Víctimas de la explosión: «David siempre estaba dispuesto a ayudar en la parroquia»

«En la comida estaba Rubén, sí», confirma a ABC. «Está recién ordenado. En junio si no recuerdo mal. Es fortachon, corpulento...», le describía deseando que eso le ayudase a superar las muy serias heridas provocadas por la brutal deflagración. Horas después, sin embargo, el sacerdote Rubén Pérez, de 34 años, fallecía en el hospital de La Paz como consecuencia de las graves heridas .

«Rezamos por él y por David, aunque desgraciadamente haya fallecido», dijo Ángel Iglesias. Las lágrimas irrumpen en la mirada de Juan Carlos, el conserje del edificio que, ayer a las 18 horas, tenía que haberse incorporado a su puesto de trabajo. «David siempre estaba dispuesto a ayudar en la parroquia», cuenta visiblemente afectado. «No sé si me he quedado sin trabajo, pero eso no me importa. Que sea lo que Dios quiera», expresa. «No me consta que hubiera problemas en alguna caldera. Todo estaba revisado hace relativamente poco por un técnico. Cada planta tenía su propia caldera. Son como las de las viviendas. No sé qué ha podido pasar», cuenta. «La desgracia podía haber sido mayor si sucede a otra hora. En el salón de actos de la planta baja, incluso con la limitación de aforos vigente, se pueden llegar a reunir 65 personas. Si llega a pasar las nueve de la noche hubiera sido aún peor», añade.

A su lado, Consuelo, solo tiene buenas palabras para Rubén y David. «A los padres de Rubén los conocemos de siempre, son bellísimas personas. Estamos conmocionados por lo que ha ocurrido», comenta. «David y su mujer, Sara, forman una pareja maravillosa. Son muy buenas personas . Ella no ha querido separarse del cordón policial hasta que la han convencido de acompañarla a casa. David deja cuatro criaturas huérfanas. Que desgracia...», lamenta. «Toda la comunidad del Camino Neocatecumenal pedimos por su alma, por su familia y por que Rubén salga adelante. Nos van informando y la última llamada decía que está muy mal...», contaba sobre las 20 horas, cinco después de la detonación.

Hasta el lugar de los hechos se acercó el cardenal Carlos Osoro para rezar por las víctimas junto con miembros de la comunidad cristiana. El arzobispo recibió por la tarde un telegrama del Papa con sus condolencias «al clero y a todos los hijos de ese amado pueblo, su cercanía y afecto en estos duros momentos». El cardenal secretario de Estado, que transmitió el pésame al cardenal Osoro, añadió que el Santo Padre «eleva oraciones al Señor y encomienda muy especialmente a su misericordia el eterno descanso de las víctimas, así como a los heridos y a sus familias», informa Juan Vicente Boo.