Mabel Lozano: «Cuando hablamos de violencia sexual en mujeres con discapacidad, las cifras se multiplican porque son mucho más vulnerables»
'Abril, hoy no es invierno' inaugura la sección Made in Spain del Festival de San Sebastián
Miriam González Ruiz
Mujeres silenciadas que encuentran su voz en documentales como 'Abril, hoy no es invierno', el nuevo cortometraje de Mabel Lozano. Mujeres con discapacidades que viven el infierno en vida; hombres que las compran, las violan y las maltratan desde la seguridad de la complicidad ... de las familias. Abril es una mujer real que no recibió justicia, pero que pudo alzarse y contar lo que le pasaba.
Gisèle Pelicot llevó a los tribunales franceses su situación, esa en la que su marido la drogaba y la vendía para que la violaran. Una mujer que sufrió durante años una tortura, pero que pudo exponer su caso ante la atenta mirada internacional, como ella hay miles de mujeres en todo el mundo. Muchas no pudieron dar el paso, otras no tuvieron el valor y las que sí lo tuvieron volvieron a ser silenciadas, esta vez por la justicia.
En España, hasta el 2021, la acusación no podía declarar en juicio si no tenía todas las facultades comunicativas. En la actualidad, pueden contar con ayuda de un logopeda siempre y cuando sean las víctimas las que lo paguen.
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Realidades impensables para la mayoría, pero que son una tortura para miles de mujeres. Por todas aquellas que no pueden alzar su voz, Mabel Lozano pone su granito de arena para llegar lo más alto que pueda. 'Abril, hoy no es invierno' inaugura la sección Made in Spain en el Festival de Cine de San Sebastián.
-13 impactantes minutos...
-Es una historia real. Yo, a pesar de haber hecho tantas cosas sobre trata, explotación sexual, comercial… no controlaba el mundo de esas mujeres con parálisis cerebral.
-¿Cómo le llegó esta historia?
-En 'Ava', mi anterior corto documental que ganó el premio Goya en el 2024, hablábamos de una menor con una discapacidad, lo estrené con el apoyó de la Fundación Once. En el estreno se acercó Ángeles Blanco, abogada de la Asociación Aspace de personas con parálisis cerebral, y me contó esta historia. En ese momento le dije que no me lo contara, que no era el momento; llevaba demasiados años y 'Ava' para mí fue muy duro. Necesitaba parar. Pero Ángeles me siguió mandando información sobre la violencia sexual de las mujeres, que sufren las mujeres con parálisis cerebral. Me pareció tan brutal que al final dije, venga, adelante.
-¿Qué pensó al conocer esta realidad?
-Me sorprendió desconocerlo. Cuando hablamos de violencia sexual o de violencia de género en mujeres con discapacidad, las cifras se multiplican porque son mucho más vulnerables. Al final, una mujer que va con una silla de ruedas es mucho más vulnerable de cara a un agresor. En muchos casos, las personas que tienen una discapacidad son víctimas de violencia en sus entornos familiares, en las mismas personas que las cuidan. Esta mujer, Abril, desde que era una menor, un adolescente, la vendían en su casa; su padrastro, su madre y sus hermanos vivían de eso y de su pensión de discapacidad. Pero lo más importante es que todos los días la compraban hombres. Es muy importante poner el foco ahí. Hay hombres que compran a un ser humano que no puede salir huyendo si no quiere y que tampoco lo puede manifestar a nivel comunicativo. Ni siquiera en el médico les hacen caso. Hacen señales de querer hablar, el médico dice ¿qué pasa? No, es que es tontita, es que es retrasada mental y ahí se acaba todo. Es verdad que hay mujeres con parálisis cerebral que tienen una discapacidad intelectual también, pero hay otras como Abril que no.
-¿Y la justicia cómo reacciona?
-El problema es que hasta el 2022 la justicia no admitía la comunicación alternativa, es decir, en el caso de Abril se desestimó su comparecencia porque no se podía manifestar, no se podía comunicar. Hoy en día sí admiten a juicio la terapia sustitutiva, pero las mujeres tienen que pagar el logopeda para que les acompañen. Sigue sin haber justicia, porque si una mujer no tiene recursos para ser acompañada en el juicio no hay justicia. Lo justo en un país democrático es que eso se contemplara para que pudieran comparecer en los juicios.
-¿Cuentan con ayuda de las asociaciones o la Fundación Once?
-Las ayudan mucho, en todo lo que pueden, pero en muchos casos, a lo mejor si no les llega, se quedan sin justicia. Es profundamente injusto.
-Como mujer, madre, directora… ¿cómo gestiona las emociones?
-Cuando estás todo el día asomándote a un abismo con tantos monstruos llega un momento que tienes miedo a acostumbrarte. Que el dolor te anestesie. Yo no quería montar mis documentales pensando que era ficción lo que estaba contando, que eran actores, pero era tan duro y tan bestia que debía hacerlo. Esta es una historia de terror. Y si lo alargas demasiado pasas a hacer pornografía, es un sufrimiento. Además de cineasta también soy una activista, imparto cientos de conferencias y a veces siento mucho miedo de acostumbrarme al dolor ajeno y de hacer pornografía de ese sufrimiento. Cuando siento mucho dolor me tengo que retirar, tranquilizar, tomar distancia y aliento para volver. Hostias, te duele el corazón.
-¿No se supone que en estos últimos años hemos mejorado como sociedad?
-La sociedad perpetúa esa violencia porque no la escucha, porque las personas que están alrededor ni siquiera se acercan a contemplarla. Este tipo de mujeres, que no es un tipo, porque son como tú y yo, no tienen voz, no pueden salir de esa cárcel en la que viven. ¿Cómo es posible? Pues esto le debe pasar a niñas, niñas muy jovencitas con parálisis cerebral, mientras estamos hablando. Por eso es tan importante el cine. Para contar, para reflexionar, para crear un pensamiento crítico; no se trata de aleccionar ni dar collejas.
-¿Cuándo empezaste a hablar de la trata sexual?
-Llevo muchos años, mi primer documental contra la trata es de principios de los 2000. Fue el primero en hablar de trata. Antes de 'Voces contra la Trata' no existía nada, ningún trabajo en nuestro país, ni en literatura, ni en audiovisual, que hablara de la trata sexual. Cuando empecé a hablar de estos temas, la trata sexual no era un delito. Desde 2010 está en el Código Penal Español desde el 2010.
-¿Cuál fue la chispa que encendió este activismo?
-Conocer a una mujer, a Irina. Era una chica rusa víctima de trata. Conocerla fue el detonante que me empujó a ponerme detrás de la cámara, con muchísima pasión, con ganas de contar algo que estaba ahí, bajo el paraguas de la prostitución. Ver que en los periódicos tenían anuncios de contactos, ahora no, pero porque ya no es un negocio, ahora eso está en internet. Y al final me he convertido en una activista, ya lo tengo en el ADN. Justo el 3 de noviembre sale mi primera novela, 'Ava', como el documental; podría haber escrito algo sobre gastronomía o mujeres astronautas, pero no es lo que me mueve.
-¿No iba a parar un poco?
-No, no. Ahora vamos a escribir el guión del largometraje sobre Abril.
-¿Cómo espera que sea el recibimiento en San Sebastián de 'Abril, hoy no es invierno'?
-Fíjate, es un hito, inaugura una sección del festival, inaugura Made in Spain. Para empezar estrenar a nivel mundial un corto en el Festival de San Sebastián, que no tiene cortos. Justo después se va a México, al Festival de Documentales de México. Tiene un recorrido de festivales increíbles, mucho muchísimo, es decir que ya tiene como 8 o 9 festivales que van todos seguidos después de San Sebastián
-Cuando estrena sus proyectos, ¿cómo se siente recibir ese reconocimiento a través de historias tan duras?
-Se siente primero muchísimo agradecimiento. Lo mejor de los Goya es que el jurado son cientos de personas, académicos y académicas, que lo ven y lo valoran. Es difícil ver cosas tan duras, es mucho más fácil ver las que no van a doler, que no te sacan de tu círculo de confort. Y es de agradecer que sean capaces de ver un trabajo que duele. En general cuesta mucho porque cada uno vive sus dramas y vivimos con guerras, ahora con un genocidio, que nos vuelven tibios de corazón.
-Y el mundo actual, con las redes sociales y el fácil acceso a la pornografía, ¿cree que se está banalizando las actitudes que reprochan tus trabajos?
-Claro. Yo voy a institutos a impartir conferencias y a las niñas OnlyFans les parece lo máximo. Y esta aplicación es una entrada solapada a la prostitución; pura y dura. Es un lugar de venta de pornografía. Los proxenetas antiguamente necesitaban ir a los países de origen para captar a las mujeres en sus tribus, hoy en día abren TikTok, y se encuentran a miles de niñas diciendo que son pobres y que quieren ir a Europa. Estamos banalizando OnlyFans por que «no pasa nada», pero ya has dejado una huella digital de desnudos y de tu propio cuerpo. Luego llegan suplantaciones de identidades, extorsión, ciberacoso… y estamos viéndolo todos los días
-En esas charlas, ¿cuenta con algún apoyo?
-No, me contratan directamente los ayuntamientos o los institutos. Por ejemplo, las últimas que he dado han sido con la Generalitat Valenciana, en colegios de secundaria en todas las provincias de Valencia, Castellón y Alicante. Los chavales están encantados porque nadie les habla de sexualidad; sobre todo porque son nativos digitales y la pornografía es muy accesible.
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