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EL DÍA DESPUÉS DEL FUEGO: CUANDO LLUEVEN CENIZAS

Algunos municipios orensanos empiezan a despertar tras una semana viendo arder el monte. Envueltos aún en una nube gris, la adrenalina muta en cansancio y amargura

Señal calcinada que indica el único camino de acceso a la aldea de A Teixeira, en Maceda MIGUEL MUÑIZ
Patricia Abet

Patricia Abet

Maceda (Orense)

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En el concello orensano de Maceda ya hay más hectáreas quemadas que habitantes, unas 3.000 según las últimas actualizaciones. El dato, siempre provisional, depende de que los focos que desde hace más de una semana amenazan esta localidad no se reactiven, animados por ... el viento, la sequía y las elevadas temperaturas. La triada perfecta para sembrar el terror en un municipio donde la única lluvia que cae desde hace días es de ceniza. En las escaleras de la casa de Milagros, en la aldea de Teixeira, las pavesas se acumulan. Desde lo alto de su balcón, la negrura del monte sobrecoge. Su aldea está ubicada al final de una carretera estrecha y serpenteante que el pasado martes se transformó en una ratonera, en cuestión de minutos. «Mi marido miró por la ventana, pasaba de las 11 de la noche y empezamos a ver focos, cada vez más cerca» recuerda. La única pista de escape tenía llamas a ambos lados, así que ella, con la movilidad limitada, se fue antes de que no hubiese salida. Su pareja y otros vecinos resistieron toda la noche evitando que el fuego llegase a las casas, con el suelo y el techo de madera. También salvaron a los animales.

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