El imperio criminal de los 'loverboys' ya controla el 60% de la prostitución rumana
La UCO la considera la práctica más extendida y difícil de combatir: chicos que esclavizan a sus 'novias', sin que ellas se consideren víctimas. Detrás hay beneficios millonarios y blanqueo
Una joven rumana explotada en Marconi, en plena pandemia
Chica de pueblo en Rumanía conoce a chico. Chico enamora chica. Se hacen novios y se mudan a España. Chica acaba vendiendo su cuerpo y él viviendo a su costa. Atrapada entre el 'amor' y la sumisión. Este es el resumen de una ... realidad, la de la prostitución promovida por los llamados 'loverboys', que se ha convertido en la más generalizada en nuestro país. «Actualmente, el 60% de la trata de mujeres del Este, principalmente de Rumanía, se ejerce de esta manera», explica un experto en el tema de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con numerosas operaciones a sus espaldas.
No es un nuevo 'modus operandi', pero los especialistas explican que está cambiando sustancialmente. Al 'loverboy' siempre se le relacionaba antes con 'Cabeza de Cerdo' y las mafias que ejercen su posición de fuerza en lugares como el Polígono Marconi (Villaverde) o el de la Cantueña (Fuenlabrada). Ioan Clamparu, de 51 años, fue condenado a 30 años de cárcel después de entregarse un jueves en las dependencias policiales de Canillas. Tenía bajo su yugo a cerca de 400 mujeres. Era el mayor proxeneta de Europa. Un tipo salvaje que a los incipientes 'loverboys' cobraba entre 400 y 500 euros al mes por cada chica que querían colocar en sus zonas de Marconi. «En estos grupos siempre está el 'loverboy' presente: 'Me pagas si quieres que esté tu mujer trabajando en mi zona'. Cada una de estas mafias lleva el control de entre cinco y diez mujeres. Lo máximo serían unas 60 mujeres rumanas, dependiendo del momento. En su día, cobraban un fijo al mes por zona; el 'loverboy' le retiraba el dinero a la mujer».
Ahora quedan entre tres y seis organizaciones activas en este prostíbulo al aire libre del sur de la capital, según el momento. «Eso ha cambiado, porque saben que la condena sobre una víctima es individual: cada mujer que tengas la suman a tu condena. Por eso están evolucionando en que cada 'loverboy' explota a una. Es lo habitual en estos momentos, excepto en lugares como La Junquera».
Aún en Marconi 'alquilan' a las seis mafias que allí controlan la zona las calles para colocar a sus 'novias'
La dificultad de denunciar
Marconi, a solo unos kilómetros de la Puerta del Sol y en un área donde viven miles de personas, es el epítome de la explotación sexual callejera, también ahora en pandemia: «Porque las mujeres rumanas que están ejerciendo no son nuevas, sino que estaban en Madrid cuando se cerraron las fronteras», inciden en la UCO.
El polígono, como también ocurre en la Cantueña, está dividido en zonas: búlgaras, rumanas, nigerianas... Las mafias del Este que operan allí viven muy cerca y, en cuanto alguna tiene algún problema, aparecen cuatro 'armarios empotrados' «y le ponen las pilas al cliente» : «Antes, el 80% de las mujeres de Marconi eran rumanas. Ahora ha bajado el porcentaje. Si antaño controlaban cinco o seis calles, en la actualidad son dos o tres».
Estos especialistas en la lucha contra la trata reconocen que la técnica del 'loverboy', tan extendida, es la que más dificulta su trabajo. Jueces y fiscales exigen en el 99% de los casos la denuncia de la chica , pero al estar enamorada de su verdugo es incluso más difícil convencerla que con otras nacionalidades como las nigerianas (a las que amenazan con vudú) o las latinas (que están sometidas por modos más culturales propios).
«Las mujeres rumanas se llevan la palma en el mundo de la prostitución, también existe esta realidad con búlgaras, moldavas e incluso algunas rusas», especifican en la Guardia Civil.
Una chica rescatada por la UCO
Pero, ¿cómo llega una cría a esta situación? «Los 'loverboys' son chavales jóvenes, guapos, que llaman la atención. Las captan en zonas pobres y rurales de Rumanía, como Braila. Se les acercan con sus motos y coches. Cuando enamoran a una, no la pierden. La mujer rumana busca mucha protección en un hombre. Luego, les proponen empezar una nueva vida en España . Y, al poco tiempo, les dicen que necesitan dinero, utilizando mentiras del tipo: 'Mi madre tiene cáncer y hay que ayudarla'». Y las ponen en la calle. Ellos, mientras, se pasan el día metidos en el gimnasio, en bares, conduciendo vehículos de alta gama y jugando en salas de apuestas. Y sin dar palo al agua. Gastando el dinero que ellas llevan a casa maltratando su cuerpo y su dignidad. Solo hay que darse una vuelta por uno de los bares que frecuentan en Marconi, donde se reúnen mientras tienen 14 y 16 horas a sus 'novias' expuestas a lo que sea.
El 'novio' hace vida con ella. Ella llega a casa, le entrega el dinero, él le deja librar dos tardes a la semana, que es cuando van de compras... ¿Horarios? «Hemos visto barbaridades, como un tipo decirle a su chica: ' Hasta que no traigas 800 euros no subas a casa' . Depende mucho del tipo de rumano que sea. El gitano es muy agresivo, les pegan mucho, aunque eso no quiera decir que los otros sean mucho mejores», explican en la Guardia Civil.
Una llamada de madrugada ayudó a rescatar a una niña de 14 años que ejercía en un club de Navalcarnero. Tales son la sumisión y dependencia de estas esclavas, que en la UCO conocen el caso, por ejemplo, «de una víctima con la que se contactó hace cuatro años y sigue con el tipo»: «Incluso es su pareja de hecho». Por eso, muchas son solo consideradas víctimas de violencia de género, «pero realmente hay captación, traslado y explotación».
Una llamada de madrugada alertó de una niña de 14 años explotada por su 'chico' en un club de Navalcarnero
Como ocurre con tantísimos delitos a gran escala, es muy complicado determinar el número de personas involucradas en este infierno. «Podemos desarticular un 10% de lo que existe y en un 60% de la trata de rumanas está detrás un 'loverboy'. Es la práctica más común de la prostitución en Madrid. No hay tanto engaño, es enamoramiento», insisten en la UCO. Sobre el papel que juegan las familias de estas chiquillas, «normalmente no comulga con ello»: «Pero empiezan a mandarles dinero a su país, que a lo mejor ni saben de dónde procede; pero también es cierto que esas remesas les dan la vida. Unos no lo saben y otros no lo quieren saber», sentencian. Así es como están presentes en clubes y calles, pero también en pisos y hasta hoteles.
Sobre esta práctica no es que haya un auge, pero sí es verdad que «las mujeres prostituidas rumanas están en el pico de la pirámide . Es muy complicado acabar con ello porque les resulta muy fácil y da mucho dinero»: «Es una delincuencia muy silenciosa, mucho más cuando la víctima no se considera víctima», insisten.
Uno de los detenidos en la más reciente operación contra los 'loverboys', trasladado por la Guardia Civil
Coches de lujo y viviendas
El trabajo policial es incansable. En la operación Lora, de mayo de 2019, la UCO liberó a 13 víctimas que estaban siendo explotadas sexualmente en condiciones de suma precariedad y detuvo a 20 personas (18 en España, una en Rumanía y otra en Portugal), llevándose a cabo un total de ocho registros domiciliarios. La colaboración internacional es fundamental en estas investigaciones, por lo que los lazos con las autoridades rumanas se van estrechando.
Este dispositivo es un buen ejemplo de cómo funcionan los 'loverboys': las mujeres explotadas en España eran forzadas a ejercer en condiciones muy precarias, con jornadas de más de 14 horas de trabajo, vistiendo únicamente con ropa interior en pleno invierno y soportando unas temperaturas muy elevadas durante el verano. «Una gran parte de los controladores de las víctimas eran supuestamente sus parejas sentimentales, que no tenían reparo alguno en que ellas mantuvieran relaciones con otros hombres», expone el Instituto Armado. De hecho, en algún caso, los explotadores llegaban a controlar hasta a siete mujeres y se detectaron disputas con otros grupos por el control de calles y territorio. Peleas que acababan con gran violencia. Los beneficios eran enviados a Rumanía, donde los mafiosos invertían el dinero en propiedades inmobiliarias.
En otras ocasiones, la realidad parecía superar a cualquier guión de película negra. Ocurrió hace unos meses. Las pruebas recabadas por los agentes demostraron que los miembros de un grupo criminal adquirieron coches de lujo valorados en más de 2,5 millones de euros , la mitad de los 5 millones que sacaron por explotar a sus 'novias'.
Además, se detectó blanqueo de capitales, también con la adquisición de viviendas y más vehículos a nombre de sus familiares, a modo de testaferros. Los delincuentes colgaban fotografías en sus redes sociales de estos bienes para alardear de su estatus entre su círculo de Rumanía.