La Guardia Civil, en 'shock' por los casos de corrupción en sus filas

«El daño reputacional es irreperable –dicen fuentes de la Benemérita consultadas por ABC–. Pero dicho esto, los mandos que tienen más 'trienios' tranquilizan al resto porque saben que este episodio, terrible, pasará y la Guardia Civil recuperará su prestigio». No obstante, algunos jefes admiten sin tapujos que «estamos ante el caso más grave de corrupción en la Guardia Civil desde Roldán». «Tenemos un problema. Ahora cualquiera va a recibir una orden de su jefe relacionada con una obra, aunque sea menor y va a dudar. No hay tantas comandancias implicadas, pero los hechos son los que son», asegura.

Otro mando añade que la Dirección debería haber dado la cara. «No vale esconderse en este caso, sobre todo porque daña muchísimo a la imagen de toda la Institución. Tenemos políticos al frente y esto habría que explicarlo de alguna manera». «No todos somos como estos dos, que han sido capaces de venderse por unos puros, unas copas, unos palcos o unos viajes», continúa.

Las mismas fuentes distinguen entre los dos casos de corrupción, y sobre todo entre sus protagonistas. «Espinosa era altivo, presumido, muy asequible al halago y amante de la buena vida... Lo que se ha conocido de su actuación es compatible con su perfil, aunque está claro que nadie podía imaginar hasta dónde había llegado».

Muy amigo del teniente general Vázquez Jarava, que estaba al frente de la Subdirección General de Apoyo de la Guardia Civil, fue Espinosa quien presentó a su superior al constructor Ángel Ramón Tejera de León, alias 'Mon'. Consecuencia de esa nueva relación fueron, al parecer, las obras en cerca de 200 cuarteles, parte de las cuáles fueron abonadas sin hacerse.

Francisco Espinosa ascendió a general de división en contra del criterio del entonces director Adjunto Operativo, teniente general Pablo Martín Alonso. Sin embargo, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, decidió nombrarle en el último consejo de ministros que tenía para hacerlo. Algunas fuentes aseguran que el mando luego incluso maniobró para ser nombrado sucesor de Martín Alonso.

El de Vázquez Jarava es un caso aún más doloroso para la Benemérita, porque formaba parte de su cúpula. Según parece era él quien hablaba con los jefes de comandancia –el de Ávila, Carlos Alonso, declaró que en su caso fue así– para que contrataran las obras con el empresario corrupto.

«Se intentan mezclar las cosas y es injusto –dicen las fuentes de la Guardia Civil consultadas por ABC–. Los dos generales sí han tenido actividades presuntamente corruptas. Pero los jefes de las comandancias donde se hicieron obras pudieron suscribir los contratos, como en el caso de Ávila, por indicación de Vázquez Jarava. Por eso hay que averiguar si entre ellos hubo enriquecimiento ilícito, y por lo que sabemos hasta el momento no ha sido así. Es verdad que se pueden haber pagado obras que no se han hecho, o se han hecho mal, pero eso sería más una estafa a la Benemérita que un caso de corrupción».

Eso sí; en el caso de que los mandos de las comandancias firmaran un documento en el que se decía que se habían llevado a cabo trabajos que en realidad no se habían realizado, «se trataría de un delito de falsedad».

Los dos casos, el de Tito Berni y el de los cuarteles, «no están conectados», por más que haya un constructor que esté implicado en los dos asuntos. «Es injusto presentar estos asuntos como una trama de corrupción que llega a toda la Guardia Civil. Espinosa está implicado en una cutre y siniestra, y la actuación de Vázquez Jarava es también gravísima. Pero hay que esperar a la investigación para ver si los jefes de comandancia se beneficiaron o fueron sorprendidos en su buena fe por el teniente general, lo que creemos más probable».

Si se ha destituido al coronel Tienda, que mandaba la Comandancia de Tenerife, «ha sido porque en su caso su nombre aparecía en conversaciones» entre implicados en la red del exdiputado socialista.