILEÑOS DE ADOPCIÓN
Enamorada de la ciudad desde pequeña, solo el traer a su familia rompía ese encantamiento y la traía a la realidad
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Natalia, Natalia Rodríguez Gallego, fue la representante de la juventud, el descaro, el buen hacer en aquella edición, primera, de 'Operación Triunfo'. La Academia de Nina, de David Bisbal, Bustamante y muchos más, algunos llorados, que supusieron uno de los primeros fenómenos de ... telerrealidad y que, pese a los pesares de la televisión, pegó y fue pegando a los españoles a una pantalla. Mínimamente se conoció que el pop patrio podría abrirse no sólo intramuros, sino también que se podía exportar un producto en la lenta conquista de la música latina hacia América, hacia Miami. Natalia traía y trae el sol de Sanlúcar de Barrameda, donde Cádiz muere por ese Guadalquivir que es casi un mar, que se abre como tal. Cierto pacto con el Diablo ha debido rubricar la artista, o al menos, el entrevistador sí que ha envejecido veintidós años en veintidós años (sic). Hubo allí una memoria histórica, surgida luego en los discos compactos que poblaron España.
Lo que se espera. En Natalia sobresale la sonrisa, que no es mera alegría sin sentido, sino una forma de enfrentarse al mundo. El próximo día 20, en el festival Horteralia en IFEMA juntará a músicos que fueron iconos de diferentes consumos televisivos. Desde Los del Río a Coyote Dax; una nostalgia confesable. Sin complejos, todo un gazpacho de edades, ritmos, movidos por la pasión de pasarlo bien.
Natalia, en realidad, desde los primeros tanteos de la infancia se enamoró de Madrid. Y como niña que tenía la vocación irrefrenable de ser artista, y la niña quería Madrid, tenía ese mínimo complejo de tener que dejar en Cádiz a su familia. También el mar, pero eso es un lugar común en quienes vienen aquí a contar cómo es su ciudad. La ciudad que más, a resultas de éxitos, de amistades, más le ha aportado. En ella todo es sonrisa. A lo mejor ésa es la razón por la que entre la forma de ser de su tierra natal y la madrileña, encuentra mucho más que concomitancias.
—Madrid es una ciudad que nunca duerme. Lo ha dicho.
—Si quieres salir de fiesta puedes irte de sábado a domingo. Si quieres cenar los restaurantes cierran muy tarde, supertarde.
—Como andaluza, cuénteme algo sobre el gentío. Ese que a todas horas puebla las calles; ese personal que va sin prisa. Otra cosa es lo que hagan desde las claras del día hasta que se pone el sol.
—Como andaluza, te digo que yo veo que aquí la gente es superabierta. Somos todos mezcla.
—Hay que sacar el tráfico en la parla. Que ya me ha avanzado que no lo traga.
—No soporto el tráfico, ni la gente que vive ya con el mal humor desde el coche. Lo peor es que ese mal humor se te pega. Llego a mi pueblo, a Sanlúcar, y voy con esas prisas del tráfico de Madrid.
—Se pega ese estado de tensión, sí, como casi todo lo malo.
—Es verdad.
—¿Las mieles de la fama, y usted conoce de eso, saben mejor en Madrid?
—No lo sé. Yo la fama la he vivido siempre aquí en Madrid, y eso te da, por el tamaño y el turismo, una sensación de tranquilidad, pese a que seas famosa. Aquí disfrutas mucho de tu anonimato. Eso en una ciudad más pequeña no pasa. Ojo, que a mí me encanta firmar fotos.
MUY PERSONAL
- LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO. Sanlúcar de Barrameda, 11 de diciembre de 1982.
—Está claro que le repatea el tráfico. Y sin embargo, tendrá su teoría de la compensación que ofrece la ciudad.
—Desde la oferta de teatros a los restaurantes, a todo. Las librerías. Le falta la playa, eso sí.
—Decía Antonio Machado aquello de «Madrid, Madrid, qué bien tu nombre suena». ¿A qué le suena Madrid?
—Me suena a apertura. A pop rock.
— No lo ha pensado. Hay otra variante, y es lo que Barcelona tuvo que ver en su época. Hasta donde yo recuerdo, la academia de Operación Triunfo estaba allí...
—Estuve viviendo desde 2002 a 2004. Que fue cuando me instalé en Madrid.
—Sea más pasional. Madrid en su vida. ¿Qué representa?
—Yo me enamoré de Madrid cuando hacía 'Operación Triunfo', cada vez que venía decía, y me decía, cómo me gusta esta ciudad. Me encanta la rotonda de Alcalá, la Gran Vía de fondo. Me parece un sitio tan bonito, y desde pequeñita me veía viviendo en Madrid, con un poco de pena por dejar en Sanlúcar a la familia. Ocho o nueve a años.
—Y entonces...
—Vine para el 'Megatrix', y en mi mundillo, en mi trabajo, aquí están todos: productores, programas de televisiones, eventos.
—La madurez, ¿cómo se gestiona en Madrid? La madurez del artista, me refiero. Y dispense lo indiscreto.
—Yo soy de Madrid, pero muy de las afueras. En Majadahonda, tengo la suerte de estar en plena naturaleza, y adoro los paseítos por el campo por la dehesa.
—Usted tocó en la fiesta de celebración del mundial. ¿Qué recuerda de aquellos días?
—Lo viví en La Castellana. Aparqué, y nada más ganar, se me ocurrió sacar el coche y me quedé atrapada. La gente se subía en mi coche, que era descapotable. Y a mí me daba igual.
—Otra frase, que dio título a una de las obras más celebradas de Fernán Gómez. Si las bicicletas en Madrid son para el verano, ¿para cuándo es su música en la capital?
—Primavera y verano.
MÁS INFORMACIÓN
—¿Qué se traería de Sanlúcar, además de la sangre?
—A mi familia, a la playa, y la gastronomía de allí, que es brutal.
—Un proyecto inmediato en Madrid.
—En nada, el día 20, el Festival Horteralia. Un tributo a Boney M, Los del Río, Coyote Dax, va a ser divertidísimo.
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