El gran juicio que esperó al 2025: ¿Quién es el dueño de los 4,7 millones?
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Hace doce años una Primitiva millonaria puso La Coruña patas arriba. La historia arranca una mañana de julio de 2012, cuando un cliente del despacho número 22 de la ciudad herculina acudió a revisar si sus apuestas habían sido premiadas. El dueño de la ... administración, Manuel Reija, le devolvió 3 euros y se quedó con los billetes. El hombre, confiado, se fue y nunca más volvió a pensar en ese momento. Es más, ni siquiera se planteó que pudiesen haberlo engañado cuando tiempo después la noticia salto a los medios y la búsqueda del afortunado jugador se inició. El lotero explicó que un cliente cuya identidad él desconocía se había dejado la apuesta olvidada encima del mostrador, pero las pesquisas policiales no tardaron en poner esta versión en duda.
Mientras la investigación contra el dueño de la administración avanzaba, el Ayuntamiento de La Coruña inició por su cuenta la búsqueda del premiado. La noticia del hallazgo llevó a que más de 300 personas se presentasen como sus presuntos dueños. Ciudadanos anónimos convencidos de que la combinación ganadora era la suya. Todos fueron uno a uno descartados. Con una Primitiva premiada con 4,7 millones de euros, fue un agente el que finalmente logró dar con el legítimo propietario, el hombre que esa mañana se volvió a casa con 3 euros y que llevaba años apostando por esa misma combinación en distintos puntos de la Península. Pero para cuando la Policía llamó a su puerta para darles la buena nueva, el dueño había fallecido y solo quedaban sus herederos, que a día de hoy siguen esperando a que el juicio por el presunto robo se celebre para poder acceder al suculento premio, que una década después ha engordado sus intereses sustancialmente.
A espera de una fecha definitiva —previsiblemente en el primer trimestre del 2025—, en el banquillo se sentarán el lotero acusado de intentar quedarse con el boleto y su hermano, en aquel momento delegado de Loterías y Apuestas del Estado en la ciudad. Ellos dos pusieron en manos de la Sociedad Estatal de Loterías el hallazgo, esperando que el caso no saltase a los medios. Sabían que si a los dos años no aparecía el dueño, el premio se lo quedaría la persona que lo había encontrado, es decir, Reija. Pero el plan no salió como habían trazado y el asunto se dirime ahora en los tribunales.
Una verdad judicial
El lotero defiende su inocencia, mientras los investigadores exponen que comprobó varias veces el premio después de que el dueño abandonase la administración. El año que se estrena será el de la verdad judicial. Los hermanos se sentarán en el banquillo, casi trece años después de que el caso copase cientos de páginas y titulares, acusados por un delito de apropiación indebida. La batalla judicial por el 10-17-24-37-40-43 está más cerca de librarse.
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