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Radiografía de la prostitución en Galicia: pisos de explotación, multas, y clientes más jóvenes y violentos

No existe un censo de mujeres prostituidas en Galicia, pero rondan el millar. Escondidas en pisos donde atienden a hombres 24/7, su día a día está marcado por el maltrato. Son la cara visible de un negocio inhumano y multimillonario

Vista exterior de un club de carretera en Orense alan pérez
Patricia Abet

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Con cada vez menos neones en las carreteras, el negocio de la prostitución migra al anonimato de pisos donde las mujeres son prostituidas sin descanso, cada vez con clientes más jóvenes y violentos. ABC se adentra en una capa de la realidad social invisible ... para muchos, pero en la que miles de mujeres viven atrapadas, de la mano de una experta en explotación sexual. Su nombre es Helga Pita y trabaja desde hace años con la ONG Fiet, que ayuda a víctimas de la prostitución ofreciéndoles asesoramiento, kits de higiene y, en el mejor de los casos, una puerta de salida del infierno. Sin un censo fiable del número de mujeres que pueden estar siendo prostituidas en Galicia, la radiografía de esta lucrativa actividad en la Comunidad es, cuanto menos, discreta. Los clubs de carretera que encienden las luces cuando cae la tarde a espera de clientes están en declive. Algunos se mantienen casi como parte de un decorado en el que pocos reparan, aunque el grueso del negocio, la base del iceberg, está en la red de pisos de prostitución que se extiende de manera silenciosa por urbes y pueblos. «No hay que ir a una ciudad para encontrarlos, sabemos de su existencia en municipios más pequeños como Ares, Boiro o Noia» introduce Pita, que confirma que donde hay demanda hay oferta y esto ocurre en cualquier parte del territorio.

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