El Ejecutivo de Pedro Sánchez bate todos los récords de opacidad

En el caso del último Ejecutivo de Mariano Rajoy, entre 2015 y 2017, sólo consta el incumplimiento de 2 reclamaciones. En 2018, año gobernado hasta la moción de censura de junio por los populares y de ahí en adelante por los socialistas, hubo otras 13.

Esta opacidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez se debe a una «falta de compromiso» real de su Ejecutivo en materia de transparencia. Esa es la valoración que hace Manuel Villoria, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en Transparencia y Buen Gobierno, que participó en la redacción del IV Plan de Gobierno Abierto que el PSOE promocionó a principios de la actual legislatura.

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«Es verdad que hay muchas demandas de información, pero cuando el propio Consejo dice que esa información debe entregarse, el Gobierno lo lleva a los tribunales. Esto indica que no había mucha voluntad de responder a preguntas que podrían ser complejas para ellos. Sin embargo, es su obligación hacerlo y facilitar la información», apunta Villoria. En ese sentido, a pesar de que defiende que el IV Plan de Gobierno Abierto -asumido por la mayoría de partidos- ha funcionado bien, afirma que la actitud del Ejecutivo en temas de transparencia específicos «ha ido regular».

«No ha habido grandes avances. Se ha reforzado el Consejo de Transparencia presupuestariamente, pero ha habido incumplimientos del derecho de acceso. No se ha dado la información, se ha ido contra el criterio del Consejo, se le ha llevado al contencioso en demasiadas ocasiones. Sobre diez, le pondría un cinco», puntualiza.

Cuando las administraciones deniegan esa información, los ciudadanos pueden recurrir al CTBG para reclamar, pero los citados datos recogidos por este órgano demuestran la falta de voluntad del Ejecutivo de Sánchez por dar a conocer sus acciones, y la clara diferencia respecto al anterior Gobierno liderado por Mariano Rajoy.

Al ser preguntado sobre la divulgación de información acerca de decisiones concretas de la actual legislatura en coalición, como el apoyo armamentístico en la guerra de Ucrania o el giro drástico en política exterior respecto al Sahara Occidental, Villoria comenta: «Hay que distinguir. En la guerra hay una serie de compromisos con la OTAN que hacen que la informacion no sea muy fluida. Ahora, con respecto al Sahara, ahí hay muchos datos que no están nada claros».

El experto se pregunta por qué ese giro político se hizo tan rápido o qué compromisos obtuvo el Gobierno español a cambio. «No lo sabemos, pero creo que el 'lobby' marroquí ha tenido mucha influencia». Comenta que los países interesados en ejercer influencia en otros contratan asesores internos especializados: «Parece ser que hay una empresa dedicada a ello que dirige el antiguo ministro socialista Pepe Blanco que tiene como cliente al Reino de Marruecos, pero no sé qué influencia habrá podido tener».