Una exposición dedicada al arte de caminar

El museo Gaiás acoge la muestra 'Camiños creativos' para despedir el Xacobeo. Es una de las pocas oportunidades para ver obras de artistas, como J. M. W. Turner

Cuadro de Darío de Regoyos CEDIDA

Es la única forma de despedir los dos años de Xacobeo que terminan en apenas mes y medio: caminando. La exposición 'Camiños creativos' nació bajo esta idea, que cuenta la comisaria, Montserrat Pis, le surgió hace cosa de tres o cuatro años: «¿Cuál es ... la relación entre el arte y el desplazamiento?«, se preguntaba Pis. Ahora, en el museo Gaiás de la Cidade da Cultura está la respuesta.

El plato fuerte, aunque toda la muestra funcione de forma conjunta, son los cuadros de los grandes maestros. J. M. W. Turner, John Constable, Gustave Courbet, Camille Corot, Théodore Rousseau, Carlos de Haes, Joaquín Sorolla, o los Macchiaioli italianos. Piezas que pocas veces se pueden ver en Galicia, llegadas de museos de toda Europa. En total, participaron más de una treintena de instituciones museísticas, doce de ellas de otros países, para configurar 'Camiños creativos'.

Pero no solo hay pinturas, sino que otras disciplinas comparten espacio en el Gaiás: desde fotografía (Henri Cartier-Bresson) a audiovisual (Mona Hatoum), pasando por escultura o, incluso, juegos (Juanma González). «Esta variedad es algo intencional, buscado», aclara la comisaria. Todas las piezas «se articulan en caminar», de una manera o de otra, es el hilo conductor y condición obligatoria en toda obra expuesta. Andar «es una acción que nos condiciona desde que nacemos», reflexiona Pis Marcos.

Para articular la muestra, explica la comisaria, conservadora también del Holburne Museum en Bath, se desgranaron los conceptos arte, público y artista. Analizó «cómo cada uno de estos elementos intersecta con el movimiento», y el resultado fueron cuatro bloques que separan la exposición.

El primero de ellos, 'Desplazarse para crear', «engloba obras de artistas que si no se hubiesen movido de su estudio jamas se habría producido esa pieza de arte». No es restrictiva la categoría, sino que se trata de piezas hechas en el destino o «porque el autor recibió influencias del paseo y hace la obra en el taller».

El segundo bloque se centra en los trayectos en sí bajo el título 'Desplazamientos creativos'. No se trata de «ir del punto A al punto B», sino de enriquecerse por el camino paseado. «El desplazamiento forma parte de la creación artística», defiende Pis. «Es algo que se gesta en el siglo XIX, pero se desarrolla en el XX. En los 60 se establece con el 'walking art' y en la actualidad todavía se practica», explica.

El tercer bloque «se aleja del artista y se centra en la obra», el arte rompe su concepción de estática y es la obra la que se mueve. «Es extraño encontrar una pieza que tenga autonomía motriz y se dedique a dar vueltas por la sala», y a nivel expositivo es todo un reto. El público no se espera una obra que ocupe parte de su espacio, y se provoca un conflicto, «hay que negociar los tiempos y los espacios» entre visitante y pieza artística. Por último, el tramo final es el que mira, de hecho, al propio público. Aquí «las obras invitan a moverse», incluso a ser tocadas por los visitantes. Las habitaciones donde se expone «invitan a interactuar» no solo con la obra de arte, sino que también con el resto de personas.

Concluye la cabeza pensante que este homenaje al Xacobeo no es para recorrerlo con prisas. Ni tampoco con la sensación de tener que estrujarse los sesos, nadie «va a ser examinado al terminar el recorrido». Recomienda despojarse de la presión intelectual que a veces se sufre cuando se acude a un museo, esta muestra no es para dárselas de culto: «Es una exposición para respirar«. Sus espacios amplios invitan a ello, los impresionantes paisajes plasmados sobre el lienzo, los pasillos, »calles y bulevares« diseñados en el museo.

Hecha para perderse

«Está pensada para ser paseada», y no debemos sentir culpa por no hacer el recorrido completo. Aunque, realmente, no existe un recorrido per se: nada más entrar, se encuentra la información necesaria para comprender la intención de la muestra; a partir de ahí, la idea es perderse. No hay un orden preestablecido, el propio camino que uno elige forma parte de la esencia de 'Camiños creativos'. «Es como una ciudad dentro de la Cidade da Cultura, hay que paladearla, saborearla. Ir con calma«, insiste Pis Marcos. De hecho, no pasa nada por »perderse en una esquina y dejar la otra sin ver«; es más, recomienda hacer la visita más de una vez para disfrutar la experiencia de la mejor manera posible.

Si, al visitar la muestra, uno siente sorpresa, es que se ha cumplido el objetivo de la comisaria. La magnitud de las salas o la perspectiva revolucionaria de algunas de las piezas, como las que están hechas para tocar o interacturar, buscan generar en el espectador una reacción de asombro. Por eso es tan importante perderse, para no saber qué nos podremos encontrar a continuación.

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