Temor en Ascao por un poblado chabolista: «Ha habido incendios y peleas, no podemos más»

Un parque infantil de Ciudad Lineal se ha transformado en un campamento de infraviviendas y un almacén para la chatarra

Una riada de chabolas de madera nace en los márgenes de la M-30

Chabolas y chatarra en el parque infantil de Ascao Guillermo Navarro

En un parque infantil situado a apenas unos metros de la estación de Metro de Ascao ya no juegan niños. El único movimiento que se percibe por la zona es el vaivén de carritos de supermercado con chatarra en su interior empujados por los individuos ... que han transformado este espacio lúdico en su nuevo hogar. Los vecinos, hartos de la inseguridad que este asentamiento chabolista supone para ellos, reclaman una solución urgente. «En el último año ha habido dos incendios, no podemos seguir así», lamenta Nieves, una de las residentes que más se ha movilizado.

Entre los arbustos que hay tras las verjas de colores que rodean el parque, se pueden ver, con un corto paseo, todo tipo de electrodomésticos, colchones, restos de comida, bolsas de plástico gigantes y distintas chabolas recubiertas con alguna que otra rama. «Aquí duermen, se duchan, comen y guardan la chatarra de los contenedores del barrio para luego venderla», explica a ABC Luis, residente de la calle de Ascao, en el distrito de Ciudad Lineal. Desde hace año y medio, estos nuevos 'moradores' han hecho del parque su casa y lugar de trabajo. Por ello, tanto a Luis y Nieves como a más de una treintena de vecinos de la zona comienzan a inquietarles que el problema que tienen a las puertas de sus viviendas no tenga remedio.

Una de las chabolas del parque infantil de Ascao Guillermo Navarro

Alrededor de sus habitaciones de plástico, estas personas sin hogar almacenan los objetos que recolectan cuando patrullan el barrio. Televisores de distintos tamaños, lámparas y todo tipo de artículos alarman a los padres que han tomado una decisión tajante para evitar que sus hijos salgan de alguna manera malheridos. «Ya no va nadie al parque cuando normalmente se llenaba de niños una vez salían del colegio», relata Nieves.

Aunque se les haya arrebatado este espacio de juego a los más pequeños, la verdadera preocupación de los vecinos de este barrio de Ciudad Lineal reside en el constante riesgo de incendios al que se ven sometidos. En el tiempo en el que estos individuos llevan residiendo entre columpios y toboganes, se han producido dos. «Estaba durmiendo y por un momento pensé que estaba lloviendo. Vimos que algo se estaba prendiendo y llamamos a los bomberos», relatan. No han sido escasas las ocasiones en los que los nuevos vecinos han sido vistos con bombonas de butano. «No nos gustaría irnos de vacaciones, volver y que todo este quemado», explica Luis.

La presencia de este grupo no solo ha espantado a familias, sino también a servicios de limpieza, por lo que este parque infantil sufre una situación de descuido desde su llegada. «Pasa por aquí una furgoneta, pero en realidad no limpia nada. Cuando vienes esta igual. Recogen las bolsitas de basura y ya», determina Virginia.

Higiene

«La situación de higiene es lamentable», se queja Luis a ABC, al tiempo que señala el campamento al que tiene una vistas privilegiadas desde su terraza. En este espacio no solo se asean al aire libre con el agua de una fuente cercana que trasladan con una garrafa, sino también orinan y defecan entre los arbustos.

El trato de los residentes de la zona con el grupo de personas que han ocupado este parque infantil ha sido nulo desde su llegada. Sin embargo, prefieren no mostrar su rostro en este reportaje. Temen que su movilización llegue a tener represalias.

Tan solo los trabajadores de un bar situado en justo en frente de este parque infantil han interactuado más de cerca con ellos, aunque aseguran que el intercambio de palabras ha sido insignificante. «Vienen se toman su café y se van», explica el camarero. Este espacio transformado en un poblado chabolista también ha sido escenario de una «batalla campal». A pesar de que desconocen si estas personas sin hogar estuvieran involucradas en este altercado, temen que se agrave la situación.

Vista desde una terraza de una de las chabolas asentadas en el parque infantil Guillermo navarro

Es primordial para las familias que el espacio de juego vuelva a su uso original. En múltiples ocasiones los vecinos han acudido a la Junta Municipal de Distrito de Ciudad Lineal para denunciar esta situación. Sin embargo, ninguna respuesta les lleva a una clara solución. «La última noticia que tenemos es que les van a desalojar el 23 de junio», aseguran.

Fecha de desalojo

No obstante, ya han seguido impacientemente un desahucio de esta decena de personas que finalmente no se ha producido. «Nos dieron una fecha y al final no vinieron», lamenta Nieves. En una carta que recibieron el pasado 26 de abril y a la que ha tenido acceso ABC, desde la Junta les aseguran que «se procederá al desalojo de las personas que ocupan dicho espacio a lo largo del mes de mayo».

«Las palabras que te dan son muy buenas, pero los que soportamos esta situación somos nosotros», lamenta Nieves, quien a lo largo del último año ha intercambiado cartas con la administración pública.

La Junta Municipal de Distrito de Ciudad Lineal ha activado el protocolo de personas sin hogar para resolver la situación de estos 'sin techo'. La actuación de los actores implicados se llevará a cabo «próximamente», informan fuentes municipales a ABC, aunque no confirman que esta acción tenga lugar este domingo.

En el procedimiento que sigue el Ayuntamiento de Madrid participan servicios municipales distintos. Hasta el lugar se trasladan efectivos de la Policía Municipal, que se encargan de filiar o comprobar si los individuos en cuestión lo están; Samur Social, para ofrecerles una solución acorde con sus necesidades; y Selur, que se encarga de la limpieza de la zona una vez desalojados. Este protocolo se activa en el caso de que haya presentado una reclamación o de que los equipos municipales hubieran detectado esta situación.

Sufrir las consecuencias de la ocupación de este parque infantil no suena a nuevo para los vecinos de este barrio. Ya hace cuatro años, en 2020, una pareja de rumanos se instaló en este mismo espacio. En una conversación con ABC, estos individuos de apenas 30 años relataron que viajaron desde su país natal en autobús y que tan solo llevaban cuatro meses en la capital española.

«Nos levantamos a las seis o a las ocho, vamos a buscar chatarra y luego la vendemos. Ella también pide en la iglesia», explicaba entonces uno de ellos. Por cada kilogramo de chatarra recibían diez céntimos, con los que compraban comida para llevar en un supermercado cercano. Lo que les sobraba, lo gastaban en tomarse un café todas las mañanas en el bar que hay justo enfrente del parque.

Distrito problemático

La transformación, por segunda vez, de este parque infantil en un campamento chabolista no es lo único que preocupa a estos madrileños. Los altercados protagonizados por bandas latinas también ocupan sus desvelos. En lo que llevamos de año, el entorno del metro de Ascao ha sido escenario de varias situaciones violentas. En mayo, cuatro jóvenes –tres de ellos menores de edad– fueron detenidos por acuchillar a dos hombres en un atraco. Tres meses antes, la zona fue escenario de una reyerta que acabó con 14 personas arrestadas por una paliza a otros cinco jóvenes.

El de los Dominican Don't Play (DDP) es el grupo predominante en este distrito. Aunque, según indican estos vecinos, no tienen constancia de que el grupo de chabolistas e integrantes de esta banda juvenil hayan tenido algún altercado, temen que el parque infantil situado a las puertas de sus casas albergue más reyertas.

Las canchas de baloncesto ubicadas al otro lado de la calle de Luis Ruiz es un punto de trapicheo de droga, aseguran los residentes de este barrio. «Cuando se apagan las luces, traen sus propios focos y están ahí hasta las tantas. Cada vez que vienen mis nietos me dicen que qué bien que hay mucha policía que nos protege», explica Luis, que desea que esta situación tenga un punto y final antes de que sea demasiado tarde.

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