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«Loverboy»: del altar al prostíbulo

El chulo de Irina era también el padre de su hija; tenía que ganar 3.000 euros al mes para no perderla

Cristinel Ciulin, el proxeneta, tras ser detenido EFE
Cruz Morcillo

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«Me voy a quitar la vida. Ya no aguanto más. Ayúdenme por favor» . La llamada se recibió en la Brigada de Extranjería de Ibiza el pasado 24 de noviembre. Irina, rumana de 30 años, marcó el teléfono que le había dado un mes ... antes un policía durante una inspección en el club de alterne por sorpresa por si alguna chica quería denunciar. La comunicación fue brevísima. Irina contó que estaba retenida, no en la isla, sino en un pueblo cercano a Figueras, por su pareja que la obligaba a prostituirse. «Estaba desesperada y aterrorizada por lo que le pudiera pasar a ella y a su hija de tres años» , explica el jefe del Grupo VII de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos.

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