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Ferraz evita responder a la dura diatriba de Felipe González en 'El Hormiguero' porque cree que es lo que busca

El PSOE decreta mutismo hasta el 9-J sobre las críticas hacia Sánchez y Zapatero de su histórico líder

Sánchez critica que Feijóo se abre a entenderse con Meloni: «Es muy grave»

Felipe González y Pablo Motos en el programa 'El Hormiguero' ABC
Mariano Alonso

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«Ningún comentario». Era la primera reacción ayer en Ferraz cuando se preguntaba por la entrevista de Felipe González la noche anterior en 'El Hormiguero' (Antena 3), uno de los programas de mayor audiencia en España. De manera algo más intencionada, un alto cargo de la cúpula socialista concluía tirando de refranero que «no hay mayor desprecio que no hacer aprecio». La estrategia es clara y medida, evitar el cuerpo a cuerpo con el expresidente y ex secretario general, ante la sospecha de que es lo que podría estar buscando.

La actual Ejecutiva Federal ha expulsado del partido a dirigentes históricos como su exlíder en el País Vasco, Nicolás Redondo Terreros, o el expresidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, quienes en los últimos tiempos han lanzado críticas similares al partido y a su líder e incluso más suaves en algunas ocasiones. Pero González, como también el exvicepresidente Alfonso Guerra, igualmente crítico con la actual dirección, son palabras mayores. La relaciones están rotas desde hace tiempo, pero de momento la dirección del partido evitará entrar en polémicas. Y más en plena campaña electoral.

«Una cosa es gobernar y otra estar en el Gobierno»

Felipe González

Expresidente del Gobierno

Las críticas del expresidente del Gobierno –la figura más importante de la historia centenaria del PSOE, sólo con permiso de quien lo fundó en el siglo XIX, Pablo Iglesias– no son nuevas y por tanto no pillaron por sorpresa al partido, pero la diatriba de González en una hora larga de entrevista con Pablo Motos contra Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero, los otros dos presidentes socialistas en la democracia, superó los peores augurios. Coincidiendo además con el arranque, ayer mismo, de la campaña para las elecciones europeas del próximo 9 de junio.

González dudó del liderazgo de Sánchez por el episodio de su amago de dimisión a finales de abril y aseguró que nunca se creyó que realmente pensase en dimitir. Y con Zapatero fue enormemente duro, acusándole de haber «dejado solo a Rubalcaba» cuando salió del Gobierno en 2011 y el PP ganó por mayoría absoluta, y de haber entregado una «herencia terrible» para el PSC. Sólo Salvador Illa, al que dijo conocer desde «hace muchos años», se salvó de la quema. Y también el líder de los socialistas en Aragón y expresidente de esa comunidad, Javier Lambán. El programa alcanzó casi un 20% de cuota de pantalla, con una media de 2,5 millones de espectadores. Fue el cuarto programa más visto de 'El Hormiguero' de la temporada.

Toda esa audiencia pudo ver a Felipe González entrar con un ejemplar de la Constitución en la mano que no paró de blandir y de citar en varios pasajes, en uno de ellos para recordar que la Carta Magna fue enormemente votada en 1978 en Cataluña. «A lo mejor se enteran Puigdemont y Aragonès de que fue más votada que en ninguna otra parte de España», espetó a los líderes independentistas. Igualmente, criticó de manera muy acerada la forma en que Pedro Sánchez dirige tanto el Ejecutivo como su partido. Lo primero porque «una cosa es gobernar y otra estar en el Gobierno» y lo segundo porque, a su juicio, en el PSOE «se acabó» el debate interno.

«Tono hiriente»

Los dirigentes socialistas que ayer no tuvieron más remedio que pronunciarse, porque se vieron preguntados por ello, lo hicieron con cautela. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en una entrevista en RAC1, lamentó el «tono hiriente» del expresidente y el titular de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, señaló, ciñéndose a la directriz del partido, que «no tengo nada que decir». En su primer día como candidata socialista a las europeas, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se limitó a replicar que el liderazgo de Sánchez «está fuera de toda duda» y que el «sentir de la militancia» no coincide con el de González, a quien calificó como alguien del pasado. Unas palabras que encontraron réplica inmediata en el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quien le espetó a Ribera que «ella jamás será parte de la historia de España».

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