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El Encinar, donde anochece más despacio

BAJO CIELO

El demonio entra por los lugares más insospechados, y todo ese verde bien podado y esas urbanizaciones con dos piscinas se vuelven un lugar inhóspito y hostil

El fin de los barrios en ese nuevo Starbucks

Fachada del colegio Highlands, en El Encinar BELÉN DÍAZ
Alfonso J. Ussía

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Me comentaba, Jon Juaristi, que desde Plaza Castilla se coge el 'Puigdemont', el bus 155, para ir hasta el Soto de la Moraleja y El Encinar. Esa parte de la ciudad es un refugio seguro, alejado de presiones y ruido, un paraíso dentro de la ... ciudad que refresca las noches de verano y actúa de bunker para que las infancias se desteten seguras y controladas: colegios privados, centros comerciales propios, porteros de seguridad 24/7, vecinos de confianza… Se respira un relevo generacional, pues muchos matrimonios jóvenes comienzan la aventura de la familia en pisos y urbanizaciones que tienen su edad, y también en promociones que vencen terrenos que fueron parques infantiles o descampados áridos de cuando todo crecía más despacio. Llegan nuevas gentes que ganan seis cifras con hijos pequeños y grandes ilusiones. Dan lo mejor a los suyos, coles, extraescolares a caballo, el sueño de las noches de verano en la piscina, mientras papá y mamá reciben amigos, un gintonic y otra pareja que esperan al cuarto para noviembre; bandeja de quesos, un tequila importado, los campamentos, un viaje relámpago. Trabajan duro para tenerlo bien montado.

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