Cardenal Carlos Osoro: «Diría que Madrid, en el sentido espiritual, no es una ciudad frívola»
COLONOS
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Madrid
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Iniciar sesiónCarlos Osoro ha recorrido media España en su misión arzobispal. Recibe en su casa en el entorno de Ópera, rodeado imágenes de Vírgenes, entre las que parecen sobresalir la de la Almudena y la Mare de Déu dels Desemparats, patrona de Valencia, ... donde también ha ejercido su apostolado. Fue obispo de Orense, arzobispo de Oviedo, de Valencia y de Madrid entre otros cargos pastorales. Hasta ayer mismo como quien dice fue el vicepresidente de la Conferencia Episcopal y el responsable en España del ordinariato para los fieles de rito oriental en España.
Teólogo, pedagogo, matemático, licenciado en filosofía, es, además, hombre de acción. Alguna anécdota cuenta de cómo salvó alguna oveja descarriada. Aprecia Madrid, sus gentes, y pese a lo que se pueda suponer de una ciudad que nunca duerme, confiesa que en ella late un hambre de Dios, que es todo menos frívola en lo espiritual. Que la Semana Santa procesione por primera vez, toda ella por Sol, especialmente por Sol, le parece «extraordinario» en tanto que se demuestra que la fe no es algo «secundario».
Luis Argüello El presidente de los obispos que corría delante de los grises
José Ramón Navarro-Pareja—¿Qué tiene Madrid de Jerusalén?
—Naturalmente, la fe. Una adhesión sincera a Cristo. Madrid no se puede describir a sí misma, a lo más profundo de sí misma, sin esa adhesión sincera a Jesucristo.
—A Madrid, y no sé si con mala o buena fe, la llaman 'Tabernia' por eso de la relación tan especial entre la gente, las calles y, lógicamente, la hostelería. En ese contexto, promover la fe debe ser algo distinto a otros lugares.
—La gran particularidad es estar con la gente, no esconderse. Y las relaciones sociales son muy importantes. Y un arzobispo debe conocer a la gente, viéndola en sus lugares reales.
—¿Cómo es su Madrid?
—Siendo arzobispo de Madrid, he tenido un itinerario donde he encontrado mucha gente, y eso para mí, también ha sido un aprendizaje para abrirte aún más a las personas y recibir a todos sin ninguna distinción. Además, está el hecho de que al ser una ciudad grande genera la necesidad de eso mismo, del encuentro. Y yo lo he vivido con una pasión muy grande porque lo que llevaba entre manos era el anuncio de Cristo a gentes venidas de todos los rincones de España.
—La gula es un pecado capital, está claro. Pero en la ponderada desde hace décadas gastronomía de Madrid, imagino que tendrá una tasca dilecta.
—Ciertamente he ido donde me han llevado, cuando iba a una parroquia pues a los sitios que hubiera cerca.
—Desde actores a reguetoneros, en esta sección somos muy de preguntar sobre Madrid en el contexto mundial. ¿Cómo se ve a Madrid en la cristiandad, en Roma...?
—La imagen de una diócesis y de una población para la que Jesucristo no es secundario. Yo he tenido la suerte de juntar a jóvenes todos los viernes y se llenaba la catedral. Eso quiere decir que hay hambre de Dios.
—En el cuestionario, ha comentado que no hay turista que no pase y no admire la Almudena.
—No sé si todos los que pasan por la catedral son creyentes, pero si ciertamente no hubiera interés no la contemplarían como la contemplan. Hay que tener esa Gracia de hacer creíble a Nuestro Señor en el anuncio del Evangelio, y no es de las más antiguas.
—¿El madrileño es consciente de su patrimonio religioso?
—Yo creo que sí. Sólo hay que ver cómo celebran sus festividades, cómo se viven sus tradiciones, cómo se mantienen.
MUY PERSONAL
- LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO. Castañeda, Cantabria. 16 de mayo de 1945.
—De aquí a futuro, ¿a esta ciudad le salen las cuentas?
—Como ciudad está creciendo y no se está convirtiendo en un mastodonte donde nadie se entienda, y para ello se están poniendo todos los medios necesarios.
—¿Me da un paseo por Madrid?
—Por supuesto que paseo mucho por aquí por Madrid, por el centro, que es donde he vivido siempre. Pero mi paseo más importante por Madrid es encontrarme con mi gente. Y con gente que estaba en las periferias de la creencia.
—En lo espiritual, y me lo ha aventurado antes, ¿puede definirme esta Villa?
—Diría que Madrid, en ese sentido, en el espiritual, no es una ciudad frívola.
—Disculpe el cambio de tercio, ¿qué opinión le merece el problema del acceso a la vivienda en esta ciudad?
—Hay unas respuestas sociales que se tienen que dar, y los responsables más directos tienen que ocuparse de que toda familia y todo ser humano tenga derecho a una vivienda digna.
—Este año las procesiones de Semana Santa, todas, tienen recorrido especial, pasan por Sol...
—Es extraordinario. Que pasen por Sol precisamente, porque es el centro de la ciudad y se demuestra que lo religioso no es secundario.
—¿Le gusta a usted la Gran Vía?
—Mucho. De hecho, ahora que tengo más tiempo suelo ir a pasear alguna vez.
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—Esa variedad de musicales. ¿Ha ido a alguno?
—A alguno he ido, pero no voy a decir cuál por no hacer propaganda.
—La Gran Vía es también el Broadway de los monólogos...
—Pues no he ido a ninguno, que los veo por televisión. (Ríe).
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