Illa releva a Zapatero como persona de mayor influencia sobre Sánchez
En el entorno del líder del PSOE reconocen que «no toma ninguna decisión sin antes consultarle»
Hablan prácticamente a diario y despachan en Moncloa de forma periódica y en secreto
Salvador Illa: de alcalde por accidente a rehabilitar a Puigdemont, azares de una vida política
La foto de Illa y Puigdemont desata las alarmas en el PSOE
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Iniciar sesiónSalvador Illa hace ya cuatro años y medio que abandonó el Ministerio de Sanidad para volver a Cataluña con la encomienda de recuperar la presidencia de la Generalitat que tanto se le resistía al PSC. Pero, en este lapso de tiempo, no hay prácticamente ... ningún día que el entonces jefe de la oposición y hoy 'president' de la Generalitat no haya mantenido algún tipo de contacto con el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Aunque ambos dirigentes apenas se conocían antes de las negociaciones de la investidura de 2019, reuniones en las que Illa estuvo muy presente en representación del PSC, y en las que tuvo un papel determinante para lograr el apoyo de ERC en la reelección de Sánchez, su paso por el Ejecutivo y la pandemia unió a los dos políticos en «una gran amistad» que dura a día de hoy. De hecho, según explican en el entorno de Pedro Sánchez, Illa es «uno de sus principales apoyos». El presidente «no toma casi ninguna decisión de calado sin antes consultarle a Salva», reconoce un colaborador con despacho en el complejo de La Moncloa.
La llegada de Salvador Illa a la vida de Sánchez, durante las primarias de 2014 cuando le recogió en Barcelona-Sants para trasladarlo hasta Granollers, fue prácticamente una casualidad, una más de las muchas que han marcado la carrera política del hoy hombre fuerte del socialismo. Dice un histórico del PSC que ha ocupado prácticamente todos los puestos de relevancia que se podían ocupar, que «ningún catalán había tenido nunca tanto poder ni tanta ascendencia sobre el PSOE». Desde la discreción y el temperamento que siempre ha profesado Illa, el principal barón en el que se puede apoyar Sánchez «ha demostrado ser un hombre leal con quién le puso y con el partido que representa». Incluso demasiado leal con el PSOE, creen algunos en el PSC, que preferirían mantener la autonomía que siempre ha tenido el partido en Cataluña, el único junto a la Federación Socialista Asturiana que no depende directamente de Ferraz.
La foto de Illa y Puigdemont desata las alarmas en el PSOE
Ainhoa MartínezLos socialistas se ponen en guardia ante próximos gestos que pueden hundirles en las elecciones
Tras conocerse la magnitud del escándalo sobre la presunta trama de corrupción que lideraba el exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán, Pedro Sánchez levantó el teléfono y marcó el particular 'SOS' en su agenda telefónica. Ese mismo día se citó en secreto en el Palacio de la Moncloa con el líder del PSC y 'president' de la Generalitat, Salvador Illa. Una cita que, con un Sánchez abatido y que según ha reconocido él mismo llegó a pensar en dimitir, levantó todas las alarmas de los que pensaban que podía cederle el testigo. Pero este tipo de encuentros, privados, discretos, son una constante. Ni la presencia de Illa en un AVE o en un avión para desplazarse desde Barcelona a Madrid han dado a conocer la gran mayoría de las reuniones que han mantenido. Tampoco han descubierto sus citas casi clandestinas los respectivos equipos, que han guardado con gran celo las quedadas de ambos.
Encuentro en La Mareta
Además de esas reuniones en La Moncloa, tal como desveló ABC, este año ambos se volvieron a ver en la residencia oficial de La Mareta. Ya lo hicieron en 2024, días después de que Illa fuera investido. Fue en esta última reunión en la isla de Lanzarote cuando los dos presidentes pactaron la reunión que mantuvo el pasado martes el catalán con su antecesor, Salvador Illa, en la oficina de la Generalitat en Bruselas.
Pero más allá de los 'cara a cara' presenciales, «muchos más de los que te puedes imaginar», expresión en la que coinciden colaboradores de ambos, el cruce de llamadas y de mensajes entre los dos dirigentes también es habitual. Casi a diario Sánchez le consulta algo a Illa o Illa le consulta algo a Sánchez. Un intercambio de información que ha ido a más en los últimos meses, relegando así el papel de asesor áulico que jugaba el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Precisamente la cita entre Illa y Puigdemont en la capital belga da buena muestra de esa ascendencia del catalán sobre el jefe del Ejecutivo. Hasta ese día y desde el encarcelamiento de Cerdán, ese papel, el de negociador con el prófugo, estaba reservado para Zapatero. Su falta de sintonía con Junts, que le tacha de «trilero», obligó a Sánchez a pedir rescate a un Salvador Illa que una vez más ejerció de «salvavidas».
Militancia en el PSOE a banda, compromiso que ambos han evidenciado con creces en los últimos años, priorizando en muchos momentos el partido a España y Cataluña, los dos gobiernos que están bajo su mando, a Pedro Sánchez y Salvador Illa les unen muchas otras cosas. «Hasta llevan la misma pulsera roja en la muñeca», bromea un destacado colaborador del presidente en Moncloa, para poner en valor el grado de complicidad de ambos.
Aficiones y ambiciones
Una de esas aficiones que une a los dos mandatarios, aparte de la política, es el deporte. Ambos son amantes del 'running', disciplina que el 'president' de la Generalitat incluso práctica a día de hoy en competiciones multitudinarias, pese a la seguridad que le rodea. El propio Illa le confesó a Puigdemont, cuando las cámaras todavía estaban inmortalizando el encuentro en Bruselas, que «me acerco a los sesenta pero me gusta mucho correr». Sánchez se ha dejado fotografiar en distintas ocasiones, ya sea en los jardines del Palacio de La Moncloa o en viajes internacionales, practicando este deporte del que han hablado en multitud de ocasiones los dos presidentes.
Otra de las cosas que Sánchez valora de su amigo Illa, según explican en el complejo presidencial, es su falta de ambición. Lo único, seguramente, que no comparten ambos mandatarios. El catalán, que entró en política de casualidad y todos los cargos que ocupó no fue por deseo propio, incluso en alguna ocasión había mostrado su reparo por ostentar tal responsabilidad, «no es un hombre de grandes ambiciones políticas», explica un dirigente del PSC que le conoce bien. Y eso, a un Sánchez que ya ha manifestado en distintas ocasiones su voluntad de seguir atornillado al poder, le gusta. De hecho solo hace falta hacer un pequeño ejercicio de memoria para ver cómo en los últimos años, cuando ha tenido que cambiar a equipos, el líder del PSOE ha fulminado de su lado a los que podían hacerle un poco de sombra y tenían hambre de más.
El líder del PSC, en contra de lo que ocurre habitualmente en este tipo de dirigentes tan apegados a un hiperliderazgo como el de Sánchez, ha sabido mantener su propia impronta, no generando el mismo rechazo que Zapatero y logrando tener la confianza de Felipe González o Emiliano García-Page, ambos enemistados con Sánchez.
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