La Justicia liquida el modus operandi del mayor mercado de menudeo de Pontevedra
La sentencia de la Audiencia Provincial contra cuatro clanes de O Vao, en Poio, marca «un antes y un después» en el tráfico de drogas del poblado
La entrada de cocaína por Galicia se dispara con nuevos métodos y organizaciones asentadas
SANTIAGO
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Iniciar sesiónDecían en The Wire, la icónica serie de televisión norteamericana, que la lucha contra el narcotráfico no es una guerra porque las guerras siempre tienen un final. El golpe más ambicioso contra el tráfico de drogas de O Vao, en Poio, el mayor supermercado ... de droga al por menor de la provincia de Pontevedra, no ha acabado con el trapicheo en el poblado pero sí ha liquidado el 'modus operandi' de quienes lo controlaban. El jueves, la Audiencia Provincial de Pontevedra condenó, en una sentencia pactada, a 21 miembros de cuatro clanes a penas de entre dos y cinco años de prisión.
«La operación —que se desarrolló en 2018 en dos fases— marcó un antes y un después», valora en una conversación con ABC Pablo Varela, el fiscal Antidroga de Pontevedra que el jueves, después de una larga negociación con los abogados de la defensa, consiguió que 21 de los 22 encausados —uno murió antes del juicio— fuesen condenados por delitos de narcotráfico en una sentencia de conformidad que implicó que todos tuvieran que admitir ante el tribunal su responsabilidad.
La Fiscalía y la Guardia Civil, mano a mano, consiguieron «desentrañar el modo en el que se operaba dentro de poblado», explica Varela. El tráfico de drogas en O Vao de Abaixo —el de Arriba es otro poblado que controlan otras familias— lo dominaban cuatro clanes: el de la Coneja, el de la Magdalena, el de los Familiares y el de la Joaquina. Eran las matriarcas las que encabezaban las estructuras familiares en las que cada uno de los implicados tenía un rol en el suministro de droga a los toxicómanos, especialmente de cocaína y de heroína. Y los cuatro clanes se organizaban de tal forma que cada semana una familia se encargaba de suministrar a los drogodependientes que peregrinaban a O Vao.
Bancos y mesas corridas
Los clanes tenían acondicionada una de las chabolas para que los clientes pudieran consumir la droga allí mismo: bancos y mesas corridas, donde se les facilitaba el papel de aluminio necesario para inhalar la heroína. Otros optaban por llevarse las dosis que los clanes ya tenían preparadas en pequeños envoltorios de plástico. Los miembros de cada familia controlaban, de forma coordinada, la entrada y la salida de los toxicómanos.
Pero el mencionado operativo de la Guardia Civil, en coordinación con la Fiscalía, ha supuesto «un punto de inflexión», señala Varela. El gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, Fernando Alonso, está de acuerdo. El golpe a estos clanes practicado entre octubre y noviembre de 2018, que desde el pasado jueves ya cuenta con sentencia firme, ha finiquitado el peregrinaje de toxicómanos por los arcenes de la carretera que une Pontevedra a Vilagarcía y que incluso cruzaban la autopista a pie.
La «operación consiguió reorientar una situación que era muy preocupante», valora Alonso en una charla con este diario. «Hay que ver qué pasa a partir de ahora», añade el gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, que recuerda que en otros lugares —especialmente en La Coruña y Ferrol— pasó de traficarse en las chabolas de los poblados a narcopisos dentro de las propias ciudades. «Tenemos el problema cambiado de lugar», explica Alonso, que reconoce, no obstante, que es una buena noticia que la presión policial y judicial, unida al trabajo de los ayuntamientos, consigan cercar el menudeo en los poblados.
Luciano Sobral, el veterano alcalde de Poio, comparte la opinión del fiscal Antidroga y del gerente de la Fundación contra o Narcotráfico sobre la importancia del mayor golpe contra el menudo dado hasta ahora en el poblado. «El cambio en O Vao fue radical, marcó un punto de inflexión«, explica a ABC. Sobral, que lleva 27 años en la alcaldía y 43 participando de la vida política municipal, recuerda «el daño» que desde los primeros años 80 ha causado la droga en unos poblados en los que ahora viven unas 250 personas.
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