Cambio de estrategia policial para dividir a la masa en pequeños grupos durante los altercados

Mientras parte del dispositivo bloqueaba todos los demás accesos de la Puerta del Sol, los agentes apostados en primera línea fueron ganando la plaza calle a calle. Es decir, obligando a los radicales atrapados entre los antidisturbios y las vías taponadas a escapar a la carrera lejos de sus compañeros. El objetivo no era otro que impedir disturbios similares a los acontecidos meses atrás en la Gran Vía , cuando gran parte de los manifestantes concentrados en Ópera para protestar contra el toque de queda se desplazaron juntos hasta la citada arteria madrileña.

La mecha terminó de prenderse el miércoles por la tarde, cuando los radicales intentaron (y consiguieron a la fuerza) trasladar la protesta a otras calles del centro y sacarla de la Puerta del Sol, para convertir cientos de metros de calle en el escenario de una batalla campal, con 55 heridos (32 de ellos policías, de los que 28 forman parte de la UIP, con un traslado al Hospital Quirón).

El relato de los antidisturbios y las propias escenas allí vistas son estremecedoras: «Por suerte, había un jefe de grupo de los mejores, con iniciativa, que nos faltaba un poco después de la polémica de las Marchas de la Dignidad. Si no, habríamos tenido otro Urquinaona [en referencia a los disturbios en Barcelona tras la sentencia del ‘procés’, en octubre de 2019]». La concentración a favor del rapero PabloHasel estaba convocada (aunque no comunicada a la Delegación del Gobierno) a las siete de la tarde. «Se juntaron alrededor de 900 personas, muy jóvenes la mayoría, que a las 19.40 ya intentaron salir de la plaza, para desperdigarse por otras calles», explica a ABC otro de los 150 miembros de los cuatro grupos de las Unidades de Intervención Policial allí desplegadas.

«Un grupo se encaminó hacia la calle de las Carretas, donde se les recordó que no tenían autorización para la protesta. Empezaron a corear consignas del tipo: ‘¡Policía asesina!’, ‘¡Estado asesino!’ ‘¡Policía de día, nazi de noche’! Siguieron así, hasta que nos embistieron y rebasaron la primera línea policial », especifica uno de los uniformados.

Fue entonces cuando se produjo la carga inicial. Y la lluvia «de botellas y adoquines». También la primera de muchas que se extenderían durante unas tres horas de salvaje enfrentamiento callejero. Entonces, intentaron girar hacia la carrera de San Jerónimo, con más lanzamientos de piedras y vidrio. Insistieron en tomar ese camino y dos grupos de la UIP, unos 70 agentes, los intentaron encapsular. Pero el ataque que se encontraron fue más furibundo aún: «Arrancaron papeleras, tapas de alcantarillas, adoquines y todo tipo de mobiliario urbano, hasta señales de tráfico» . Con una de ellas, por ejemplo, un grupo de jóvenes la emprendió en Arenal contra el escaparate de la cadena de lencería y moda de baño femenina Etam: «Pirri, dale, dale, ahora el cartel», animaba un conocido productor discográfico en un vídeo.

La técnica de generar división de la masa en grupos más pequeños los desperdigó por las calles de Preciados, Correo, Carmen, Carretas, San Jerónimo, Mayor, Montera y Arenal... Así lo explica otro integrante de las UIP: «La situación se encontraba estabilizada a las 21.30. Pero se multiplicaron las barricadas y se cebaron con los establecimientos y sucursales como la de Bankia en Mayor. Continuaron los destrozos en Jacinto Benavente, Tirso de Molina (donde un compañero sufrió una pedrada en la cabeza), la Cava Baja y la calle de Segovia . Hasta que a las 22.40 se dieron por finalizados los disturbios».