LAPISABIEN

Hacer de la ciudad literatura

Si no fuera por las letras, no aguantaría días que no son días, noches que no son noches

La verdad de las verbenas

Tertulia en el Café Gijón ABC

Uno, como sostenía Umbral, viene creyendo que Madrid es un género literario. Lo que le pasa a uno es que ya no va a los cócteles, no tiene el mismo pelo, o no tiene cabello, y la vida va achuchando.

Ocurre que ... hay que salir de Madrid a Madrid, que es un ejercicio que no se hace mucho. Ayudan los libros de Zunzunegui, de Baroja; pero también las películas de Cifesa.

Cuando se pierde la perspectiva de Madrid, la literaria, la gastronómica, cualquiera que sea, se pierden muchas cosas. Hay amigos que se van, ya lo hemos contado. Pero no se ve igual una estatua, ni se siente lo mismo ante un bulevar.

Ahora en Madrid, en este otoño que quizá sea dulce, a lo que se asiste es a una oferta de temas literarios. Muy escondidos, eso sí. Pasan los turistas, buscando sus microespacios; pasan por sobre los que anhelan sangrías obviando que ahí está la verdad carpetovetónica de Cela, o un ceceo de Valle.

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Pasa igual que cuando levantan la solería, el asfalto, y se ven adoquines sin playa debajo. Eso me ocurre a mí cuando, de higos a brevas, bajo al barrio de las Letras o me dejo caer por las Cavas, donde ya no resuena ni el trabuco de Luis Candelas. Ni el grito lírico de Quique Jeringas, ni la voz de Pepe Domingo Castaño.

Viene todo esto a que el día a día, desmonta y monta, vuelve a montar y desmontar la tesis del Madrid literario. En su huerto, como Fray Luis, me explicaba Raúl del Pozo que el idioma de la novela se inventó en cuatro calle y en las cuatro me conocen. Y fue en Madrid.

Luego, claro, tengo la apuesta de la gran novela madrileña con Ángel Antonio Herrera: primero definirle el asunto, en la medida de mis capacidades y circunstancias, y, después, tratar de escribirla. Todo con el cariño que le tengo al único que sé que puede hacerla.

Mi Madrid literario no se hace por estatuas, quizá sí por placas. Si no fuera por el sustrato literario, no entendería yo esto. Ni aguantaría días que no son días; noches que no son noches.

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