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LAPISABIEN

Gran Vía

Es como un amor menguado, que del incendio pasa a ser una rutina, y de ahí al tedio y al régimen de visitas

Ese calor 'madriles'...

Varios novilleros cruzan la Gran Vía madrileña ángel de antonio
Jesús Nieto Jurado

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En aquellos días, antaño, el niño que fui subía despreocupado por la Gran Vía. Qué días aquellos, qué sol de la infancia con Álvarez del Manzano. El padre se fue como se van las cosas que no tienen nombre, y desde entonces le he ... cogido miedo, pavor, jindama, a la Gran Vía. Es como un amor menguado, que del incendio pasa a ser una rutina, y de ahí al tedio y al régimen de visitas. La Gran Vía de cuando entonces, aún con el padre vivo, tenía su principio y su final, y como al arribafirmante le recomendó Anguita, había que mirar al cielo y esas estatuas hermosas que arden bajo el sol. Luego, aquellas pensiones de ascensores mínimos con nombres entre Hollywood y Gredos, y las franquicias donde, por nada, se veía el fluir con una hamburguesa hipercalórica.

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