Álex Gadea: «Lo que sí tengo claro es que Madrid es una ciudad mágica e integradora»
COLONOS
En la medida de sus posibilidades, no quiere que desaparezca la tradición de la tertulia
Madrid, para el actor, es una cuestión de tiempo y perseverancia
Madrid
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Iniciar sesiónÁlex Gadea perdió el deje valenciano, a veces tiene resabios andaluces, aunque su acento es neutro y cálido si estos dos adjetivos pueden estar juntos. Tras más de media vida en Madrid exhala algo de intelectual del teatro. De intérprete que se mete hasta el ... tuétano de a quien tiene que interpretar. En el escenario del Quique San Francisco anda representando 'Ortega', por Ortega y Gasset, que es elemento discursivo y moral que centra la obra, a disposición del público hasta el 15 de octubre. No es una creación sobre el pensador, o no necesariamente, porque ya dijo el filósofo que, principalmente, había sido toda su vida un periodista. Y de ahí todo.
En el mundo de las artes dramáticas, cada vez queda menos tiempo para esa tertulia de después de bajar de las tablas. Esa tertulia que él intenta, por querencias de los antiguos cómicos, mantener desde hace dos décadas con una vieja amiga.
Se habla de Ortega, de si España está vertebrada o no mientras apura el café en una tarde primaveral que es la de los estertores del verano. Sabe que Ortega era un conversador nato, al igual que Ramón Gómez de la Serna, que también aparece en la entrevista. «Engolaban la voz, pero era lo que se llevaba». Sin ánimo de 'spoiler', su función reflexiona sobre la vigencia del libro, lo que una colección de ensayos significa para una pareja y ese dolor de perder una biblioteca o, mirarla, como se miran los objetos que ya no son de este tiempo. Se despide con un abrazo, y empieza con el ensayo general.
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—De Alcira, donde murió nada menos que Jaime I el Conquistador. Y aquí en Madrid, ya sin acento valenciano. Cuente.
—Cierto, cierto. Ya son justo 21 años en Madrid, nunca perdí el contacto con mi tierra, eso es cierto, pero siempre digo que llevo aquí más tiempo que donde nací. Yo me siento valenciano, pero también madrileño.
—Algo tendrá esta ciudad cuando tanto la bendicen. Es decir, sería un juego de palabras preguntarle por el secreto de Puente Viejo, pero no por el de Madrid...
—Podría llevar otros veinte años aquí y no lo sé, no te lo podría decir. Lo que sí tengo claro de Madrid es que es una ciudad mágica, que es una ciudad con una capacidad de integración como no he visto otra parecida, y que tiene una personalidad y posee algo único.
—Y un poquito más adelante, ¿pensaría igual?
—Una cosa es luego la propia vida, sus ciclos, ahí hay mucho de incertidumbre.
—Estamos en unas manzanas, unas pocas calles, donde se cruzaron Alberti y Lorca, donde paseaba Quique San Francisco, cuyo nombre lleva el teatro. Algún 'colono' me ha dicho que se han perdido esas tertulias de después de bajar de las tablas. ¿Usted cómo lo ve?
—La tertulia se sigue produciendo, pero yo creo que ha cambiado un poco el contexto. Yo, por ejemplo, con una amiga mía, que precisamente llegó a Madrid también hace 20 años, igual que yo, que nos conocemos desde la Escuela de Arte Dramático, quedamos por costumbre, solemos ir una vez al mes al Café Gijón. Pero sí, había lugares como el propio Gijón, el Comercial, donde se hacía esa tertulia a la que te refieres.
—¿Llegó a conocer ese mundo, siquiera en sus primer años en la capital?
—Lo más parecido eran los 'Nebraskas', de la Gran Vía. Eran cafeterías con un ambiente muy setentero donde sí, los señores mayores comentaban de teatro. Yo conocí los bares donde se podía fumar. Además, yo soy amante de las tertulias, es decir, me gusta cuando quedo con mis amigos disfrutarlas.
—Cuando se sube a un escenario en Madrid, ¿tiene la sensación de estar en Las Ventas? Es un decir...
—Ah, bueno, no sé. Mira, Madrid evidentemente tiene una connotación especial, el escenario de Madrid tiene eso. Pero también me pasa en Valencia, mi tierra.
—Anécdotas habrá para parar un tren. No sé si sabe por dónde le estoy tirando la pregunta....
—Sí. Hace poco actuaba en Barcelona, y cogí en Atocha el AVE a Málaga. Iba metido en mis cosas. Menos mal que en Puertollano, desde la productora me arreglaron el despiste.
—Vamos al 'leitmotiv' de su obra, Ortega. Se acuerda Madrid de Ortega y Gasset.
— Menos de lo que debería.
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—¿Y la razón?
— No se ha hecho justicia con uno de nuestros grandes pensadores. Es un personaje que forma parte de esa tercera España. La de Chaves Nogales; hubo un momento en que el no estar posicionado era razón para que te empujaran al olvido.
—Disculpe la última, orteguiana. ¿Cuál es la circunstancia de Madrid?
— La circunstancia de Madrid es que se va adaptando a estos nuevos mundos. Madrid, el centro de Madrid que yo conocí cuando llegué hace 20 años, no tiene nada que ver con el centro de ahora. Madrid se está acostumbrando, pues, a las nuevas tendencias, a que todo sean franquicias, a que de repente los restaurantes hayan cambiado prácticamente casi todo de estética. Todo ahora es más 'cool' y más 'chic', o como queramos llamarlo. Y es que resulta que Madrid se adapta continuamente al paso de la historia y se adapta un poco a las nuevas tendencias y a los nuevos tiempos. Pero hay algo que tiene que ver con la esencia de Madrid; el oso, el madroño, el castizo. Que no se pierdan.
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