«Muchos narcos gallegos 'lancheros' han trasladado sus bases logísticas a Portugal»

Son palabras de Fernando Iglesias, el coordinador del Servicio Aduanero en Galicia, en una conversación con ABC. Iglesias (Vigo, 1982), que hace dos años tomó el testigo de Lino Alonso como jefe regional, se implicó activamente en el proceso que culminó con la aprobación de un texto legislativo en octubre de 2018, que estableció como un «género prohibido» determinado tipo de embarcaciones. En la práctica, una herramienta que abrió una nueva era en la persecución judicial y policial de las 'narcolanchas' en España y que «está dando resultados». Obligó a algunas organizaciones criminales gallegas, por ejemplo, a instalarse en el norte de Portugal: «Siguen asentados aquí, pero su centro logístico lo pasan allí», explica Iglesias.

«Si están invirtiendo millones de euros en 'narcosubmarinos' es porque, de alguna manera, les obligamos»

Fernando Iglesias

Jefe de Vigilancia Aduanera de Galicia

Para estas redes criminales galaicas, ese trasvase de su infraestructura al país vecino «acarrea riesgos» que de otra forma no tomarían. Una pequeña victoria para los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Al responsable de Vigilancia Aduanera en Galicia le gustaría que Portugal, por fin, pudiera disponer de una ley similar a la española con la que se combate el fenómeno de las 'narcolanchas' tanto en Galicia —con la cocaína—, como en Andalucía —hachís—. «Le podríamos dar un gran golpe a estas organizaciones criminales», añade Iglesias. En todo caso, destaca que la colaboración con los cuerpos policiales portugueses, tanto con la policía judicial como con la Guarda Nacional Republicana (GNR), es «muy buena».

Pero si Portugal siguiera el camino de España en este punto, la Península quedaría blindada, al menos normativamente, contra la posesión de estas embarcaciones semirrígidas. Ni mucho menos se acabaría con ese fenómeno. De hecho, por Galicia, la comunidad autónoma española con más kilómetros de costa, siguen entrando estas planeadores y desmantelándose importantes astilleros, como pudo comprobarse en dos grandes operaciones consecutivas en abril de 2022 en la comarca pontevedresa de O Salnés. Pero, desde luego, facilitaría las cosas.

Sin embargo, el fenómeno de las 'narcolanchas', normalmente tripuladas por gallegos que recogen la cocaína de otras embarcaciones a unas 300 millas de la costa, es sólo una de las vías de entrada de droga en la Comunidad. Otra es la llegada de pesqueros a puerto con la droga camuflada, que desembarcan en el momento más propicio. O el sistema 'drop-off', consistente en que una embarcación tira al mar el cargamento con una baliza para luego recogerla otro barco. También la introducción de droga en contenedores que llegan a los grandes puertos, o el reciente fenómeno de los 'narcosubmarinos'. En definitiva, «Galicia sigue siendo una vía importante de entrada de cocaína por todos estos métodos, el abanico es amplio«, dice el jefe regional de Vigilancia Aduanera.

¿Cuál es el 'modus operandi' que más preocupa a Vigilancia Aduanera? ¿Tal vez los 'narcosubmarinos'? «Los considero un elemento más, algo que está ahí», asegura Iglesias, que en todo caso considera una buena señal que estas organizaciones criminales se vean obligadas a sofisticar cada vez más sus métodos: «Si esta gente está invirtiendo millones de euros en 'narcosubmarinos' es porque, de alguna manera, les estamos obligando a ello. Saben que de otra forman tienen más posibilidades de que les cojamos«.

Todo esto en cuanto a los variados 'modus operandi' para la introducción de —principalmente— cocaína en Galicia. Pero, ¿qué tipo de organizaciones criminales los lleva a cabo y son a día de hoy las protagonistas? Iglesias hace referencia a las nuevas generaciones de narcotraficantes gallegos, de entre 30 y 40 años, que están «ganando mucho peso», que son más violentas que sus predecesoras y que tienen «capacidad para trabajar con armas de fuego e involucrar a estamentos del máximo nivel». Pero también, añade el jefe de Vigilancia Aduanera en Galicia, destacan organizaciones de países del Este, que operan al margen de los narcos gallegos. Estas últimas organizaciones criminales se dedican, sobre todo, a introducir droga camuflada en contenedores con mercancía legal que llegan a los puertos.