El asesino confeso de Juana Canal, a la juez: "Se encerró en el baño para tirar el dinero del taxi del día al váter y la golpeé"
Jesús Pradeles afirma que su entonces pareja, en 2003, estaba bajo los efectos del alcohol y que se le abalanzó aquella noche, pero que le dio un empujón sin intención de matarla. Ha sido enviado a prisión sin fianza acusado de homicidio
Aqueología policial para desenterrar un crimen a punto de prescribir
La confesión del exnovio de Juana Canal: «La hallé muerta en casa. No sabía qué hacer y la descuarticé, la metí en dos bolsas y la enterré en Ávila»
Jesús Pradeles Herrero, la pareja de Juana Canal Luque en el momento de su muerte, la madrugada del 22 al 23 de febrero de 2003, realizó pasadas las once de la noche de ayer una confesión completa de cómo la mató. A primera ... hora de esta tarde, ha detallado más, en el juzgado de Instrucción número 3 de Ávila, lo que ocurrió aquella jornada en el piso de la calle de Boldano, en Ciudad Lineal. La juez le ha enviado, tras 40 minutos de relato, a prisión provisional, comunicada y sin fianza, acusado de un homicidio enmarcado en un caso de violencia de género.
ABC ha tenido acceso al contenido parcial de la declaración, de manera indirecta. Jesús ha relatado a la juez y a la fiscal (que estaba acompañada en sala del fiscal jefe de Ávila, muy implicado en el caso) que esa noche llegó a la vivienda y se encontró a Juana bajo los efectos del alcohol y las drogas. Se trata de una estrategia de intentar invertir la carga de la prueba, aunque a la desesperada, sobre la víctima. Entonces, siempre su relato, comenzaron a discutir, fundamentalmente por dinero.
Juana llamó al 091, que comisionó una patrulla de la comisaría del distrito. La pareja le dijo a los agentes que no pasaba nada fuera de lo normal. Que aquello era solo una discusión y Jesús insistió en que estaba, de hecho, haciendo las maletas para irse de casa. Los funcionarios no vieron que estuvieran heridos y se marcharon. Eran cerca de las 3 de la madrugada. En aquella época, faltaba un año para que se aprobara la Ley Integral contra la Violencia de Género, que dota a estas mujeres de una protección que no tuvo Juana, que quedó desamparada esa noche.
Discusión por la recaudación del taxi
Porque cuando se quedaron solos de nuevo, siguió la discusión, que incluso escucharon los vecinos. Según Jesús, Juana le reprochó la poca recaudación que había traído de su jornada en el taxi, que se la cogió, se metió en el cuarto de baño y, encerrada, dijo que la iba a tirar por el váter.
Según el homicida confeso, en un momento dado, ella se le abalanzó, momento en que él respondió con dos empujones o golpes y ella cayó al suelo. Pensó que estaba solo desvanecida.
Entonces, él hizo las maletas. Subió y bajó en un par de ocasiones con el equipaje, para meterlo en su taxi; pero la segunda vez vio que Juana no respondía y se dio cuenta de que estaba muerta. "Cogí un cuchillo de cocina y la partí en dos, en la bañera. Luego, la metí en dos maletas, las subí al Skoda (su taxi) y la enterré en el paraje de Ávila, cerca de mi pueblo", ha venido a confesar.
Rápidamente, volvió a Ciudad Lineal, donde arrojó las dos maletas en los contenedores de la calle de Alcalá, a 10 metros de Boldano. Subió al piso, lo limpió a conciencia y dejó la nota manuscrita al hijo mayor de Juana, Sergio, que esa noche había salido y pernoctado con sus tíos. Luego, se esfumó.
La confesión ante los agentes
Este giro en el caso comenzó sobre las once de la noche de ayer, según adelantó este periódico esta mañana. Policía y Guardia Civil estuvieron tomándole testimonio hasta las 3 de esta madrugada. Según ha podido saber ABC, lo hizo delante de su abogada (una de oficio, pues ya no contaba con el que tenía contratado desde hace tiempo) y ante los investigadores, tanto de Policía Nacional como de Guardia Civil, que han retomado el caso hace unos meses, a solo cuatro de que prescriba. Llegó a emocionarse al relatar los hechos. Hasta ese momento, solo había reconocido que se la había encontrado muerta al llegar de trabajar y que la había descuartizado, pero no el asesinato.
Jesús reconoció que esa noche llegó a la casa y que ambos se enzarzaron en una fuerte discusión. Los dos eran consumidores habituales de medicamentos y alcohol, aunque ella estaba rehabilitada. Presuntamente, la agredió y, sobre las 2.45 de la madrugada, Juana llamó a la Policía.
Sin embargo, cuando llegaron los agentes de la comisaría de Ciudad Lineal, ambos les dijeron que había sido una simple discusión, y Jesús incluso afirmó que iba a recoger sus cosas y a abandonar el domicilio.
La confesión del exnovio de Juana Canal: «La hallé muerta en casa. No sabía qué hacer y la descuarticé, la metí en dos bolsas y la enterré en Ávila»
Carlos HidalgoJesús, el que fuera pareja de Juana Canal, confiesa que se deshizo del cadáver pero no que la asesinara. El cúmulo de indicios le han acorralado: le dio una paliza a Juana, que llamó a la Policía, y la sepultó en su propio pueblo
Pero que cuando los policías se marcharon, él la volvió a agredir. Pasadas las tres de la madrugada, la mató de un golpe, según él mismo ha reconocido en su confesión firmada (aunque ha dicho que no tenía intención de matarla), y la descuartizó en, en dos partes, la bañera. Tenía miedo a que Sergio, el mayor de los dos hijos de Juana (que falleció en 2016) le sorprendiera. Había salido de fiesta esa noche y se había quedado a dormir en casa de sus tíos, pero debía regresar esa mañana.
Esa madrugada, dejó la siguiente nota a Sergio, que al regresar al piso se lo encontró vacío: ni su madre ni el novio de ella estaban allí. Solo había una nota manuscrita del encartado y Juana no se había llevado ni su teléfono ni la cartera. «Sergio, hemos vuelto a discutir y tu madre (ha llamado a la Policía y todo) se ha tomado un montón de pastillas y se ha ido. Ha habido un momento en que se ha quedado muy 'grogi' (sic). Me ha amenazado con beber. Me voy a buscarla», rezaba el escrito.
Los investigadores, hasta esta confesión, manejaban como hipótesis que la hubiera matado en Boldano pero que cabía la posibilidad de que la descuartizara en la finca familiar de él en Navalacruz (Ávila). Pero, según el testimonio del homicida confeso, la desmembró en la bañera, la metió en dos maletas y condujo con el cadáver hasta la casa abulense. Lo limpió todo, en ambos inmuebles.
Ayer, los investigadores se llevaron un hacha y varios cuchillos de la finca, para intentar cotejar las armas con posibles heridas que hayan quedado marcadas en los huesos hallados (una parte del cráneo, una tibia, un fémur, una parte de un brazo y la cadera, entre otros, que tienen que ser analizados en el laboratorio y por un antropólogo forense. La idea es saber si realmente la mató a golpes o con algún arma blanca.
Policía y Guardia Civil rastrearon esta semana la vivienda, sin habitar desde hace dos décadas, y la finca, pues creen que utilizó una azada o pala para enterrarla en el paraje donde se han hallado sus huesos, a unos 2 kilómetros de distancia.
La primera confesión parcial
Jesús Pradeles Herrero, tras dos décadas, se derrumbó ayer por la mañana y confesó a los agentes: «Esa noche llegué a casa, en la calle de Boldano, y encontré a Juani muerta. No sabía qué hacer con ella y la descuarticé. Luego, la metí en dos bolsas y la enterré cerca de la finca de mi familia, en Ávila».
Este pequeño hostelero (trabaja en un puesto ambulante de hamburguesas y bocadillos en las fiestas de los distintos pueblos de la región), de 58 años, reconocía solo en parte su involucramiento en el crimen.
Una táctica a la que el equipo conjunto de Policía Nacional y Guardia Civil conformado hace un mes para esclarecer este caso antes de que prescriba no dan credibilidad ninguna. Jesús buscaría así ser autor solo de un delito de profanación de cadáver, dejando en el aire una cuestión fundamental, que es cómo, presuntamente, mató a Juani aquella noche del 22 al 23 de febrero de 2003.
La esposa actual, destrozada
Su mujer actual (y por supuesto sus cuatro hijos, algunos aún en edad escolar) no tenían ni idea de lo que supuestamente hizo el padre de familia. De hecho, ayer, en su confesión, insistió en que solo él, y sin ayuda de terceros, fue quien despedazó el cadáver de Juana Canal y lo semienterró en el paraje abulense. A más de 100 kilómetros del piso madrileño de la calle de Boldano donde asesinaron a la mujer.
La esposa se Jesús quiso ayer verle unos instantes en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de Ávila. Estaba destrozada y desconocía que se había casado con un criminal apenas seis meses después de que matara a Juana de manera tan salvaje. Tienen cuatro hijos en común y residen en Fuente el Saz del Jarama, donde fue arrestado el homicida confeso el miércoles a las 9.30 horas.
Esta mañana, ha sido conducido a los juzgados de Ávila. La titular número 3 de Instrucción de la ciudad castellanoleonesa está tomándole declaración y se prevé que sea enviado a prisión comunicada y sin fianza, acusado inicialmente de homicidio.
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