LAPISABIEN
Ese calor 'madriles'...
Llega el tiempo del 'piscineo' y de bañarse en los pantanos de tapadillo
Fuentecilla de Princesa
Mingote ya anunció los 'placeres' del calor capitalino
El género dentro por la calor, que cantaba Sabina cuando éramos de purísima y oro. Ya ha llegado el calor, ya las lascas de granito del suelo echan el fuego habitual, habitual de este mayo que no es normal, o sí. Muriéndonos a la ... solanera en la pradera de San Isidro a la búsqueda de un canutazo en la campaña electoral. Con su escrache, y su mojito, y un guiri que pasa y ve la fauna ibérica en pleno.
Los taxistas lo tienen por normal, el calor, digo, pero con los termómetros infartados, aquí, un nórdico pierde el oremus y la inspiración. Ya hay hasta cucarachas asomadas en mi biblioteca de Argüelles.
Bocanadas de aire como bostezo de burra enferma, el sol dando en las pocas neuronas que nos quedan, el bochorno de luego, cuando llega la noche insomne, y hay que dormir con los basureros de estruendo y el ruido de plástico en la madrugada sin aire. Después, los 'Marianos Medinas' de hoy, de hoy mismo, darán las temperaturas falseadas, que tenemos que ser Europa, y que se marque 38° en mayo una capital que quiere ser olímpica no es muy canónico. Ni ético.
Es en estos días en que las fuentes se abren, y quien tiene piscina va y la usa, pensando en ese verano que no tendremos. O en el que sí tendremos pero aquí, encerrados con un solo juguete, que es lo mismo que el 'piscineo' municipal e ir a los pantanos de tapadillo los sábados, domingos y fiestas de guardar.
Y paella para el niño con la paga extraordinaria de julio que no hay a estas alturas del calendario. Ha llegado el verano ya, y si puedo me remojaré los pinreles en el Manzanares, que baja oliendo a choto justo después del Puente de los Franceses. En los 'isidros', por esas cosas de los volubles dioses de la meteorología, correrá un cierto gris, que diría Valle-Inclán. Y lloverá cuando Morante venga a formar otro lío para la historia. Está escrito.
MÁS INFORMACIÓN
Seremos los mismos, y en esta evolución a cálido del planeta, nos acostumbraremos al horno. Como, qué sé yo, los lagartos amazónicos o los escorpiones. Así somos los capitalinos.
El madrileño ya ha guardado los abrigos y demás. El verano será infernal, y tendremos que aguantar con estoicismo la cuestión. Que Dios o el Diablo nos pille confesados, por caridad.