El PP exhibe músculo y el PSOE vuelve a ser segundo a costa del BNG

Enfrente, el PSdeG se da un pequeño respiro resistiendo con holgura como segunda fuerza política (27,01%), y frustrando a un BNG (16,13%) muy crecido tras el 18F y que ya se veía consolidando el cambio de ciclo político en la izquierda. Entre el amplio abanico de minorías, algunas situaciones llamativas, como que Vox (4,32%) logró más papeletas que Sumar y Podemos juntos, o que la formación Se Acabó La Fiesta (SALF) obtuvo más apoyo que los morados.

En total habrá cuatro diputados gallegos en la Eurocámara: los populares Francisco Millán Mon y Adrián Vázquez; el socialista Nicolás Rodríguez Casares; y la nacionalista Ana Miranda, que ya no tendrá que esperar el turno rotatorio para tomar posesión de su escaño. La participación en Galicia fue aún más baja que hace cinco años, apenas un 50% (1,122 millones de electores). La comparativa con el voto en urna de febrero es todavía más sangrante: casi veinte puntos menos. Elegir al titular de la Xunta sigue moviendo más a los votantes.

El PP no tenía difícil revertir el mal resultado de 2019, cuando el PSdeG de Gonzalo Caballero dio la sorpresa y les infligió una sorprendente derrota. Mucho ha cambiado el escenario político gallego desde entonces. El domingo, Rueda no solo ha revalidado el triunfo sino que ha vuelto a situar a Galicia entre las regiones con un mayor porcentaje de apoyos al PP a nivel nacional. De hecho, con 486.000 votos, es la tercera solo por detrás de Castilla y Legón (44,56%) y La Rioja (44,7%), y muy por delante de otros bastiones conservadores como Andalucía (37,86%), Madrid (40,69%), Comunidad Valenciana (35,85) o Baleares (35,78%). Las provincias de Orense (51,11%) y Lugo (49,91%) se apuntan, respectivamente, el mérito de ser las que alcanzan mayor voto para el PP del conjunto de España.

Con los datos del domingo se cumplen 'grosso modo' las previsiones que manejaban los populares gallegos para estas Europeas, fijadas en situarse en las cifras de las Generales de julio. Así ha sido, mejorando incluso en alguna décima. La victoria es incontestable, con un mapa de 303 concellos donde ha sido primera fuerza, entre ellas todas las ciudades salvo Vigo. Solo la capital olívica (31%), Ferrol (39,6%) y Pontevedra (39%) han estado por debajo del 40%. En Lugo y Orense el ascenso es de hasta 18 puntos.

Desde que Alfonso Rueda lidera el PPdeG las noches electorales se cuentan por alegrías: en municipales, se lograron la Diputación de Pontevedra y Ferrol; en generales se alcanzó el segundo mejor resultado en España; y en autonómicas se revalidó la Xunta con más holgura de la que pronosticaban las encuestas. La tendencia del barón gallego sigue al alza.

Al BNG se le siguen atragantando las campañas cuando los debates se polarizan entre los dos grandes partidos estatales. Le sucedió en las generales de julio, y ahora vuelve a verse relegado a un papel muy secundario. Obtiene una subida de poco más de 7.000 papeletas (+4,33%) y se queda por debajo de los 180.000 votos. Hace apenas tres meses y medio cosechó 411.000 apoyos, en lo que parecía un 'sorpasso' al PSOE con posibles consecuencias al resto de procesos electorales. No ha sido así. El domingo Ana Pontón ha optado por evitar esta inconveniente comparativa, ceñir el contraste de datos a las anteriores Europeas –cuando el BNG todavía se encontraba en pleno proceso de reconstrucción– y vender el crecimiento de los nacionalistas como una realidad imparable. La velocidad de la misma sí parece haber sufrido un severo frenazo. Al final resulta que el 18F tenía voto prestado...

El PSOE resopla y respira, que no es poco. Cualquier comparativa que se haga con las anteriores Europeas (35,06%) sale a pagar. Es la formación que más retrocede desde el anterior proceso electoral. Tampoco puede presumir de mejorar la media estatal del partido (30,18%). Pero sus 301.213 apoyos son oro molido tras los paupérrimos 211.361 obtenidos en las autonómicas, elecciones en las que hubo una participación mucho más elevada. Es decir, Besteiro comprueba que sus siglas todavía mantienen una bolsa de votantes suficiente para reconstruir el partido en Galicia, y no sentirse desahuciado por el empuje del BNG. Vuelve a ganar en Vigo, aunque retrocede diez puntos, pero se saca el susto de las autonómicas, cuando fue tercero. O sea, que cuando hace campaña para sí, el PSOE todavía es capaz de movilizar a los suyos. Lo que hace todavía más inexplicable la estrategia de las elecciones gallegas de febrero.

Hace cinco años, Podemos consiguió 118.000 papeletas. El domingo, ni los morados ni su escisión Sumar llegaron a los 45.000 entre los dos. Vox se anotó 48.223 papeletas, un 4,32%, un porcentaje muy similar al del 23J y superior al de las autonómicas, cuando casi dos puntos de sus votantes regresan al PP.

Algunos datos curiosos. En plena efervescencia del debate sobre la planta de Altri en la comarca de A Ulloa, el PP ha logrado el 60% en Palas de Rei, el 52% en Antas de Ulla y el 49,29% en Monterroso. Arzúa y Melide, otros dos concellos significados en esta polémica, superaron el 50% para los populares. Si las elecciones son un plebiscito, las plataformas contra Altri no lo están ganando, por lo que se ve.