Ruta por el Madrid de la zarzuela: «Se puede conocer y cartografiar la capital a través del género chico»
ABC recorre con el barítono Javier Recio sobre la vigencia y el madrileñismo de las obras teatrales de la mano de uno de sus más destacados intérpretes
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Iniciar sesiónAunque Javier Recio naciera en Marchamalo, Guadalajara, le fascinaron desde pequeño los neones de la Gran Vía . Aunque nuestro barítono es joven, tampoco hace mucho que de Marchamalo a Guadalajara había que tomar dos buses, y de ahí un tren a ... Madrid. De modo que a Javier, esos viajes iniciáticos a Madrid con la familia, aun a pesar de continuos, le fueron dando de la capital una imagen mitológica, sí, al joven aspirante a camerinos. La misma fantasía que viene fascinando a artistas de todo jaez desde que Madrid es Madrid. Aquí, a nuestro barítono, desde la tierna infancia, se le metió la música por las mientes una vez que escuchó 'Norma' en la voz de María Callas .
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Dicen que todo héroe tiene un momento en que ve cómo se le para el tiempo, cómo el camino se aclara, y Javier lo vio con la Callas que, entre otras cosas, es el corolario lírico de cómo la ópera , en otro momento de apertura, dejó los estrechos márgenes canoros y, a pesar del cuché, se abrió al mundo. Pero con Javier Recio, barítono más que reconocido en el complejo mundo de la lírica internacional, no hemos venido a hablar de ópera . O acaso sí, pero de nuestra ópera; de la zarzuela . El género chico que tanto contribuyó en su día al callejero de Madrid por razón de que hubo un tiempo, no tan lejano, en que la zarzuela era parte fundamental de Madrid. Calles como Luisa Fernanda , ahí en la trasera de Princesa , barrios como el de Chueca , vienen a dar esa realidad zarzuelera de la que la ciudad no puede renunciar: sería como asesinar a Cervantes o edificar una salchichería en la Casa de Lope de Vega.
La cuestión que se le hace a Recio en la puerta del Teatro de la Zarzuela (detrás del Congreso y enfrente de las croquetillas de Casa Manolo), que anda con una voluminosa maleta con las partituras de 'Gianni Schicchi' de Puccini , es la de la buena/mala fama de la zarzuela en nuestros días. La primera pregunta para caminar por el Madrid más zarzuelero tiene que ver con el matiz peyorativo del propio adjetivo, 'zarzuelero'. «Se intentó hacer una ópera nacional, como en Francia o Italia, pero por el inveterado rechazo del español hacia sus símbolos no triunfó en sus primeros compases. Insisto, sólo en los primeros compases», argumenta. Porque después, andando el tiempo, y como reza una plaquita en el Teatro de la Zarzuela, Barbieri, Gaztambide, Luis de Salas o Luis de Olora , erigieran con su empeño no sólo un teatro, sino un modo de entender Madrid. E Isabel II , que promovió la construcción del teatro, no era ajena al fenómeno zarzuelero.
Y aquí Recio, madrileño por cercanías alcarreñas y por vocación, es claro: «Se puede cartografiar el Madrid anterior a 1950, simplemente, a través de la zarzuela». Y con esta aseveración va implícito el hecho de que no sólo en este género musical quedaba reflejado el paisaje de la Ciudad, también el paisanaje. «Fíjate en los tipos secundarios de la zarzuela, eran un retrato vivo del Madrid de no hace mucho tiempo. De ahí su éxito». Tipos secundarios madrileños, castizos, que son los mismos de Arniches pero con más cante y con más baile. De ese caldo de cultivo saldría El Pichi de 'Las Leandras' , para más información a nuestros amables lectores.
Recio, tan caminado por teatros de medio mundo, no puede evitar que el vello se le erice cuando damos a salir a Gran Vía , la que musicaron Chueca y Valverde en 1886. Y se le escapan por lo bajinis las notas del llamado vals del Caballero de Gracia (el del Oratorio ): «Caballero de Gracia me llaman/ Y efectivamente soy así/ Pues sabido es que a mí me conocen/ Por mis amoríos todo Madrid /Es verdad que estoy un poco antiguo /Pero que en poniéndome mi frac/ Soy un tipo gentil de carácter jovial/ A quien mima la sociedad [...]».
En eso se siente que la zarzuela está viva. En que sus musiquillas más célebres van a dar a calles y cada calle tiene su musiquilla. Y eso Recio lo reconoce en el paseo por el Madrid mínimo y zarzuelero que también pasaría por Paseo del Prado , donde hay un cuadro de 'El niño judío' de Pablo Luna , y por Lavapiés con sus barberillos . Y por Las Vistillas . Y por los banderines de la Latina cuando cae la Virgen de la Paloma y así. A Recio, todo este mapa de la zarzuela de Madrid le emociona. Él ha estado en el Metropolitan de Nueva York , pero su Teatro Real es su Teatro Real y, en resumidas cuentas, le «emociona estar en su ciudad» y que le aplaudan por un 'Luisa Fernanda' . No obstante, el barítono echa de menos más inversión en ópera, en zarzuela, «porque es cultura». Y pone el ejemplo de que en Salzburgo sería inconcebible que cualquier criatura desconociese 'La flauta mágica' . Y para ello, «las autoridades tienen que ponerse manos a la obra con planes ambiciosos. Los colegios son un buen público para ir generando, al menos, sensibilidad con la música cantada».
Recio habla con mucho cariño del Teatro Real, «un primera división». Y rememora también la complejidad de su profesión que pasa, primero, por diez años de estudios reglados. Y después un dominio completo de los idiomas operísticos, que en el caso del alemán es de una complejidad manifiesta «por los dialectos y las inflexiones». Más allá, Javier Recio pondera sobre todo al intérprete de zarzuela que requiere «ser un pedazo de actor», o en otras palabras, «proyección dd voz, técnica y naturalidad». Nada menos.
Lejos del exclusivismo que se le puede presuponer a un barítono. Ve con buenos ojos los musicales de la Gran Vía, habla con pasión de Plácido Domingo («madrileño y universal»), de Alfredo Kraus o de Federico García Lorca . Porque en la ópera, como en la zarzuela, como en el arte, hay que «tener duende». Recio se acuerda de Saoia Hernández (bendecida por la Caballé ), o de Ainhoa Arteta . Todo eso para insistir en que hay cantera en el género chico en particular, y en la ópera en general. Y aquí, en España. Pero insiste en que Cultura, o «a quien corresponda» debe poner en valor todas esas composiciones que duermen el sueño de los justos, especialmente desde 1950 en adelante.
Y Javier mira a los cuatro puntos cardinales de Madrid, y ve zarzuela por todos lados.
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