Estado de alarma
Madrid, una ciudad a medio gas: «He cambiado el billete de ida por miedo a que por la tarde me multen»
La entrada en vigor del estado de alarma deja estaciones casi vacías antes del puente del Pilar y tráfico fluido en las carreteras de salida
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Iniciar sesiónMiguel espera, este viernes a mediodía, en la primera planta de Atocha la salida de su tren con destino Cádiz. Cada semana viaja a Madrid por motivos laborales y, aunque ayer se decretase el nuevo estado de alarma , lo tiene claro. «Es ... un día normal , con muy poca gente, como cualquier otro desde que la movilidad está restringida. Lo que sí veo es que la gente camina con más prisa , como si tuvieran miedo a ser multados», opina al lado del control de equipajes que da acceso a las vías, todavía sin agentes que vigilen los movimientos. Con un discurso tajante, divide las críticas a partes iguales entre el Gobierno regional y el estatal. «Estamos entrando en modo de desastre. Cada día dicen una cosa y confunden a las personas. No nos enteramos de si podemos entrar y salir, de si nos hace falta un papel o de si hay multas . Es un caos», dice sobre la gestión de la pandemia.
La sensación de incertidumbre –y temor a las sanciones– es generalizada en la principal estación ferroviaria de la capital, que registra una imagen atípica en el día de salida del puente del Pilar . Sin llegar a estar paralizada, el vaivén de viajeros en Atocha nada tiene que ver con el del año pasado.
Entre los trabajadores, la percepción es la misma. «A esta hora hay muy poco movimiento. Quizá, la salida más grande se dé por la tarde cuando las medidas estén claras y la orden publicada. Ahí es cuando la gente huye . La semana pasada, cuando salió hablando Illa, eso fue lo que pasó», cuenta un empleado de seguridad. Así ha sido: las colas, nada comparables a las de otros años, se han visto a primera hora de la tarde, momento de salida de los AVE y justo después de la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
En la zona de las cafetería espera Sara, estudiante de Derecho en Madrid que viaja a su casa en Alicante al poder seguir las clases online. A ella la medida extraordinaria impuesta por el Ejecutivo de Pedro Sánchez la pilló con la maleta hecha. «Ya tenía el billete comprado para hoy, con motivo del puente. Lo que sí he hecho es adelantarlo : antes salía por la tarde y he llamado para cambiarlo por miedo a que me multaran», desvela, aunque piensa que no tendría problema alguno al tener su residencia habitual en la ciudad valenciana.
Las cifras no dejan lugar a dudas. Solo desde el pasado sábado 52.005 billetes de AVE o larga distancia con destino u origen Madrid han sido anulados . Los días más perjudicados han sido hoy y el próximo lunes. A pesar de esto, 3.995 personas han salido de la región en tren, hasta las 14 horas: 697 lo hicieron por Chamartín y 3.298 por Atocha.
Por carretera, el tráfico rodado ha sido fluido, pero se ha dado la misma circunstancia que en Atocha: los pocos atascos que se han registrado han tenido lugar tras la publicación de la norma en el BOE. Hasta las 16.40 en las principales vías de salida de la capital no ha habido retenciones de importancia, tal y como se recoge en el boletín de la Dirección General de Tráfico (DGT). El cambio se ha producido una hora después en tramos de la A-1 y la A-4.
Coincide el informe del Ayuntamiento de la capital publicado a primera hora de la tarde. «La valoración que se puede hacer del tráfico en la hora punta de salida es que se está comportando con menores problemas circulatorios de lo habitual un viernes», señala el texto de la Dirección General de Gestión y Vigilancia de la Circulación. Además, especifica: «A las 14 horas son frecuentes las retenciones tanto en M-30 como en las radiales , en sentido salida. Hoy no se están produciendo o son de mucha menor entidad».
En la estación de autobuses de Méndez Álvaro la imagen de un Madrid a medio gas se mantiene. «Hasta las 14 horas hemos hecho 200 euros de caja. Lo habitual en los días anteriores eran 500 y, antes de la pandemia, mil. Hoy no hay movimiento, mucho menos que cualquier día de limitaciones », indica, con resignación, el trabajador de una de las tiendas que hay frente a las dársenas.
En las sillas aguarda Isabel, que viaja a Salamanca a reencontrarse con su novio. Le queda más de una hora de espera, pero ha preferido ir con tiempo. La joven, valenciana que se ha trasladado a la capital solo con el motivo de encontrarse con su pareja, desconocía las limitaciones que afectan a Madrid capital , Alcobendas, Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, Parla y Torrejón de Ardoz. El lunes volverá a Madrid y confía en no enfrentarse a ninguna sanción ni ser parada en un control policial.
A 20 kilómetros, suena la megafonía del aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas recordando la obligatoriedad de llevar mascarilla. Son las 15.15 horas de la tarde y el estado de alarma ya es un hecho. Una docena de policías nacionales se sitúa en las dos pasarelas que dan acceso a los controles. «¿Adónde viaja? ¿Tiene salvoconducto?», pregunta uno de ellos a Alba. La chica, que se dirige a Mallorca, responde afirmativamente. «Saqué el billete ayer, después de que el TSJM no avalase las medidas del ministerio. Quería ir a ver a mi familia después de dos meses», responde ella, que trabaja en Madrid. «Lo que han hecho con Madrid es un circo, cada día dicen una cosa diferente », manifiesta antes de pasar su código por el lector de los controles y acceder a la puerta de embarque.
En el aeropuerto había programadas para este viernes 348 operaciones , entre salidas y llegadas. Desde AENA cuentan que esas cifras son las habituales desde hace semanas, sobre todo, después de que se levantase el primer estado de alarma, en junio. El tráfico aéreo nunca llegó a recuperarse.
En la parte de llegadas la estampa es igual de desoladora. Al interior solo pueden pasar aquellos que tienen tarjeta de embarque . No es el caso de Nerina. En sus manos lleva uno globos infantiles de nubes y arcoíris. Inquieta, no puede apartar la vista de los pasajeros que salen con sus maletas. Su hija Nerea, de 4 años, va en el interior de un avión que acaba de aterrizar. Originarios de Ecuador, allí fue donde nació la pequeña, a la que llevaba un año y siete meses sin ver. «Tuve que volver del país porque aquí estaban mis dos hijos mayores con su padre. Hasta ahora no hemos conseguido arreglar los papeles para traerla», expone Nerina con lágrimas en los ojos. « Iba a venir la próxima semana pero lo hemos adelantado todo por si cerraban los aeropuertos», explica. Entre todo el caos, las dudas y el conflicto político, la vida sigue: «Ahora la esperan sus dos hermanos en casa».
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