Grupo Risa: «Hay muchas cosas nuestras escritas en las mesas del Txistu y del 'Donostiarra'»
COLONOS
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Madrid
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Iniciar sesiónÓscar Blanco, el 'Whopper', Fernando Echeverría y David Miner son el Grupo Risa. La tripleta sacrosanta de la radio humorística. En ellos el origen es 'colono'; el primero de Orense, el segundo de Zarazoga y el tercero de San Sebastián. Desde entonces, las ... noches hertzianas y digitales ya no fueron lo mismo.
Son un mismo cuerpo, y si tres son multitud, preguntarles por su Madrid es ya un coro de voces entre José María García, José Ramón de la Morena o Carlos Herrera. Llevar el papel a un estudio de radio tiene estas sorpresas en estéreo.
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—El público tiene derecho a saber cómo fueron esos primeros momentos de 'juntera' madrileña. Corría 2000...
—Óscar Blanco: Pues estrechos, porque recuerdo que una de las primeras cosas que hicimos juntos, la hicimos en el apartamento donde yo vivía. Y nos tuvimos que sentar los tres en la cama porque el ordenador estaba junto enfrente y le dije a Miner «coge unos micros de la radio y traételos». Entonces viene con unos micros con un cable muy corto, y estábamos los tres ahí, apretados, como si estuviésemos en una cabina telefónica grabando una canción sentados en la cama.
—¿Qué canción era? ¿Alguna deMaría Ostiz? ¿De Raffaella Carrá? ¿DeEdith Piaf?
—Fernando Echeverría: Era 'Esta tarde vi llover', versionada por Chiquito. (Lo imitan).
—David Miner: Concreto. Era un piso en la calle San Mateo, donde vivía Óscar.
—F. E.: Y encima nos pilló una noche que había ganado el Madrid la Champions, la séptima.
—La recuerdo, la séptima, no el 'making off' de la canción de marras, como si fuera ayer. Ya, con 22 años en esta ciudad cachonda y cainita, ¿qué sienten?, ¿qué balance me dan de su existir madrileño?
—F. E.: Para mí Madrid es mi casa, yo soy de Zaragoza, y muy orgulloso. Luego tengo sangre de Santander por parte de padre, tengo casa allí, y yo de los 52 años que tengo, más de media vida me la he pasado aquí, que me vine en el 95. Yo, cada 'X' tiempo, me voy a a Santander a refugiarme, pero Madrid no la abandonaré nunca. Necesitas, bulla y ruido, y vuelves a Madrid.
—Ó. B.: Yo tengo una relación curiosa con Madrid, porque es una ciudad un poco de culo inquieto. O de amor y odio. Mira, cuando vivía en la calle San Mateo estaba deseando marcharme de allí. Y cuando salí de allí, estaba deseando volver. Años más tarde retorné al mismo barrio, por esa atracción que tiene el centro; que lo odias y, si vives fuera, lo extrañas.
—D. M.: Profesionalmente, para mí supone lo máximo. Y en lo personal, siempre he sido no salir de mi casa. Yo soy de San Sebastián y nunca pensé que iba a vivir la mitad de mis años en un sitio como Madrid. Y me tuve que hacer poco a poco, y al final me 'hice tanto' que Madrid es mi segunda casa.
—F. E.: Yo cuando vine empecé en Onda Cero, que estaba por Pintor Rosales. Y allí estaba mi primera casa, que era la casa de una señora que era un piso de estudiantes y yo era como uno de ellos. Y esa buena samaritana me aceptó. Onda Cero estaba en el número 76 y mi casa en el 78; un largo trayecto, evidentemente. Y como la gente no sabía donde vivía, cuando llegaba tarde le echaba la culpa al tráfico. Y esos fueron mis primeros años en Madrid; como siempre viviendo de la mentira y viviendo de la calumnia (ríe).
—Pardo Bazán decía, en una tríada de adjetivos, que Madrid era incluso jaranera. ¿Hasta qué punto a esta ciudad le gusta el 'jaraneo'?
—F. E.: Por supuesto. Pardo Bazán hablaba con conocimiento de causa, que aquí tonteó con Galdós. Yo he cerrado todos los bares de la calle de Huertas y por supuesto que me he dado muchas vueltas y he tenido mucha fiesta. Y se ve que es una ciudad alegre y dinámica.
—Ó. B.: Le damos toda la razón a Fernando, porque esas juergas las hemos compartido los tres. Hemos estado desayunando lentejas en Lady Pepa tocando el piano, y eso sólo se puede hacer aquí.
—F. E.: Los viernes librábamos la práctica totalidad de los periodistas de deportes, y había un punto de reunión, el Art Dèco en María de Molina. Y te encontrabas a media profesión.
—O. B.: Es que cuando nosotros hablamos del Txistu y tal es que hemos estado allí. Hay muchas cosas nuestras que se han escrito en las mesas del Txistu y del Asador Donostiarra.
—F. E.: Íbamos allí a trabajar, entre las copas de vino, con el ordenador, y escribíamos nuestras chorradas.
—D. M.: Los clientes se iban, los camareros fregando el suelo, y nosotros trabajando.
—Vamos a pasar a otro gremio. El de los inconfundibles taxistas madrileños. Quiero epítetos.
—F. E.: Por lo general he tenido muy buena relación con los taxistas, que siempre hacen cualquier cosa por ti. Una vez teníamos que volar a Zaragoza, pues pasó que el Whopper se había quedado dormido. Una firma de discos. Yo lo llamaba y no contestaba. Bueno, voy con el taxi, me acompaña el taxista, no contestaba nadie pero yo sabía que estaba allí. Me dice el taxista: «Me parece que no hay nadie». Y hubo que intervenir; 'Operación Sábana', una señora me acompañó al tercero, y de la puerta salía música. Kiss FM, creo. Y yo tocando el timbre, venga tocar el timbre, y el taxista insistiendo en que el Whopper estaba muerto. Bueno, pues al final, con estos ímprobos esfuerzos, se escucha una tos y al final Whopper abrió. Se abre la puerta y le presento al taxista, claro.
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—¿Un madrileño que les haya cambiado la vida? Al que imiten con cariño...
—F. E.: Florentino Pérez, tú. Siempre ha sido muy elegante, y le dábamos chicles y caramelos cuando venía aquí a hacer entrevistas. Y también Cerezo, que es un 'descojone'.
—D. M.: Cerezo. Por admiración personal, que conocemos más, a Cerezo; por admiración absoluta a Florentino. Y otra que no imitamos pero admiramos mucho es a Isabel Díaz Ayuso. Y ya estamos 'abrazando farolas'. (A coro).
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