Los narcos gallegos mantienen su prestigio en el Estrecho

El documental 'La guerra del hachís', de Víctor Méndez, aborda la lucha contra el narcotráfico en el sur, adonde los gallegos exportan lanchas y su experiencia como pilotos

Vigilancia Aduanera, el primer escudo de España frente a la avalancha de cocaína

Fotograma del documental 'La guerra del hachís', con la detención de un supuesto narco en la Illa de Arousa MOVISTAR

Jesús Hierro

PONTEVEDRA

El primero de los dos capítulos del documental 'La guerra del hachís', que dirige el periodista gallego Víctor Méndez, y que aborda la lucha contra el tráfico de esta sustancia en el Estrecho de Gibraltar, arranca con imágenes de un contundente operativo de ... la Policía Nacional de entradas y registros en varios municipios de la ría de Arousa. Era noviembre de 2022 y la 'operación Arruda', con 27 detenidos por dos partidas de hachís que sumaban unas seis toneladas, confirmaba la conexión de los narcos gallegos con el tráfico de esta sustancia entre Marruecos y Andalucía. La sala de máquinas estaba en la provincia de Pontevedra y el negocio en el sur. El prestigio de los capos gallegos en el Estrecho sigue vigente.

La participación de los narcotraficantes gallegos en el negocio del hachís adopta diversas modalidades. El bagaje de los pilotos de 'narcolanchas' que hicieron carrera entre bateas en la enrevesada ría de Arousa mantiene su cotización en el Estrecho. «Sigue habiendo pilotos gallegos que van allí como profesores a enseñar a otros», explicaba Méndez a ABC el viernes en el auditorio del Liceo Casino de Pontevedra, donde una hora después se estrenaría el documental, que emitirá Movistar. «Eso lo sigue habiendo, los gallegos son los que mejor pilotan las lanchas y van allí a enseñar a los narcos del Campo de Gibraltar», añade el periodista. Pero en algunos casos, además de impartir magisterio en el sur, también pilotan allí.

Lanchas 'made in Galicia'

Otra forma de colaboración de los narcotraficantes gallegos con el tráfico de hachís del Estrecho es la exportación y venta de planeadoras fabricadas en la provincia de Pontevedra a las organizaciones que alijan los fardos marroquíes en las playas de Cádiz y Huelva. En la primavera del 2022, se sucedieron dos operaciones contra la fabricación de 'narcolanchas' en astilleros de la provincia de Pontevedra que tenían entre sus principales clientes a organizaciones que trafican con hachís en el Estrecho. Normalmente, la construcción de estas lanchas rápidas que acaban en Andalucía se divide en varias fases. Se empiezan a fabricar en la provincia de Pontevedra, luego las llevan a Portugal para seguir equipándolas, y acaban en Andalucía para darles un tratamiento final. Aunque en los últimos tiempos, tal y como explicaba hace poco a ABC el máximo responsable en Galicia del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), Fernando Iglesias, son varias organizaciones criminales gallegas que han trasladado al país vecino el proceso completo de fabricación de las lanchas. Eso obedece, sobre todo, a que desde 2018 la ley española considera «género prohibido» la mera posesión de este tipo de embarcaciones, lo que se ha convertido en una herramienta clave para perseguir delitos de narcotráfico y blanqueo por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de los jueces y fiscales. Portugal no dispone aún de una herramienta legislativa similar, aunque está en proyecto, por lo que por ahora para las autoridades del país luso desmantelar los astilleros es más complicado que en España.

Otra forma de participación de los gallegos con el hachís que entra por Andalucía desde Marruecos es la de transportistas por carretera, desde el sur hacia el norte de la Península Ibérica. Normalmente, en coches 'caletados' para camuflar en dobles fondos 200 o 300 kilos. «Lo más típico, es que se bajen —de Galicia— por carretera a través de Portugal o por la Ruta de la Plata», añade Méndez.

No se han producido últimamente intervenciones de alijos de hachís entrando por la costa gallega, donde la cocaína es la reina —y en 2023 con cifras de récord—. Lejos quedan los tiempos de los famosos grandes capos de finales de los 80 y principios de los 90 que introducían hachís a toneladas por las rías. «Por aquí ahora no se incauta nada de hachís, pero la policía dice que sí, que hay partidas que entran, sobre todo por pesqueros, que entran de manera clandestina», explica a este diario el director del documental.

En cuanto al tráfico de hachís en Andalucía más allá de la colaboración de los narcos gallegos, Méndez ve la situación en el sur muy preocupante, y sitúa el punto de inflexión hace unos cinco o seis años: trasiego constante de lanchas en el Estrecho, un nivel de corrupción muy alto y un tejido social demasiado permisivo con el narcotráfico. La producción la dominan ahora, sobre todo, organizaciones marroquíes, en colaboración con españolas, pero quienes realmente ponen el dinero son las grandes mafias del este. El hachís entra por Andalucía, pero donde está el negocio es en venderlo luego a altos precios en el norte de Europa.

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