El infierno de Valeria Quer tras la muerte de su hermana

«El asesinato de mi hija ha generado cuatro víctimas» , ha expuesto Juan Carlos Quer a preguntas de la fiscal Cristina Margalet. «Mi hija Valeria, que cuando desapareció su hermana tenía 16 años, una etapa vulnerable» sufrió «efectos demoledores». Desde la desaparición de Diana «la niña tuvo que dejar sus estudios» porque su hermana «era su compañera de vida y de juegos y de todo». Después de que un juzgado le concediera la custodia de Valeria a su padre, «la puse con psicólogos». «El dolor emocional era tan brutal que un día cogió un mechero y se hizo quince quemaduras en el brazo sin hacer un gesto de dolor, simplemente para aliviarse y sacarse el dolor tan brutal que tenía por la desaparición de su hermana», ha relatado. Algunos de los miembros del jurado se han cubierto la cara con las manos.

«A partir de entonces la niña [Valeria] no tiene capacidad de concentración. Le entraban crisis de ansiedad y no podía centrarse en los estudios», ha continuado Juan Carlos Quer, «con su hermana desparecida nos vimos obligados a ingresarla en un hospital de salud mental donde permaneció tres meses , prácticamente hasta las fechas previas a la llegada de la Navidad. Se te parte el alma». El padre de Diana ha lamentado que «una niña que era feliz, espontánea» ha dado paso «a una persona que ha languidecido, que no quiere mantener relaciones sociales con nadie, básicamente recluida en casa, y cuando sale hay que contenerla porque tiene miedo». «Estas son las secuelas que han generado la actuación de este individuo», ha resumido, «ha destrozado cuatro vidas».

Respecto a su situación personal, Juan Carlos Quer ha reconocido que «el impacto de la desaparición durante 500 días de un ser querido, de una hija, es demoledor . Dejas de trabajar, dejas de vivir, vegetas, te asaltan todos los temores. Dejas de vivir. Trastornos de sueño. No duermes una hora. Y eso se lo digo en un adulto estable y equilibrado como yo». El padre ha confesado que no trabaja «desde hace tres años» y que dedica todos sus esfuerzos a ayudar a su hija Valeria a recuperar una vida normal. «Vamos a un psicólogo tres o cuatro veces por semana», ha detalado, «sé que va a llevarme varios años hasta que pueda conducirse de manera normal» . Además, ha apuntado que «si tengo fuerzas», desarrollará «una fundación que lleve el nombre de mi hija Diana» para «el apoyo de los desfavorecidos y desaparecidos, porque un juez te archiva una desaparición y no pasa nada».

El relato se ha producido en una atmósfera de recogimiento y angustia. « Desafortunadamente, mi hija ha muerto en el modo más cruel que puedo imaginar , y nosotros vivimos en vida la pena más cruel que se puede imaginar. Esa es la actuación del supuesto señor que se ha sentado en el banquillo».

Más breve ha sido la intervención de la madre de la joven fallecida, Diana López-Pinel. Antes siquiera de responder a las preguntas de las partes ha intentado dirigirse al presidente del tribunal para protestar por acudir al juicio «en blanco», al no tener supuestamente acceso al sumario del caso. Es la misma protesta que trasladó a los medios a su llegada a los juzgados por la mañana. Sin embargo, el presidente Angel Pantín ha frenado en seco su pretensión. «Los problemas con su abogado quedan fuera de aquí», ha zanjado de raíz.

López-Pinel ha roto a llorar al recordar a su hija Diana. «Mi hija era una niña tremendamente bondadosa» , ha manifestado entre sollozos, «era un ángel. Era una niña muy miedosa, no podía ni ver películas de terror porque le daban pavor. Era una niña muy fráfil, siempre lo fue, nació muy prematura. Lo sabrá su asesino, ¿verdad Chiquilín» , momento en el que se ha encarado al acusado, y ha sido de nuevo apercibida por el presidente del tribunal. «Si lo vuelve a hacer será expulsada del tribunal». La madre ha asentido y ha continuado. Sin embargo, al levantarse la sesión, López-Pinel ha intentado encararse con el Chicle cuando este abandonaba la sala , y a un metro uno del otro se han interpuesto varias personas para evitar un incidente.

Este martes ha empezado en la Audiencia Provincial de La Coruña, en su sección sexta con sede en Santiago de Compostela, el juicio por el secuestro y posterior muerte de Diana Quer en agosto de 2016, del que responde como único acusado José Enrique Abuín. «El Chicle», autor confeso del crimen, deberá responder ante las acusaciones de asesinato y agresión sexual que formulan tanto la Fiscalía como la acusación particular que ejercen los padres de la joven madrileña. La acreditación de la violación es uno de los elementos determinantes para que se le pueda imponer la pena de prisión permanente revisable , como sostienen las acusaciones. La versión de Abuín, de la mano de su abogada, es que se trató de un homicidio imprudente al ser sorprendido mientras robaba gasolina.

En esta primera jornada de juicio han tomado la palabra en primer lugar los letrados de las distintas acusaciones para exponer ante los miembros del jurado popular sus respectivos alegatos. Seguidamente declarará Abuín como único acusado del crimen. Tras él, en calidad de testigos, han tomado la palabra Juan Carlos Quer y Diana López-Pinel , los padres de la joven. El juicio, que ha arrancado este martes con medio centenar de testigos y cuarenta peritos llamados a declarar, se prevé que se prolongue hasta el 21 de noviembre.