Los maquinistas tuvieron que «aceptar la curva de Angrois como animal de compañía»
el juicio del alvia
Manuel González, experto y formador de Renfe, explica que, pese a las advertencias que elevaron a sus superiores, tuvieron que «convivir» con el «punto negro» donde acabaría accidentándose el convoy
Santiago
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Iniciar sesiónDesde el mismo momento en el que la línea de alta velocidad entre Orense y Santiago de Compostela se puso en servicio, los maquinistas percibieron como un «punto negro» la curva de A Grandeira (Angrois), en la que, casi dos años después de su ... inauguración, se produjo el accidente del Alvia en el que murieron 80 viajeros y más de 140 resultaron heridos. Pero después de que Renfe hubiera hecho oídos sordos a la advertencia sobre la curva de José Ramón Iglesias Mazaira, jefe de maquinistas, a los conductores no les quedó más remedio que «convivir» ella. Esto fue lo que ha explicado este jueves como testigo Manuel González, formador de maquinistas, en un juicio que sienta en el banquillo a Francisco Garzón Amo, el conductor del Alvia, que viró en Angrois al doble de la velocidad permitida mientras hablaba por el móvil con el interventor; y a Andrés Cortabitarte, entonces director de la circulación de Adif. Se enfrentan a 4 años de cárcel por 80 homicidios imprudentes.
«Tuvimos que aceptar la curva de Angrois como animal de compañía», ilustró González, tirando ante el tribunal de la famosa frase de un anuncio de televisión de los años noventa —'aceptamos pulpo como animal de compañía'—. «Después de la contestación a Mazaira de que eso era legal, estaba permitido... yo podría hablar más alto, pero...». A partir de entonces, y visto que en A Grandeira había «un precipicio», Renfe decidió intensificar la formación de los maquinistas, tal y como habían dicho en la sesión anterior responsables de seguridad de la compañía, y confirmó González, el único testigo de este jueves.
Pero en ninguna de estas dos últimas jornadas de la vista oral, que tuvieron a cargos de Renfe como protagonistas, pudo acreditarse que la concesionaria hubiese remitido a Adif, la empresa pública responsable de la infraestructura ferroviaria, la mencionada alerta del jefe de maquinistas. «Ahí había un precipicio», recalcó González. «Nosotros con Adif, yo al menos, no teníamos contacto ninguno. Nosotros tenemos que trabajar con las herramientas que nos dan, me dan un 'punto negro' como el de Angrois, y tengo que trabajar con eso», lamentó este formador. Lo único que estaba en su mano era intensificar la formación de los conductores. Y así se hizo.
Testigo
«Trabajamos con lo que nos dan, me dan un punto negro como el de Angrois y tengo que trabajar con eso»
Manuel González
Formador de maquinistas
El mencionado correo, de diciembre de 2011, lo envió Mazaira por encargo de sus superiores de cara a una comisión de seguimiento técnico sobre esa línea. En ese informe abordaba diferentes cuestiones y, en el último párrafo, sugería «estudiar la posibilidad de solicitar la implantación en vía de señales de limitación permanente a 80 kilómetros por hora», porque en el tramo de Angrois «únicamente existe una señal de velocidad descendente (...) que de poco sirve, ya que de no haber reducido la velocidad previamente poco se podrá hacer».
«Podría haberlo escrito yo»
González fue uno de los mandos intermedios de Renfe que recibió «en copia» el correo que Mazaira envió a sus superiores. «Podría haberlo escrito yo», añadió, para dejar claro que compartía su contenido. «La contestación a Mazaira fue que era reglamentaria y legal, no pudimos hacer nada más».
Que la curva de Angrois, donde el tren debía reducir de 200 a 80 km/h, era peligrosa, lo comparten todos los maquinistas que han comparecido hasta en el juicio, incluido Garzón, el acusado. Pero Renfe, que no se sienta en el banquillo —sí se acusa en cambio a Adif—, restó valor a esos avisos.
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